RELOJ DE ARENA
Corinto ganó El Derby en 1943. Infartante disputa en que la victoria se aseguró por media cabeza. Espectacular arremetida desde los últimos lugares del lote que participaba en la prueba clásica viñamarina, de 2.400 metros.
Atronadores aplausos, alivio entre muchos aportadores y abrazos y análisis de la victoria. El Derby era en esos años la gran fiesta viñamarina del verano. No aparecía el Festival y el galope veloz se imponía con miles de personas en el hipódromo y muchas más siguiendo por radio la gran carrera.
Pero Corinto no era la única atracción en las graderías del Sporting. También estaba el Presidente de la República, Juan Antonio Ríos. De carácter autoritario, sabía mandar, aunque también tenía sentido del humor, a veces un poco cruel. Comentó tras la espectacular carrera: "¡Qué originales son ustedes los hípicos! Ponen todo su orgullo en El Derby y lo gana un cojo".
El humor cruel está en que Corinto era de Hernán Videla Lira, senador liberal que precisamente cojeaba notoriamente.
Ríos era un hijo de su esfuerzo. Radical, hizo toda la carrera política. A poco de asumir entendió que sus decisiones tenían importancia internacional en medio de la Segunda Guerra Mundial, con un litoral de miles de kilómetros abierto al Pacífico, uno de los escenarios de la contienda. La posición chilena interesaba a la causa aliada y en el plano interno el tema de la neutralidad era importante, por la alta presencia germana en el sur del país. Así, tras consultas y meditaciones, el 12 de abril de 1945 firmó un decreto en el cual "en nombre del Gobierno de Chile, reconoce y declara al estado de guerra con el Gobierno Imperial de Japón".
Esta declaración fue precedida el 20 de enero de 1943 con la ruptura de relaciones de Chile con los países del llamado Eje: Alemania, Italia, Japón, Bulgaria, Croacia y Bulgaria.
Dura determinación, pues la presencia en Chile de nacionales y descendientes de alemanes e italianos era numerosa. Ríos, diplomático, aclaró que la medida no significaba un repudio a esas nacionalidades. La realidad es que no todas esas comunidades locales comulgaban con Hitler o Mussolini.
Chile contribuyó a la causa aliada vendiendo el cobre a "precio de guerra", 12 centavos la libra. En moneda de esos años una contribución de 500 millones de dólares.
En forma casi heroica, el Presidente Ríos afrontaba un cáncer. Delega el mando en Alfredo Duhalde y viaja, muy enfermo, a Estados Unidos y Canadá. De vuelta al país sabía que debía afrontar otro viaje, sin retorno. Pide la verdad a su médico tratante, Rodolfo Armas Cruz:
- Yo no le tengo miedo a la muerte. Puede usted debe decirme toda la verdad. Soy el Presidente de Chile y debo saber a qué atenerme. Creo conveniente se emitan boletines acerca de mi gravedad. La ciudadanía tiene derecho a conocer el estado de salud del Presidente de la República. El 27 de junio de 1946 fallece de cáncer gástrico. No termina su mandato, tal como ocurrió con su correligionario Pedro Aguirre Cerda en 1941. Le restaban aún dos años en La Moneda.
Fallecido el Presidente, corren los plazos fijados por el artículo 66 de la Constitución de 1925 y llegamos así al mítico 4 de septiembre.
González videla
El 4 de septiembre de 1946, Gabriel González Videla, radical, obtiene en las urnas la primera mayoría relativa de los votos. No sufragan las mujeres, limitadas sólo a la votación municipal. Concurren a las urnas 479.310 ciudadanos y don Gabriel logra 192.207 votos. Le sigue Eduardo Cruz Coke, conservador con aromas socialcristianos, con 142.441; Fernando Alessandri, liberal gran apellido en la política chilena, con 131.023 sufragios, y Bernardo Ibáñez, con 12.114 preferencias.
Es el Congreso Pleno el que debe ratificar el resultado. Bien podría elegir al segundo, pero prima el buen sentido y tenemos seis años de gobierno radical con apoyos multicolores, incluyendo inicialmente al Partido Comunista. Mandato complicado, con un país endeudado y quejas laborales por todos lados. Sin embargo, continuó la política de industrialización con electrificación del territorio. La Enap de Concón es obra suya, impulsada por la comunidad porteña. Fue la base del hoy complicado y discutido polo productivo.
González Videla también se ocupó del mar territorial y de la soberanía antártica, pero abundaban las críticas y los disparos contra la política y los políticos. Aparece el "General de la Esperanza", Carlos Ibáñez del Campo, que en 1931 debió dejar La Moneda con el infame cartel de dictador.
