La Cuenta Pública del alcalde Sharp
Quizás sea la última, quizás no. Pero lo cierto es que la Alcaldía Ciudadana, cual secta, está plenamente convencida de todo lo que dice.
Cuentan que para la última Feria Internacional del Turismo de Valparaíso (Fitval) realizada el 26 y 27 de abril en el Terminal de Pasajeros (VTP) de la ciudad, a la cual lamentablemente no concurrió mucha gente, el alcalde Jorge Sharp ya habría comenzado a socializar entre las delegaciones -específicamente la de Córdoba, Argentina- que el proyecto de Alcaldía Ciudadana se mantendrá, pero esta vez sin él como cabeza visible. Ello, en términos simples, refuerza el secreto a voces de que el puntarenense optaría por no ir a la reelección, privilegiando otra aventura política no definida, pero que bien podría ser el Senado.
Acaso por ello su ¿última? Cuenta Pública llevada a cabo esta semana en un Teatro Municipal repleto puede que sea tan simbólica. En la misma los directores de Operaciones, Christian Órdenes; de Género, Mujer y Diversidades, Tania Madriaga; de Vivienda, Barrio y Territorio, Luis Álvarez; y de Salud, Mónica Riveros, antecedieron a la más aplaudida de la noche, la directora de Desarrollo Comunitario, Carla Meyer, tal vez la carta elegida por Sharp para ser la candidata a alcaldesa que prolongue su gestión y legado. En su discurso, Meyer destacó la "alianza social" con la población, reivindicó la participación de los pueblos originarios, adultos mayores, niños (y niñas) e inmigrantes, y la repetición de los nuevos mandamientos de Sharp: "No robar, no mentir, no traicionar y no olvidar". Sobre todo, no olvidar.
Siempre en ese relamido tono laudatorio, Alejandro Escobar, de Secpla; Adriana Saavedra, de Desarrollo Económico; Sebastián Redolés, de Cultura; Rafael Torres; del Palacio Baburizza (quien también saludó mandatoriamente a "todas y todos"), Macarena Carroza, de la Corporación Sitio Patrimonio; y Eduardo Riquelme, secretario de la Cormuval, exhibieron lo que estiman sus logros con genuino orgullo.
Para finalizar, el alcalde Sharp habló de su proyecto colectivo, disparó contra la derecha y los medios de comunicación, estableció un "rotundo no a la violencia" y apostó por "la cultura de la vida por sobre la de la muerte". Asimismo, barrió -sin nombrarlos- con Nicolás Ibáñez y Sebastián Piñera ("empresario que quería arrasar los cerros con sus edificios... defendimos la ciudad cuando un Presidente le declaró la guerra a un país"), aseguró que "las manos limpias no se han ensuciado", que "los cerros están protegidos de las inmobiliarias", los parquímetros son administrados por el municipio y "las cuentas, saneadas".
Ahora viene, dijo, la transformación social y económica final, la cual se basa peligrosa y exclusivamente en el Acuerdo por Valparaíso y su supuesta inversión de 600 millones de dólares. En resumen, la ciudad está bien, muy bien.
Ahora, siempre según el alcalde y sus directores, viene lo mejor.