La ilustrativa fábula de la pitón fugitiva
Si el Presidente Boric buscaba castigar a la Región de Valparaíso, la Delegación Presidencial Regional ha sido lo más parecido a un acierto. Dos años y medio más tarde, con 136 muertos en el megaincendio, cientos de víctimas de la delincuencia y la más absoluta intrascendencia en todas las áreas. ¿En serio no podemos ya hablar de fracaso?
Los vecinos de las torres Geopark de calle Morris, a un costado del Hospital Van Buren, fueron notificados el martes de esta semana que una serpiente pitón se escapó, quién sabe cómo, de un departamento en el sexto piso donde cumplía diligentemente con su rol de mascota exótica.
El hecho, que pudiera parecer hasta anecdótico, fue visibilizado por los medios de comunicación a partir de su peculiaridad y la delegada presidencial regional, Sofía González, vio una oportunidad de suplir la ausencia gubernamental que se ha visto en la Región de Valparaíso durante la presente administración del Presidente Boric. De tal manera, y en contacto en vivo con la Radio Bío Bío, González llamó a la calma y dio a conocer que el reptil había sido capturado en uno de los ductos del edificio. Era un punto para el SAG.
Sin embargo, y tal como ironizaba una columnista de este medio a mediados de semana con que a la delegada "todo le salía mal", González tuvo que desmentir pocos minutos después la información antes dada, atribuyendo el equívoco a una información errónea recibida, la cual obviamente no fue contrastada por nadie.
En resumen, la historia de la pitón fugitiva por algún recoveco porteño amenaza con ser la fábula perfecta del desempeño que ha tenido la Delegación Presidencial Regional en los dos años y medio transcurridos desde que asumiera.
Obviamente, el presente editorial será criticado y tildado de anticomunista, que es el partido en el cual milita la delegada, pero la verdad es que los desaciertos y desprolijidades han superado todo límite, partiendo por el nulo manejo de las urgencias regionales, la desastrosa reacción al incendio del 2 de febrero que dejó 136 muertos y más de 8 mil damnificados en Viña del Mar y Quilpué, el escalamiento del crimen y la delincuencia en la Región, el deslavado liderazgo para encabezar la administración del Edificio Esmeralda y mudar al personal a otro sitio durante su reparación, o el bloqueo de los pocos seremis rescatables que tuvieron la mala fortuna de coincidir con este Gobierno.
A la hora del crepúsculo, debemos entender que el poco tino para informar sobre la irrelevante captura de un reptil es el mismo que se tuvo para dar a conocer que no había afectación de casas para el 2-F, con las consecuencias conocidas. ¿Y cuál es la moraleja final de esta historia? Ninguna. Eso es lo más triste.