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POR GABRIELA CHOMER

EL RINCONCITO DE LA CONSENTIDA Qué pequeña es la luz de los faros

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Tras su exitosa gestión del fin de semana para el Día del Deporte, en el que reunió a más de 3 mil personas en el Estadio Elías Figueroa de Playa Ancha, el seremi Leandro Torres fue congratulado por todos sus pares (bueno, no todos, pero sonaba mal). Y como ahora se cree influencer, el puchuncavino se dio cuenta de que no era necesario acarrear gente en buses como para los Panamericanos, por cuanto su magnético carisma y fabulosa estampa (ha bajado como 36 kilos y medio) bastan. El domingo, cuentan desde la Delegación, sólo le faltó ponerse las patas de colores que ocupó Camila Vallejo para andar en bicicleta y jugar vólei.

A propósito de Vallejo, su padre Reinaldo, quien pretende ser alcalde de Algarrobo como candidato del Partido Comunista, fue medianamente famoso en los años ochenta como actor de teleseries tales como Alguien por quien vivir, en la cual interpretaba a Federico Sonnenberg, hijo de una familia de clase acomodada que cruzaba sus destinos con otras dos de distintos estratos sociales, tema relativamente tabú en la época. Vallejo era hermano de Claudia di Girolamo e hijo de Sillvia Santelices. El estelar, en todo caso, lo tenía el hoy aproblemado Cristián Campos, pero con una chasca de campeón.

El que se ha hecho de rogar, pero tampoco tanto, es el arquitecto Iván Poduje Capdeville, de quien todos los medios nacionales han publicado que no es de la zona, pero en lo cual están muy equivocados. Titulado de arquitecto en la PUCV, viñamarino por adopción, evertoniano (como bien puede verse en la fotografía lateral) y miembro de cuanta apuesta urbanística existiera (Metropolítica, Observatorio Valparaíso, Parque Barón), Poduje ya tendría casi convencidos a los partidos de la centroderecha para que lo unjan como candidato único y, más importante que eso, a su señora, Carolina Iribarne, quien según los entendidos es la que verdaderamente manda en la casa.

Siguiendo con las elecciones, cada vez parece valer menos la supuesta votación que se hizo el sábado 6 de abril en la Casa Degli Italiani de Quillota por parte del Consejo Regional de Renovación Nacional. En ésta habría resultado ganador Carlos Williams como carta para Viña del Mar, en desmedro del excura Marcelo Catril y el exintendente Raúl Celis. Si bien ninguno de los tres asistió, sólo Williams da por válido el sufragio. Algo igual ocurrió con los aspirantes a gobernador regional, donde se impuso el exdiputado Luis Pardo, quien en estas mismas páginas aseguró que no existe ninguna duda de que él es el candidato de RN y Evópoli, cosa que no le gustó al consejero regional Percy Marín. Éste tampoco da por válida la cada vez más dudosa votación del citado lugar de eventos de calle Blanco. En rigor, sólo fueron publicados por un espurio sitio web vinculado a una facción del partido, que suele inflar sus métricas, piratear información, fotos y arrancar párrafo por medio con el barbarismo "y es que".

Quien definitivamente se convirtió en superwoman después de renunciar a la cuasisecta de Transformar Chile es la alcaldesa de Villa Alemana, Javiera Toledo, a quien hasta le volvieron los colores a la cara y la megasonrisa al rostro, tal como ese rey de El Señor de los Anillos al que su asesor Lengua de Serpiente le había chupado el alma hasta dejarlo seco. Esta semana se lució en la primera Gran Feria de Salud de Villa Alemana en la plaza Belén y va con todo por la reelección, más aún ahora que al exalcalde José Sabat no lo dejaron en la casa ir por el bis.

