Trabajo invisible
Joaquín García-Huidobro
Muchas veces los profesores buscamos cosas raras. Hace unos días necesitaba encontrar información sobre un jurista filipino del siglo XVIII. Afortunadamente, alguien en Wikipedia se había interesado por él y pude resolver mi problema. Al abrir la página apareció un aviso donde me pedían una donación. Me llamó la atención que los montos que proponían eran muy pequeños comparados con las veces en que consulto ese sitio para buscar cosas tan diversas como el año del mapa de Juan de la Cosa, el más antiguo donde aparece América, o la filmografía completa de nuestro cineasta Miguel Littin.
La mente se me fue varios siglos para atrás, a la figura de Isidoro de Sevilla. A comienzos del siglo VII, él escribió sus Etimologías, una obra enciclopédica donde pretendía resumir todo el conocimiento de su tiempo. Su trabajo fue muy influyente en toda la Edad Media, aunque tenía algunos problemas. De partida, tuvo que escribirla él solo y, además, aunque su biblioteca debe haber sido muy buena, no habrá pasado de trescientos libros, en el mejor de los casos podría haber consultado una de dos mil volúmenes.
La apuesta de Wikipedia es muy original, porque pretende que hagamos un proyecto semejante al de Isidoro, aunque entre todos y en múltiples idiomas. Un trabajo de hormigas, pero inteligentes. Además, mientras un manuscrito de las Etimologías costaba una fortuna, porque alguien debía copiarlo a mano, Wikipedia es gratis. No me refiero sólo a que no debamos pagar por ver sus contenidos, sino a que la gente que escribe una voz en esta enciclopedia o la corrige dedica mucho tiempo a hacerlo y no recibe ninguna retribución. Ni siquiera aparece su nombre en el texto que leemos. Tampoco tiene publicidad, porque se financia con donaciones.
Hoy nos parece todo esto muy normal, pero en sus inicios, en 2001, muchos deben haber pensado que Jimmy Wales y Larry Sanger, sus fundadores, estaban locos: no parecía posible llevar a cabo el proyecto de colaboración intelectual más grande de la historia sobre la base de la gratuidad y el desinterés.
Muchas veces se nos dice que lo único relevante en nuestra sociedad es lo que se refiere al dinero, la influencia o el poder. Sin embargo, recuerdo haber oído hace muchos años al filósofo Alejandro Llano formular una pregunta desconcertante: ¿Qué sucedería si en este momento hubiera en el mundo una "huelga de solidaridad"? Imaginemos que, a partir de este instante, ya nadie realiza nada por simple buena voluntad; que se deja de hacer favores, y que cada uno se limita a llevar a cabo sólo aquello a lo que está obligado por un contrato o por la ley. Pienso que todo el edificio social se viene abajo si le quitamos el cemento de la solidaridad.
Sólo un ingrato incorregible podría negar que gran parte de lo que somos lo debemos a la generosidad de otros. Muchos de ellos son unos completos desconocidos, a los que nunca volveremos a ver, como ese bombero que apaga un incendio en un lugar cercano de nuestra casa, o aquel que nos enseña algo en un tutorial de YouTube. Otras veces se trata de personas muy cercanas, que hicieron mucho más de lo debido, incluso cuando ni siquiera podíamos hablar para darles las gracias.
El año pasado me tocó ver el caso de una mamá que había pasado más de 200 días en el hospital acompañando a su hijo de pocos meses que estaba enfermo. Lo hacía con toda naturalidad, como algo evidente, y siempre con una sonrisa, aunque muchas veces no podía ocultar su cansancio. Esa guagua alguna vez crecerá, pero es imposible que sepa lo que se hizo por ella. Nadie podría pensar: ¿Y para qué acompañar a alguien que no es consciente de ser acompañado? Esa pregunta no tendría sentido.
Es verdad que también existe el egoísmo, la frescura, la flojera o incluso la traición. Todo está mezclado en nuestro mundo, como también sucede en internet, donde existen cosas tan disímiles como Wikipedia o clases gratuitas sobre todo tipo de materias, hasta gente que se dedica a difundir la pornografía o la violencia. Sin embargo, porque hay de todo, no es justo que no valoremos el trabajo que hacen esas variadas hormigas solidarias que mantienen nuestro mundo en pie.