RELOJ DE ARENA Elecciones, pesos y "pegas"
¿Quién manda el buque?, preguntaba el conductor de la asamblea.
¡Marmaduke!, debía ser la respuesta de los entusiastas asistentes a una de las tantas proclamaciones electorales de Marmaduke Grove Vallejo, uno de los protagonistas de la política nacional en la primera mitad del siglo pasado.
Grove estudió en la Escuela Naval y en la Militar y ya egresado en 1925 fue ascendido a teniente coronel. Cercano al socialismo tras un paso por Europa, organizó un golpe de estado que fracasó y fue desterrado a la Isla de Pascua. Huyó. Ya en Chile, con numerosos partidarios, fue dirigente de una República Socialista, la primera del continente. Ocupó brevemente el cargo de ministro de Defensa. Duró 12 días. Golpe de estado y nuevamente deportado a Pascua. Liberado ya en 1933 es elegido senador por Santiago y luego ocupa varios cargos parlamentarios.
Sus campañas son de dulce y agraz, pero con su eslogan "¿Quién manda el buque?" Logra estar en la boca de todos y ganar un espacio en la historia política del país hasta fallecer en 1954.
En una de las tantas proclamaciones en el sur, de nuevo retumba la pregunta-consigna ¿Quién manda el buque?
La respuesta ¡Marmaduke! retumba… Un partidario entre entusiasmado y confundido quiere también intervenir y vocifera en tradicionales términos navieros:
- "¿Quién manda el vapor?"
"El buque, bruto", corrige el propio Marmaduke indignado. Risas generales. Se ha perdido la magia de la consigna.
El uso de rimas publicitarias políticas o comerciales es antiquísima y todavía en Valparaíso se recuerda aquella de fácil memorización:
- ¿Quiere usted un dato?
-Cori vende barato…
Desapareció Cori, pero en la memoria colectiva se mantiene la rima aquella. Nos encontramos con otra oferta, ahora Cory, pastelería, en la avenida Libertad de Viña del Mar.
Memoriosos de mala leche recuerdan los versos aquellos que Pablo Neruda dedicó al candidato radical Gabriel González Videla, quien elegido sería el peor cuchillo de los comunistas:
Como a hermano, hermano fiel,
y entre las cosas puras,
no hay como este laurel:
el pueblo lo llama Gabriel.
Atractivos versos de Pablo Neruda en apoyo a la candidatura del radical Gabriel González Videla pronunciados por el poeta en una proclamación masiva en el Estadio Nacional. La postulación surgió tras el fallecimiento del Presidente Juan Antonio Ríos, también radical, el 27 de julio de 1946.
A fines de los años 60 del siglo pasado tenemos una bien peleada elección parlamentaria con muchos candidatos. Uno por Valparaíso, de apellido Vega, avanzado y luchador sacó un eslogan fuerte:
- ¡Pega con Vega!
Vega perdió y Lukas en un collage poselección presenta al candidato fracasado preguntando:
-¿Hay pega pa Vega?
Ellas a las urnas
Unas damas ilustradas por allá por 1875 descubrieron que según la Constitución de 1833 el sufragio no era exclusividad de los varones. Nada se decía sobre el sexo.
Intentaron votar en San Felipe y La Serena. Bien poco caballeros los señores no les dieron pasada y consagraron la exclusividad de los varones norma de 1884.
Pero la llama ardía por todas partes y no sólo en Chile. En Europa se daba la pauta. Llegamos así al 7 de abril de 1935 en que las damas han ganado el derecho a voto en las elecciones municipales. Ganadora precursora en el país doña Romelia Tellería de Badilla, viñamarina.
¿Alguna calle la recuerda?
Le preguntan los periodistas cuál es su programa y ella con realismo responde que ninguno. "Los programas son puras palabras… Los elegidos cuando llegan a sus cargos se olvidan de sus declaraciones". Olfato femenino.
El sufragio general para las mujeres, en todas las elecciones, llega en 1949, Gobierno de Gabriel González Videla. Inspiración, se afirma, de su esposa Rosa Markmann.
Al final del día lo que manda en las elecciones son los números, más que los programas que resultan ser castillos de naipes.
Dramática fue la elección presidencial del 25 de junio de 1920. Chocaban Arturo Alessandri Palma y Luis Barros Borgoño. Chascones versus conservadores, se podría decir con mirada actual.
La complicación estaba en que la elección era indirecta. Se votaba por electores que designarían al mandatario. Algo así como las actuales votaciones en Estados Unidos.
En la votación Alessandri logra 179 electores contra 174 de su contendor. El reconocimiento del sector tradicionalista está muy lejano. Se busca la solución en un tribunal de honor que tras vacilaciones y cambios de programa llega un resultado también estrecho: 177 preferencias para don Arturo contra 176 de don Luis. Resultado siempre estrecho, pero reconocido por el Parlamento, que proclama a Alessandri.
Historias de llegadas estrechas, de acuerdos, de pactos diversos y de garantías que poco garantizaban son muchas.
La mayoría absoluta para proclamar al ganador era una tarea casi imposible. Así, de acuerdo a la Constitución de 1925, era el Congreso Pleno quien definiría al ganador entre las dos primeras mayorías relativas.
Conflictos, tratativas, amenazas, las Fuerzas Armadas… en fin. Se respetó siempre la mayoría relativa, pero fueron partos dolorosos, donde unos pocos miles de votos definían el resultado.
Muy definida, sin embargo, sin necesidad de participación del Congreso Pleno, fue la elección del 4 de septiembre de 1964, que dio una clara mayoría del 55,67% de los votos al DC Eduardo Frei Montalva. Segundo Salvador Allende, 38,64%, y tercero Julio Durán, 4,95%. Era la agonía del otrora poderoso radicalismo con tres mandatarios en su bitácora.
La Falange, que fue creciendo de a poco hasta llegar a ser la gran estrella de la política chilena, también se ha ido apagando hasta llegar al día de hoy, buscando aleros, siendo comparsa… Ya no brilla el sol de los 60.
Al mejor postor
Una buena cuota de corrupción mandaba en el sistema electoral nacional. Votos al mejor postor. Compras por todos lados hasta llegar a 1958, Gobierno de Carlos Ibáñez, en que se implanta por ley la Cédula Única, impresa por el Servicio Electoral en reemplazo del papelito que antes imprimían los propios candidatos. Alberto Edwards, autor de "La fronda aristocrática" y destacado también como cocinero y autor de ficción, crea un personaje, Román Calvo, un detective a la medida de Sherlock Holmes. En una de sus investigaciones debe localizar a Rufino Pérez, un "operador político" que vía billetes "sacaba votos hasta de las piedras". El sistema ya no funciona. Los pesos "pesan", pero hay que saber cómo invertirlos para que se conviertan en votos, más allá de la publicidad en diversas formas.
Funciona el mecanismo de las "pegas" -¿hay pega pa Vega?- en servicios públicos. Las municipalidades son un buen bastión y el control de ellas resulta fundamental para quienes escalan en el andamiaje político. Los parlamentarios, por ejemplo, buscan poner operadores de confianza en las municipalidades. Un diputado o senador no administra "pegas", pero si lo hacen los alcaldes. ¿Y la ciudad y sus problemas? Esa es otra materia.