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DE TAPAS Y COPAS

POR MARCELO BELTRAND OPAZO, CRÍTICO GASTRONÓMICO
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Después de más de un año, volvimos al Bloom a ver y degustar lo nuevo, su evolución. Nos gusta volver a un restaurante y constatar que lo esencial no cambia, lo importante se mantiene, que es su comida y la atención. Con un servicio bien capacitado, pudimos degustar lo nuevo del Bloom y confirmar, nuevamente, que tiene una carta sólida, de excelente nivel.

Los cambios pueden tener diversas implicancias según el contexto en el que se produzcan. Para el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, que ha reflexionado sobre el concepto de "tiempo acelerado", vivimos en una época en la que la aceleración constante afecta nuestra percepción del tiempo y nuestra experiencia de la realidad. Esta aceleración puede generar ansiedad y agotamiento, ya que nos sentimos presionados por la velocidad y la eficiencia. Para Han, debemos resistir el agotamiento simplificando nuestra vida, ralentizando el ritmo y redescubriendo cómo pensar esta nueva época de tanto ruido de información.

Creo que una de las formas (no la única, sino que una de muchas) de resistir estos tiempos de rapidez es el compartir, el estar con otros y poder disfrutar de una buena comida y de una conversación fraterna. Sólo no se pasa la tormenta, pero acompañado sí. Nosotros lo hacemos y esa noche, en el Bloom, compartimos y disfrutamos de su carta.

Comenzamos con dos tragos, el Golden Ticket (ron Havaca 7 años, licor de lúcuma de la casa, syrup de harina tostada, zumo de naranja, albúmina, bitter Angostura de naranja); y el Amaro Julep (fernet Branca, hojas de menta, syrup simple, zumo de pomelo, zumo de limón, sellado con agua gasificada). Dos cocteles equilibrados y sabrosos.

El primero es un trago muy consistente, muy rico, que deja ese sabor característico de la harina tostada, pero además también sentimos el sabor de la lúcuma; el segundo cóctel, el Amaro Julep, es un trago fresco y que deja un retrogusto sutilmente amargo, donde todos los sabores se combinan perfectamente, convirtiéndolos en tragos complejos y bien elaborados.

Iniciamos con estos dos tragos y observamos que la decoración (que siempre nos gustó) sigue presente, la música estaba a buen volumen, por lo que podíamos conversar tranquilamente. En eso estábamos cuando llegó el primer plato a degustar, un Tiradito de roca ikura wakame (finos cortes de pescado de roca, acompañados de salsa cítrica tumari, toques de cebolla encurtida en zu, emulsión de palta, ikura y wakame). Estos delicados cortes de pescado de roca encierran más sabor de lo que uno se puede imaginar, donde la salsa cítrica hacen el contrapunto perfecto, aderezando y llenando de sabor el pescado. Nos sorprendió este plato, primero por los cortes del pescado (excelente técnica), luego por los sabores delicados que logran, que al combinarlos construyen algo distinto y delicioso. Para estos platos quisimos maridar con un chardonnay Casas del Bosque, que acopla y cierra perfectamente los sabores finales.

Cambiar también es adaptación, es comprender que el medio, el contexto es dinámico. Uno cambia y mantiene lo esencial, lo importante, ese es el secreto. Bueno, sigamos con la degustación. Afuera, la noche estaba muy fría, pero adentro había calidez. Continuamos con un Futomaki de chicharrón (relleno de pescado de roca marinado en leche de tigre, camarón, masago, criolla, toping de salsa zu y chicharrón de pescado). Estos rolls se deshacen en la boca, invadiendo todo de sabor, de muchos sabores, más el chicharrón que le da el toque original al plato. Es interesante lo que se puede hacer con estas preparaciones, cómo la imaginación y la experiencia logran combinaciones de sabores únicos. Si hay algo que nos sorprende es justamente eso, la originalidad de los sabores. Felicitaciones por eso. Luego vino el turno al Salmón Batayaki (salmón Batayaki sobre plancha de arroz al ají amarillo, con mariscos flambeados en pisco y toques de limón de pica). Este salmón estaba realmente rico, muy bien cocinado, pero además el arroz era una explosión de sabor. Este plato lo sugiero que sea consumido entre dos: es una buena porción, pero sobre todo al compartir una comida se disfruta mucho más, dos viviendo la misma experiencia, dos sintiendo algo distinto o similar. Al comer el salmón, este se puede apreciar completamente, con esa grasitud y ese sabor algo metálico al final, pero sobre todo su textura. Pero si después lo unimos al arroz, el descubrimiento es total, ya que se juntan sabores y texturas que crean sabores nuevos. Muy rico.

Y para terminar la comida, quisimos probar otra de las novedades, por lo que pedimos unos Tacos de Setas Hoisin (cuatro masas fritas en taquera rellanas de un mix de setas salteadas con hoisin, salsa de alcachofa ahumada y shishimi. Estos tacos son toda una novedad en las nuevas propuestas de esta carta. Tacos llenos de sabor y crujencia, también, perfectamente para compartir y disfrutar. Claramente, los nuevos platos que se incorporan a la carta son toda una novedad, tanto en sabores, gracias a sus combinaciones, como en la presentación.

Mauro Boss nos contaba que estos platos son lo nuevo de la carta, que han seguido la misma línea que nosotros conocimos hace más de un año, pero ahora, con más experiencia, son capaces de adentrarse en otros productos. Pero además nos dijo que ya tenían sánguches y otros productos que se ofrecían para delivery, algo que antes no tenían.

Bueno, para finalizar, los postres, por lo que elegimos Mochis (variedades de mochis artesanales de temporada para degustar, acompañados de una fina tierra de té macha y finas perlas de dulce ají verde con gel de maracuyá). Pero primero expliquemos qué son los mochis: son pasteles dulces de arroz con forma redondeada y textura gomosa. Se preparan a partir de arroz cocido al vapor, que luego se machaca. La masa resultante se moldea en bolitas y se hornea o hierve. Estos en particular estaban deliciosos, ya que el relleno (durazno, mango y frutos rojos) estaban suaves y de un dulzor medio y la combinación muy sabrosa; y junto a los Mochis probamos el Mousse de chocolate blanco, con relleno de dulce de maracuyá, servido con una base de dulce de vainilla, cubos de gel de mango, galletas crujientes con merengue italiano flameado, acompañado de helado de frambuesa). Este postre (al igual que los mochis) estaba excelentemente bien elaborado, a la altura de su cocina, ya que salen de lo tradicional y eso se agradece. Creo que los postres tradicionales están muy bien, pero si se tiene una cocina innovadora, también los postres deben serlo. Acá en el Bloom es así. Este Mousse estaba muy rico, con textura, mucho sabor y ese toque fresco que logra el helado.

Nos alegra cuando los restaurantes van evolucionando y se adaptan a los tiempos, más aún cuando este tiempo es tan vertiginoso y rápido. El Bloom Nikkei lo está haciendo, se adapta con nuevos platos, nuevos sabores, con nuevas propuestas gastronómicas. - Bloom Nikkei Bar

- Av. Borgoño 15480, Reñaca.

- www.bloomnikkeibar.cl


La evolución equilibrada del Bloom Nikkei Bar