La caída de un 8,4% en la producción manufacturera del mes de marzo cierra un primer trimestre para el olvido en la Región de Valparaíso, que suma las bajas de 8,6% en enero y 5,5% en febrero. Si esta nueva señal económica es preocupante, la inquietud crece cuando se aborda el detalle del índice y se descubre que la principal incidencia negativa correspondió a la fabricación de productos de caucho y de plástico, que tuvo un desplome de 19,7% durante el tercer mes del año. No alivia demasiado la explicación del presidente de la Asociación de Empresas Región de Valparaíso (Asiva), Gerald Pugh, quien precisó que la producción industrial tiene ciclos internos que suelen presentar un lento inicio de año, para luego recuperarse durante el segundo semestre, porque dadas las condiciones actuales de la economía regional es difícil prever una pronta recuperación de la industria manufacturera. Las proyecciones que anticipan un aumento de precios en los insumos y la desaceleración de la economía global, configuran un panorama sombrío para la producción local y hacen prever que los tiempos que ajustes económicos se mantendrán el resto del año. Particular alarma despierta el protagonismo que tiene en este indicador el cierre de algunas plantas clave del rubro plásticos debido al megaincendio que afectó a varias empresas del barrio El Salto. Esto significa que se deben redoblar los esfuerzos conjuntos entre el Gobierno y el sector privado para que las ayudas directas e indirectas a las firmas afectadas puedan llegar en formas y tiempos adecuados. A dicho acompañamiento deben sumarse otras medidas, porque en los últimos meses se ha reforzado la percepción de que la Región de Valparaíso comienza a quedarse atrás en el proceso de recuperación económica que experimenta el país en varios de sus indicadores. Esta situación no sólo es injusta para los habitantes de la zona, sino un dato revelador sobre la eficacia de nuestras autoridades en tiempos de crisis.

El Banco Central entregó, recientemente, la información preliminar de las Cuentas Nacionales, durante el año 2023, para las regiones de Chile, desagregando que el PIB "creció en once de las dieciséis regiones del país, registrándose un alza de 0,2% del PIB para el total nacional. En el caso del consumo de los hogares, se observó una caída de 5,2%, resultado que fue negativo en todas las regiones del país". La Región de Valparaíso registró en el 2023 "una variación de 0,1%, donde el crecimiento de la industria manufacturera y los servicios personales fueron compensados por el transporte. El consumo de los hogares, por su parte, presentó una caída de 6,2%, en línea con el menor gasto en bienes no durables y durables".

Los datos entregados por el Banco Central para las regiones de Chile durante el 2023 reflejan una caída relevante en el crecimiento del año pasado, pero el crecimiento del país ha tenido una tendencia clara de estancamiento en la última década. En efecto, si analizamos la tasa promedio de crecimiento del PIB anual entre los años 2013-2023, alcanzó un 2,0%, mientras que el PIB de nuestra Región de Valparaíso registró una tasa media anual de 1,1%, es decir, casi la mitad del país. Si analizamos el PIB per cápita como un indicador indirecto del bienestar de la población, nos registra que para el país hubo sólo un año en que el PIB por habitante cayó y fue en el año 2020, en plena pandemia global; pero para la Región de Valparaíso el PIB per cápita ha sido sistemáticamente inferior al del año 2013, con la sola excepción del 2022. En otras palabras, el PIB por habitante de nuestra región ha sido prácticamente menor al del año 2013, durante prácticamente una década, y si miramos el PIB per cápita normalizado de nuestra región al 2023 fue equivalente a 81, es decir, 19 puntos bajo la media nacional.

El 19 de abril tuvimos un conversatorio denominado ¡Volvamos a hablar de desarrollo!, organizado por la Escuela de Ingeniería y Negocios de la UVM y EIVA, Ecosistema de Emprendimiento guiado por la Innovación de la Región de Valparaíso, donde una de nuestras orientaciones estratégicas apuntaba a que "se requiere recuperar urgentemente la trayectoria del crecimiento regional para que, al menos, sea equivalente al crecimiento del producto nacional en los próximos cinco años y lograr alcanzar a fines de esta década un PIB por habitante que sea un 10% más alto que el actual, normalizado en 81".

Siempre es interesante recordar algunas conclusiones de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad que en un estudio reciente nos reseña que el "principal factor que explica la caída del crecimiento es la desaceleración en el crecimiento de la productividad total de factores (PTF), seguida por la caída de la tasa de crecimiento de capital". En esta perspectiva, comparto plenamente la opinión del destacado economista Vittorio Corbo en un reciente artículo: "La PTF aumenta con la incorporación de tecnologías más productivas y la mejora en la asignación de recursos que facilitan la reasignación de mano de obra y el capital hacia empresas más productivas. La adaptación y adopción de tecnologías más productivas se promueve con políticas que fomenten la formación de capital humano y una mayor interacción entre centros de innovación y empresas".