Se añora la "mano firme" y el 4 de septiembre de 1952 logra la primera mayoría con 446.439 votos, seguido a distancia por el derechista Arturo Matte, el radical Pedro Enrique Alfonso y el socialista Salvador Allende. La novedad es el voto femenino, decisivo hasta el día de hoy. Un 43% de su votación es femenina.
Pese a las críticas a los políticos, recurrió a ellos con diversos resultados. Su supuesta vinculación con el peronismo fue gran argumento en su contra. Ese movimiento, en apariencia exitoso al otro lado de la cordillera, entusiasmaba a muchos.
La escoba
Mayoría relativa. Resolvía el Congreso Pleno. Con buen sentido lo ratificó. La escoba, que debía barrer con la corrupción, fue su símbolo. Muchos varones lucían pequeñas escobas en la solapa, demostrando así su apoyo al general que tenía 75 años al asumir.
Pareciera que la escoba no funcionó y el desarrollo estaba frenado; entonces, la derecha recurrió a un hijo del mítico Arturo Alessandri Palma, Jorge Alessandri Rodríguez.
Ingeniero exitoso en el sector privado, austero en su vida personal, Alessandri Rodríguez logró 389.909 preferencias. Pisándole los talones estaba Salvador Allende, con 356.493 preferencias. Con una respetable votación llega Eduardo Frei Montalva, 255.769; más atrás el radical Luis Bossay, 192.077 sufragios, y muy a la cola el "Cura de Catapilco", Antonio Zamorano, con 41.304 votos. Aplicando las frías matemáticas se podría afirmar que los votos de Zamorano, votos populares, sumados a los del socialista, habrían dado la victoria al doctor Allende.
La mayoría de Alessandri era relativa y debía resolver el Congreso Pleno, que decidió por 147 votos, contra 26 de Allende y 14 en blanco respetar esa mayoría. El gobierno de Alessandri muestra importantes realizaciones y graves problemas económicos. El freno a la inflación es relativo, pero el país crece y debe enfrentar la peor catástrofe de su historia, el terremoto y maremoto de mayo del 1960, que destruyó 7 provincias australes. La eficiencia del ingeniero y su equipo logró superar la emergencia humana y material, incluyendo una inundación que amenazaba como un sello mortal a numerosas poblaciones. Eficiencia ante la emergencia que se echa de menos.
Pero donde los problemas se mantenían y amenazaban era en lo económico: la inflación, el costo de la vida, los suelos insuficientes… Descontento social reflejado en huelgas y en el fortalecimiento de nuevos líderes y grupos.
Brilla el sol…
Y así tenemos la figura de Eduardo Frei Montalva, con su revolución en libertad, reforma agraria -esbozada por Alessandri- y principios de justicia social expresados en la Democracia Cristiana. El movimiento de larga gestación entre diversos grupos sociales, con éxitos en Europa, resultó atractivo para el país. 4 de septiembres de 1964. Frei se impone con mayoría absoluta, un 55,67 de los votos emitidos. Mayoría sin precedentes que lo lleva directo a La Moneda, 1.409.012 sufragios. Segundo remata Salvador Allende, con 38,64% de los votos, y tercero el radical Julio Durán, con 127.233 preferencias, 4,95% de la votación.
La Marcha de la Patria Joven, brilla el sol… La ola DC resulta avasalladora. Valparaíso es la gran plaza de la flecha roja, con casi el 60% de los votos. En el Parlamento también brilla el sol. Pero las fortalezas políticas al final del día se derrumban con facilidad y la DC, que confiaba en mantener más allá de seis años las llaves de Palacio, se debilita. La corrosión va por dentro.
Sólo queda nostalgia tras la aventura electoral del 4 de septiembre de 1970 con la gran figura de la Flecha Roja, Radomiro Tomic, no convence ni siquiera entres sus propias filas. La derecha juega su gran carta, Jorge Alessandri, con su experiencia de un periodo anterior, mientras también corre el insistente Salvador Allende con las banderas de la izquierda y sonrisas de quienes formaron una ya fracturada DC.
Primero queda el socialista abanderado de la Unidad Popular con 1.075.616 preferencias y segundo Alessandri, 1.036.278 votos. Cierra el grupo el DC Tomic, 824.849 sufragios. Debe decidir el Congreso Pleno al no existir mayoría absoluta. Puede el Parlamento inclinarse por el segundo, Alessandri. Tratativas, acuerdos y desacuerdos. Alessandri renunciaría si es elegido en el Congreso y vendría una nueva elección. Finalmente, en medio de un ambiente enrarecido por la violencia, Allende es proclamado. Debe cumplir un periodo de seis años. Lo que viene es historia trágica y conocida, donde lo justo es compartir responsabilidades entre los de aquí y los de allá.