Jorge Esteban Sharp Fajardo, por su parte, se pasea por la Seatrade de Miami aún sin saber si alcanzó a juntar las firmas (parece que no) para la constitución de Transformar como partido y con la súper propuesta al oficialismo de llevarlo como candidato único a alcalde por Valparaíso, pero sin garantizarles que iría él: es decir, podría dejar a la Dideco Carla Meyer, a quien ha inflado por todos lados, poniéndola hasta como rostro de las rebajas municipales en bencina. Asimismo, Jorge Esteban subió el otro día un estupendo video junto a su prima cantando "Tumbas de la gloria", de Fito Páez, recibiendo grandes halagos como "cantas igual que tu gestión, como el xxxx" o "¿cómo desveo esto?".

En Concón, en tanto, la candidata a alcaldesa de Evópoli, María José Aguirre, sumó ayer el cariño de los diputados RN Andrés Celis y Andrés Longton, con lo que se descontaría el apoyo de este partido en unas eventuales primarias. En las mismas también estarían Sandra Contreras (UDI) y Pablo Rojas (Indpte.) Republicanos insistiría con Gabriela Orfali y Ricardo Urenda consigo mismo para así fragmentar aún más a la centroderecha y volver a servirle el plato de arvejas hervidas con tomate a Freddy Ramírez.

Últimos atardeceres en la Tierra

POR FERNÁN RIOSECO, ABOGADO
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Según el Mahabharata, una de las dos epopeyas fundamentales de la India, actualmente estaríamos viviendo el Kali Yuga: la cuarta etapa del ciclo de yuga, donde el alma adquiere un tono negro y el mundo se halla en un estado calamitoso. Varias religiones antiguas, entre ellas el hinduismo, creen en un ciclo descendente desde un estado de perfección espiritual y abundancia material (edad de oro) a uno de ignorancia y escasez (edad de hierro). La buena noticia es que una vez que termine el Kali Yuga, un cataclismo restablecerá el dharma y un nuevo ciclo tendrá lugar. Una nueva edad de oro para la humanidad; si no nos extinguimos antes, claro está.

Como en toda etapa oscura, las señales son confusas y contradictorias. Lo que se tenía por cierto, de pronto deja de serlo y se normaliza la indiferencia: ante las reglas, las autoridades, los actos y las personas. Ibn Asad describe el Kali Yuga como una fase en la que "los gobernantes serán, en su mayoría, de bajísima cuna. Serán tiránicos dictadores. Se matará a los fetos y a los héroes. Los artesanos querrán desempeñar el papel de los sabios, los sabios el de los artesanos. Los ladrones se convertirán en reyes, y los reyes en ladrones. Raras serán las mujeres hermosas. Se extenderá la promiscuidad. La armonía social desaparecerá por todas partes".

Para escapar de esta violencia (si acaso se puede escapar de ella) quiero refugiarme en los libros. Cae en mis manos un conjunto de cuentos de Roberto Bolaño. Los relatos en general son flojos, salvo tres en los que Bolaño roza al narrador genial que escribió Estrella distante y Los detectives salvajes. El cuento se llama Últimos atardeceres en la tierra y narra la historia de B y el padre de B, dos chilenos extraviados en el D.F. mexicano que se toman unas vacaciones improbables en un Acapulco espantosamente real, espantosamente latinoamericano.

Con singular maestría, Bolaño arma un relato en el que parece no estar sucediendo nada, pero está sucediendo todo. Hay una tensión narrativa que genera ansiedad y cierto desasosiego. Algo va a suceder y todos saben que no será bueno. El lector aguarda, inquieto, la inevitable explosión de violencia que se insinúa en cada página hasta que llega el desastre.

El final es como todos los finales: "Comienzan a pelear".

Un fantasma recorre Europa: el fantasma de la guerra mundial. Si sólo fuese Europa, habría alguna esperanza. Pero está China mirando a Taiwán; Irán a Israel; Rusia a la OTAN; Corea del Norte a Corea del Sur y Japón; India a Pakistán; y hasta Venezuela a Guyana. A este cóctel amargo se suma el terrorismo de Hizbulá, Hamás y Dáesh; las guerras civiles y conflictos armados a gran escala en Somalia, Burkina Faso, Sudán, Yemen, Myanmar, Siria y Nigeria; y el crimen organizado que amenaza los cimientos de las frágiles democracias de América Latina. El panorama, más que desolador, es apocalíptico.