Aplicar incentivos adecuados desde el sector público, facilitar el flujo de los proyectos -y su aprobación- y generar condiciones a todo nivel que permitan acelerar el ritmo de las inversiones son elementos indispensables para reactivar la alicaída actividad económica de la Región. La preocupación por la situación local no surge de un ejercicio arbitrario, sino como triste conclusión de ver las cifras que entregan los organismos competentes. En índices como desempleo, nivel de sueldos, crecimiento e inversión proyectada, Valparaíso va a la zaga del resto del país, a veces con una distancia tal que cerrar las brechas con otras regiones parece una tarea titánica.

El propio ministro de Economía, Nicolás Grau, de visita en la zona, reconoce que los grandes proyectos de inversión se ubican en la Región Metropolitana, el norte minero o Magallanes. Sin capacidades naturales para competir con esas localidades, Valparaíso debe apostar por otros tipos de encadenamientos productivos (tecnológicos, educativos o de servicios) que aprovechen la ubicación estratégica de la zona y su capacidad instalada en el ámbito universitario, que facilita el suministro de nuevos profesionales y especialistas de forma permanente.

No es fácil, pero la construcción de una sinergia positiva puede rendir frutos importantes, como lo demuestra el municipio de Concón y la llegada de Tega Industries. La empresa de capitales indios confirmó una inversión de más de US$ 40 millones, la futura instalación de cerca de 600 puestos de trabajo y la promesa de crear un ecosistema de encadenamiento productivo en la zona. Con presencia en más de 70 países, la multinacional vio en Concón una cercanía estratégica con los puertos y profesionalismo de los proveedores mineros en la Región de Valparaíso. Junto a todo ello, también existe una capacidad municipal para entregar certezas de que la inversión llegará a puerto.

En el mes de julio, el CFT Estatal de la Región de Valparaíso firmó junto a la Municipalidad de Viña del Mar un convenio para la realización de la segunda versión de la Escuela de Líderes Vecinales, una instancia donde dirigentes de diversas zonas de la ciudad adquieren competencias para la formulación de proyectos comunitarios y liderazgo, articulando talentos territoriales y organizaciones, con el fin de aportar en las capacidades de autogestión e incrementar la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones en la gestión pública.

En su primera versión de este proyecto de vinculación con el medio de la carrera de Técnico de Nivel Superior en Gestión Pública del CFT Estatal, se capacitaron 46 dirigentes vecinales, quienes tres veces por semana llegaban hasta la sede Viña del Mar de nuestra institución para adquirir herramientas fundamentales para las organizaciones territoriales en el mundo de hoy.

La realización de esta segunda versión es un triunfo para el Estado. Este convenio releva el importante rol que pueden cumplir dos instituciones públicas cuando unen sus esfuerzos y sus especialidades, en pos del beneficio de la comunidad. Cuando entidades estatales conversan, identifican necesidades y proponen una solución, están haciéndose cargo de lo que les corresponde: la ciudadanía.

Esta instancia es destacada, además, por su flexibilidad y visión integral. Una vez comenzado el primer módulo, identificamos la enorme brecha tecnológica existente en los participantes, por lo que se incorporó el módulo de TIC (tecnologías de la información y la comunicación) gracias al aporte de la carrera Técnico de Nivel Superior en Informática mención Ciberseguridad de nuestra misma casa de estudios. Del mismo modo, a través de la unidad de Inclusión y Equidad, se impartió el módulo de Género.

A través de la profundización temática, como la ley de juntas de vecinos, mediación comunitaria, diagnóstico de problemas locales, costos de proyectos y fuentes de financiamiento; hoy las y los vecinos de Viña del Mar tienen más y mejores herramientas para ir en beneficio directo de sus territorios.

Y la formación podría ser aún más complementaria, ya que conociendo al cuerpo académico y el sello institucional, los participantes tienen la posibilidad de inscribirse en una carrera técnica profesional y obtener su título en cinco semestres. En tiempos donde la función del Estado es fuertemente puesta en tela de juicio, esta alianza nos permite seguir creyendo en el mundo público.