Viña del Mar se encuentra ante de desafíos urbanos dramáticos y encrucijadas que requieren respuestas concretas, acciones decididas y visión de ciudad. En este contexto, la reciente renuncia del director de Obras Municipales (DOM) ha suscitado preocupación y generado incertidumbre sobre el futuro de la gestión urbana en nuestra comuna.

En efecto, nos encontramos ante un momento crucial donde la continuidad de la tramitación de proyectos urbanos y habitacionales no puede verse comprometida y donde la certeza jurídica y claridad son imperativas para garantizar el desarrollo de la ciudad, desde la construcción de viviendas que se necesitan con urgencia hasta la habilitación de espacios públicos para la comunidad. Más aún con las inmensas carencias habitacionales y urbanas que enfrentamos.

Así, la ausencia de un liderazgo definido en la DOM plantea interrogantes sobre el futuro de la gestión y tramitación de proyectos. Y, desde esa perspectiva, lo central es que se establezcan lineamientos claros y se empodere a los funcionarios para asegurar la continuidad de las labores y garantizar un desarrollo urbano ordenado y sostenible.

Sin embargo, más allá de esta coyuntura, como gremio que tiene en el centro de su misión la calidad de vida de las personas, nos sentimos obligados a dirigir nuestra mirada hacia los desafíos estructurales mayores que enfrenta Viña del Mar en materia de desarrollo urbano.

La segregación y la exclusión urbana son realidades que debemos asumir. El crecimiento de los campamentos, las tomas y la falta de infraestructura básica y conectividad para miles de familias son síntomas de una precariedad urbana insoslayable. A ello hoy debemos sumar las urgencias de las miles de familias damnificadas por el megaincendio.

En este escenario, el proceso de elaboración del Plan Regulador Comunal (PRC) adquiere nueva relevancia. Tenemos la oportunidad única de diseñar un plan que promueva un desarrollo inclusivo y sostenible; que provea suelo para desarrollo habitacional, equipamiento urbano e infraestructura resiliente; y que garantice una ocupación integral y segura del territorio, con una visión de futuro; una visión de ciudad.

Como gremio, abogamos por una planificación urbana inclusiva y equitativa, que permita abordar estos desafíos de la ciudad. Para ello es crucial que este proceso involucre al municipio, a los privados y las organizaciones sociales, trabajando juntos para lograr resultados tangibles y obtener el respaldo de la comunidad, para el presente y el futuro.

Así, hoy nos enfrentamos a un desafío inmenso: erradicar los campamentos y las tomas, paliar el déficit de vivienda y garantizar un desarrollo urbano de calidad que devuelva la seguridad y la dignidad a todos los habitantes de Viña del Mar. Es hora de colaborar para construir entre todos una ciudad más justa, inclusiva y sostenible para todos y todas.

El Núcleo Milenio para el Desarrollo Integral de los Territorios - CEDIT (cedit.cl) acaba de presentar el primer Índice de Gobernanza Regional de Chile. La gobernanza se refiere al conjunto de condiciones bajo las cuales se ejerce el poder para organizar una sociedad. Una buena gobernanza es esencial para el desarrollo, porque implica reglas claras y que son hechas cumplir, así como un uso eficiente de los recursos públicos y con rendición de cuentas a la ciudadanía.

¿Se puede medir la calidad de la gobernanza? Sí, y hay organismos internacionales que la miden periódicamente a nivel de los países, lo que ayuda a implementar mejoras. Sin embargo, la gobernanza se ejerce a distintos niveles, entre ellos el regional. En Chile no hemos contado con indicadores de calidad de la gobernanza regional. Eso hasta ahora.

El índice que generó CEDIT para todas las regiones de Chile se construye a partir de percepciones ciudadanas en distintos ámbitos de la gobernanza, incluyendo la imparcialidad en la entrega de servicios públicos, la calidad de los servicios provistos y la probidad en la gestión pública. La información fue levantada entre los meses de noviembre y diciembre de 2023. Los datos fueron procesados siguiendo la misma metodología que utiliza la Unión Europea, para generar indicadores comparables internacionalmente.

A nivel internacional, los resultados indican que el promedio de las regiones de Chile se acerca a los valores observados en las regiones más rezagadas de Europa. Sin embargo, se constatan desempeños muy variables entre las regiones del país. El índice muestra a Los Ríos como la región con un mayor valor del índice y a Atacama en el otro extremo.

¿Y cuáles fueron los resultados para Valparaíso? La región se encuentra en la medianía de la tabla, con valores que se podrían considerar como "promedio" para el país, pero que en el contexto internacional calificarían como bajos. En detalle, Valparaíso presenta un buen desempeño relativo al resto de las regiones de Chile en la dimensión de imparcialidad en la entrega de los servicios públicos, con el cuarto mayor valor a nivel nacional. Respecto a la calidad de los servicios públicos, se observan valores ligeramente por sobre el promedio; y en el eje de probidad muestra valores bajo el promedio nacional (tercera más baja).

Dada la importancia de una buena gobernanza para el desarrollo regional, resulta fundamental monitorearla periódicamente, analizando su evolución y la de sus distintas dimensiones. El Índice de Calidad de la Gobernanza Regional en Chile es un primer paso en esa dirección. Se espera que este índice se replique en el tiempo y que sirva como un insumo para discutir sobre el tema, pero, sobre todo, para reforzar las capacidades para una mejor gobernanza en las regiones del país.