¿Y qué significa "estar a la altura"?
La poca credibilidad de La Moneda, estirada hasta lo indecible por las elecciones, sólo da cuenta de que el país tardará mucho en volver a confiar. La caída de la administración feminista, la misma que inauguraba caletas de pescadores con "perspectiva de género", es el quiebre terminal entre el FA y el Socialismo Democrático.
Acompañado de sus padres y su perro "Brownie", el Presidente de la República, Gabriel Boric, votó ayer en su natal Punta Arenas, tras lo cual -y evitando referirse al caso Monsalve- llamó a la ciudadanía a valorar la importancia del proceso eleccionario y dijo esperar que las autoridades electas "estén a la altura del cargo".
El problema con sus declaraciones, sin embargo, es que son precisamente el Presidente de la República y los y las integrantes de su comité político quienes no han estado a la altura de sus cargos respecto de la denuncia por violación en contra del exsubsecretario del Interior por parte de una subalterna mayor de edad, pero casi treinta años menor (con un segundo intento de abuso sexual a la misma víctima durante la mañana siguiente en el Hotel Panamericano, según nos enteramos esta semana).
Cuando en política nos dicen que no todo vale, cuesta creerlo al ver que un potencial depredador sexual, que utilizó su poder, a las policías (y al parecer también a las Fuerzas Armadas) para encubrir sus eventuales crímenes ni siquiera sabemos dónde está y menos cumple prisión preventiva en algún centro penitenciario, como sí lo hizo inmediatamente el exfutbolista Jorge Valdivia.
Las elecciones de este fin de semana, entendemos, es la principal excusa para postergar tal solicitud por parte del Ministerio Público, así como el más que obvio cambio de gabinete, con la amenaza latente de que el propio Presidente Boric y su ministra del Interior, Carolina Tohá, al menos terminen declarando como testigos en el caso.
La caída de la administración autodefinida como feminista, la misma que inauguraba caletas de pescadores con "perspectiva de género", es finalmente el quiebre terminal entre el Frente Amplio y el Socialismo Democrático, conglomerado al cual hoy ven como el gran responsable de todos males y dueños de una inferioridad moral abismal, como alguna vez advirtió el exministro Giorgio Jackson.
El segundo problema es que ir hoy a votar, de forma obligatoria más encima, por cualquier candidato es algo superior a la voluntad y el estómago de muchos compatriotas por el manifiesto emporcamiento de la actividad política pública.
Ya no se trata de estar a la altura: el país y su democracia terminan siendo los grandes derrotados.