APUNTES DESDE LA CABAÑA ¿Volverse prósperos trabajando menos?
POR ROBERTO AMPUERO ESCRITOR, EXCANCILLER, EXMINISTRO DE CULTURA Y EXEMBAJADOR EN ESPAÑA Y MÉXICO ESCRITOR, EXCANCILLER, EXMINISTRO DE CULTURA Y EXEMBAJADOR EN ESPAÑA Y MÉXICO
Domingo. Otro feriado. Bueno, corresponde, desde luego, es domingo. Llevo dos días despertando con la sensación de que ya es lunes, pues desde que llegué a Chile no me acostumbro a tanto feriado. En uno de ellos, sin darme cuenta, manejé en febrero pasado, a primera hora, hasta una ciudad cercana a realizar trámites burocráticos. Mi amigo Carletto me había pasado el dato: allí va poca gente. Tenía razón. No había ni fila. Aunque claro, era harto temprano, pleno otoño, pero la tibia temperatura era ideal. Me puse a leer un cuento de Kafka apostado contra un muro, satisfecho de ser el primero. Pero como a las nueve y media me llamó la atención que aún no abrieran y, más raro aun, no hubiese nadie detrás mío. Una señora que paseaba por la calle desierta a su mascota con una bolsita en la mano (creí estar en el barrio de Manville Heights, Iowa City) me dijo que no creía que allí abrieran los festivos.
Manejé de vuelta a casa frustrado por mi lapsus y porque no había nada abierto, ni siquiera un café. Uno de esos feriados "irrenunciables". En Estados Unidos -con dos excepciones- cada uno decide si abre o no, cosa que el cliente agradece. ¿No seremos el país que tiene más feriados anuales en el planeta? He vivido en tres países europeos, tres latinoamericanos y Estados Unidos, y en ninguno vi tanto día feriado como en el Chile actual. Busqué apurado en las redes sociales y le consulté a IA, más rápida y efectiva: ¿Cuál es el país con más días feriados por año? No tarda la IA en responder. Trabaja a diario y siempre de buena gana, como los meseros en Estados Unidos. La IA junto y China nos van a comer con palitos. Respuesta: Nepal, con 35 días festivos. Le siguen: Irán (27), Bangladesh (24), Azerbaiyán y Camboya (21 cada uno), Myanmar, San Merino y Liechtenstein (20 cada uno). Y después aparece Chile junto a Venezuela y Argentina. La información agrega que la cantidad usual de festivos en América Latina y el Caribe oscila entre once y trece. ¿Qué tal?
Argentina y Venezuela son riquísimos potencialmente. Venezuela, que fue una democracia y muy rica gracias al petróleo, demuestra palpablemente que no basta con estar sentado sobre petróleo si su manejo y sistema político son paupérrimos. Casi un cuarto de su población, cerca de 8 millones de personas, ha emigrado bajo el "socialismo siglo XXI". Argentina, que junto a Uruguay, ha sido por más de un siglo el país próspero de la región, muestra que nada está garantizado ni para las personas ni los países si las cosas se hacen mal. Hoy Argentina pareciera estar en recuperación, algo que al mismo tiempo muchos dudan y ven como espejismo. Nuestro Chile, hijo del rigor, debe recordar que históricamente ha ocupado sólo la medianía de la tabla de posiciones en la región, y que esto de liderar acá en los índices económicos y sociales es de factura reciente, producto de los vilipendiados "treinta años". El fugaz estrellato regional de nuestra selección de fútbol es la mejor metáfora del país: Los cracks de la "Generación Dorada" pasaron a retiro y los jugadores actuales no están a la altura. En fútbol hemos vuelto a ser lo que hemos sido (salvo en 1962), y es de esperar que como país no caigamos en el ranking regional como nuestra selección. Según la ciudadanía, vamos mal. Ésta considera que la clase política no da el ancho, que la agobiante inseguridad se desbordó y que las perspectivas de crecimiento económico son deplorables: en esto figuramos en el penúltimo lugar de la región.
Además somos uno de los países del mundo donde la ciudadanía se siente más amenazada por la delincuencia. Al lado de este panorama desolador hablar de festivos en el calendario suena frívolo, pero es un botón inquietante. Cuando los políticos carecen de argumentos y proyectos viables, necesitan perfilarse y abrazan el populismo. Nuestra historia reciente muestra que muchos de los populistas más extremos e histriónicos han llegado muy alto. Sin el estallido muchos no habrían sido llevados a las convenciones constitucionales ni al parlamento ni a La Moneda. Urge que vuelvan la sensatez y la responsabilidad cívicas. Y no sólo entre los políticos sino también entre nosotros, el electorado, que somos quienes los elegimos.
Pero volvamos a los días feriados. Examino las estadísticas y veo que muchos de los países más avanzados del mundo figuran entre los que tienen menos festivos. Entre ellos aparecen: Japón con 16, España con 14, China (no desarrollado por su PIB) con 11, Estados Unidos con 10, y Alemania con 9. Pero para no extraer conclusiones mecanicistas, examinemos los países con menos feriados en el año: Chad con 4, India con 3, Líbano con 2, y Libia que no conoce días feriados.
Ignoro en qué lugar aparece Cuba en esto de los festivos porque sus datos oficiales son confusos, pero en los años setenta en que viví allá, ofrecía cinco o seis días: el primero de enero, día en que Fidel Castro llegó a La Habana en 1959; 26 de julio, día en que Castro atacó el Cuartel Moncada en 1953, y el primero de mayo, día de los trabajadores. No era feriado en Navidad ni se la celebraba. Los regalos anuales para los niños se entregaban, a través de la libreta de racionamiento, el 26 de julio.
Pero para ser sincero debo decir que se trabajaba muy poco por la sencilla razón de que en las empresas y tiendas -todas propiedad del estado- no había mucho que hacer ni vender ni comprar, y en el agro las cooperativas y centrales azucareros ofrecían cada vez menos productos a los mercados racionados. El turismo entonces estaba prohibido y los hoteles vacíos porque el régimen lo consideraba rémora del capitalismo y fuente de la prostitución y los juegos de azar de la época del capitalismo. Lo cierto es que nunca he trabajado tan poco y he conversado tanto durante la jornada laboral como en Cuba. Sí, conversé mucho con mis compañeros de trabajo mientras esperábamos, como los personajes de Godot, a que algo llegara, un camión con un suministro de algo, un bus que pasara a recogernos para ir a demoler con mandarria una construcción o levantar un muro de bloques que nunca terminábamos por falta de cemento. Eran los años setenta y los estudiantes asistíamos medio día a clases y el otro medio día debíamos ir obligatoriamente a los centros de producción que a menudo no funcionaban por falta de insumos, agua o corriente. Allí esperábamos, a la sombra, platicando "de lo que pica el pollo", como decían los cubanos con humor. Veo en las noticias que la isla sigue empeorando, lo que ya entonces era imposible imaginar, y que debido a los prolongados apagones muchas empresas, tiendas, mercados y hospitales no funcionan. Sí, todo ha empeorado y se ha deteriorado más aún. Sí, a pesar de sus escasos feriados oficiales, la isla de Cuba es donde vi que menos se trabaja. Y los resultados están a la vista. En los últimos 30 meses casi dos millones de cubanos han emigrado. El país se despuebla. ¡Que alguien salve a la bella Cuba de un tormento que en enero próximo cumplirá 66 años!