LA TRIBUNA DEL LECTOR Imagen de futuro para la Región
POR ALFONSO SALINAS, PRESIDENTE DE ASIVA
Durante un gran periodo de la historia, la noción de utopía jugó un rol preponderante a la hora de movilizar voluntades colectivas. Así, durante dos siglos, visiones idealizadas de la sociedad -como la socialista, la liberal y autoritarismos de distinto signo- dominaron el debate público.
Pero el fracaso de los socialismos reales (aunque todavía haya unos pocos que parecieran no conformarse) puso fin a la era de las utopías modernas. Sin embargo, la necesidad de contar con un norte, un fin ambicioso que inspire y movilice voluntades, sigue jugando un papel relevante en los emprendimientos humanos. Así, toda planificación estratégica demanda una visión y una misión, y en los años recientes se ha popularizado la idea de un propósito que sintetice y dé sentido a los quehaceres de toda organización y, sobre todo, a sus miembros. Esta reflexión es válida para nuestra región. Si hay algo que nos hace falta es una imagen de futuro que nos inspire.
El ejercicio debe ser ambicioso, pero no voluntarista; debe mostrarnos algo posible de alcanzar, como conjunto, de aunar esfuerzos y trabajar para lograrlo. Me animo a señalar algunos elementos. Nuestros puertos están enredados en su desarrollo hace más de una década. Imaginemos el puerto de Valparaíso materializando su proyecto de expansión y potenciando a la vez a la ciudad y sus barrios patrimoniales; y lo mismo San Antonio con su propio proyecto. Imaginemos que entre ambos constituyen un gran frente portuario en el Pacífico que le permite a Chile aprovechar en plenitud su condición marítima y enriquecer el intercambio comercial con el resto del mundo.
Y a esto, sumar la consolidación del Puerto Terrestre de Los Andes, con una vía expedita y bien conectada con la costa y con Argentina. En el caso de la bahía de Quintero, imaginemos que la zona mejora en forma objetiva sus índices ambientales, que atrae más inversiones industriales (en vez de cerrarlas), junto con mejorar las condiciones sociales y de calidad de vida de su población. Sumemos en esta visión un impulso a la agricultura del interior de la región y una pesca artesanal moderna y sostenible. Cada uno de estos casos es más que posible: existe la tecnología, los casos de negocios y el capital humano para hacerlo.
Nuestras playas podrían estar todas bien cuidadas y con certificados de sostenibilidad internacionales, el borde costero podría resaltar por su limpieza y seguridad, por sus ciclovías y miradores en buen estado, limpio y seguro (¡no podemos aceptar tener cerrado el camino costero Concón - Reñaca por años!). Podríamos ser también una región que destaca por altas tasas de reciclaje y buena disposición de residuos, por haber resuelto la sequía con manejo de cuenca y plantas desaladoras, y por haber logrado prevenir y combatir eficientemente los incendios y otras catástrofes naturales.
En materia de infraestructura vial, contar con una Ruta 68 ampliada, con una red de metro extendida hacia Concón y el interior, haber materializado el anhelado tren hacia la capital, la recuperación de los ascensores porteños y tener un sistema de transporte público integrado y moderno. Ello sumado a universidades conectadas con las industrias, y con un pujante sector de empresas basadas en ciencia y tecnología. Quizás haber sido capaces de levantar un punto turístico de clase mundial, ya sea un gran centro de conferencias o un acuario, complementado con una efervescente actividad cultural. Creo firmemente que todo lo anterior es posible.
No es fácil, es cierto. Se requiere de un esfuerzo sostenido, de un plazo de al menos 10 años, pero están todas las condiciones. No es la falta de recursos ni el centralismo de Santiago el que tenemos que vencer. Debemos convencernos de que todo ello depende principalmente de nosotros. Volvamos a creer en una épica animada por una utopía posible. Yo, al menos, estoy convencido de que se puede.