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Campañas y liderazgos

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Lamentablemente, aspirar en el corto plazo a un mejoramiento significativo en las condiciones de vida en un país como Chile, se está haciendo particularmente complejo para numerosos grupos socioeconómicos y etarios".

No era extraño suponer que, iniciado marzo, los juegos estratégicos en un año electoral se acelerarían. Las próximas semanas nos indicarán si los recientes movimientos de algunos actores políticos fueron los acertados, tanto en los timing de la salida en escena, como en las adhesiones que se buscan generar.

Las precandidaturas en el plano regional y nacional, en lo parlamentario y presidencial, respectivamente, están evidenciando la construcción de hitos comunicacionales para un posicionamiento efectivo y diferenciador. Para ello, los equipos de los presidenciables se están formando rápidamente, con nombres que ya se están ventilando o, derechamente, presentando ante una opinión pública que comienza a procesar una información que intuye es relevante. Porque no es cualquier contexto el que marca estas elecciones.

Probablemente, apreciaremos en las próximas encuestas y sondeos, un incremento en la incertidumbre económica que percibe la ciudadanía, debido a las decisiones que se están tomando en Washington y que impactan rápidamente al resto del mundo. Lamentablemente, más allá de las coyunturas, aspirar en el corto plazo a un mejoramiento significativo en las condiciones de vida en un país como Chile, se está haciendo particularmente complejo para numerosos grupos socioeconómicos y etarios. Se sigue asentando una especie de condición mental y estructural de que el país renunció o no puede volver a retomar una senda de crecimiento y colaboración, algo muy dañino porque las décadas transcurren y esas frustraciones serán capitalizadas por los radicalismos.

Asimismo, se plantean visiones dicotómicas entre lo individual y lo colectivo para escenarios volátiles que exigen innovación y eficiencia, cohesión y confianza, más que polarización o fragmentación, algo propio de las burbujas digitales en las que la política chilena está más interesada en aparecer y existir. Será todo un reto navegar en la definición de candidaturas, en momentos especiales de tensión global y agotamiento local hacia la actividad política.

La comunicación política nos ha ido mostrando sucesivamente con el paso de los años, en lo empírico y conceptual, que una base fundamental para el despliegue de campañas que puedan ser aportes para los sistemas democráticos y despertar un interés necesario para la legitimidad del proceso, está en la tradicional articulación de la identificación política, la personalidad del candidato y la relevancia temática (Pasquino, 1990).

No obstante, tampoco podemos obviar que las prioridades temáticas que van siendo impuestas en la agenda y que pueden poner a prueba la personalidad del candidato, a costa de su identificación política, por ejemplo, harán surgir, sobre todo debido al ecosistema de comunicaciones que experimentamos, un proceso de personalización de la política que, a su vez, se complementa con otro de espectacularización. Estos fenómenos no son nuevos, tuvieron, de hecho, un estudio intensivo en décadas pasadas. La diferencia en la actualidad es la velocidad y detonantes que estos procesos configuran en las decisiones cognitivas de los electores.

La personalización bajo reglas establecidas, aceptadas y observadas, favorece la rotación de los liderazgos, provocando mayor valoración en la ciudadanía de los mecanismos institucionales y electorales, así como de las prestaciones desarrolladas por los propios líderes (Roth, 1990). En tanto, la espectacularización no es negativa cuando se trata de visibilizar la acción política, empleando los medios como caja de resonancia y aportando en la entrega del despliegue de una candidatura o gobierno en aquellos que se sienten alejados de la política. Evidentemente, ambas dimensiones, personalización y espectacularización, llevados a los extremos será perjudiciales para la resultante de cualquier proceso electoral y de gestión posterior. Es allí cuando la responsabilidad de los equipos que presentaron las primeras precandidaturas, será fundamental y muy apreciada por el tipo de votante que definirá las elecciones de noviembre. 2

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Marzo femenino: más allá del 8M

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Marzo no se agota en ese día y, perfectamente, podría ser considerado el mes de las mujeres, dada la cantidad de importantes hechos acontecidos a lo largo del tiempo con protagonismo femenino, en particular en nuestro país".

Hace 50 años -en 1975-, Naciones Unidas estableció al 8 de marzo como el Día de la Mujer. Se trataba de una fecha que organizaciones feministas venían reconociendo antes, para recordar a las obreras fallecidas en un incendio en Nueva York, en 1857, cuando protestaban por justicia laboral y dar fuerza así a la lucha por los derechos de las mujeres.

Desde ese primer 8M, la sociedad ha experimentado importantes transformaciones en equidad de género y la fecha se ha consolidado como un hito en nuestro calendario. Sin embargo, marzo no se agota en ese día y, perfectamente, podría ser considerado el mes de las mujeres, dada la cantidad de importantes hechos acontecidos a lo largo del tiempo con protagonismo femenino, en particular, en nuestro país. Esto, no con el ánimo de extender el marco temporal para recibir un saludo, una flor o un chocolate (el mero hecho de ser mujer no constituye mérito en sí), sino como una oportunidad de conectar con nuestra historia e identidad y de valorar a aquellas que han abierto caminos para nuestro presente.

Este es un mes que recuerda el nacimiento de grandes mujeres. Javiera Carrera, madre de la patria, nació un 1° de marzo de 1781. En la misma fecha, pero de 1924, nació Mercedes Valdivieso, destacada escritora cuya primera novela, La Brecha, es considerada una obra fundacional del feminismo latinoamericano. Y no es la única intelectual nacida este mes. El 21 de marzo de 1866, Elvira Santa Cruz Ossa, directora histórica de El Peneca, llegó a este mundo, y el 23 de marzo de 1903, lo hizo Elena Caffarena, icónica abogada sufragista, fundadora del Movimiento pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCh).

Otras realizaron acciones pioneras en este mes. El 8 de marzo de 1877, Beatriz Boza Villalón se convirtió en la primera mujer en rendir los exámenes de Bachillerato tras la aprobación del Decreto Amunátegui, que reconoció este derecho a las mujeres para ingresar a la universidad. Beatriz no se matriculó en una carrera, pero sí se atrevió a exponer sus conocimientos al escrutinio académico y lo logró con éxito. Quien sí aprobó esos exámenes para postular a la universidad fue Matilde Throup, el 28 de marzo de 1887, y se convirtió así en la primera estudiante de Derecho en Chile y Sudamérica.

La posibilidad de prepararse para esos exámenes, con una educación académica, la habían recibido gracias a grandes profesoras que fundaron colegios de alto rigor, sobre la base del reconocimiento de la capacidad intelectual de las mujeres. El primer establecimiento de ese perfil en Chile fue el Liceo Santa Teresa, fundado en Santiago por Antonia Tarragó, cuyas puertas se abrieron el 14 de marzo de 1864.

Sin embargo, no todas las mujeres podían aspirar a una formación profesional. Muchas debían ayudar en sus hogares y trabajar fuera de ellos, sin garantías laborales ni seguridad social. Ante esto, a fines del siglo XIX, algunas obreras se organizaron para enfrentar la injusticia social, tal como lo habían hecho las trabajadoras de Nueva York. Entre ellas, el 4 de marzo de 1888, surgió la Sociedad de Socorros Mutuos "La emancipación de la mujer", liderada por Juana Roldán Escobar, que fue ejemplo para muchas organizaciones posteriores.

La lista podría seguir. Marzo recuerda el fallecimiento de grandes mujeres, como Dámasa Cabezón, fundadora en Valparaíso de uno de los primeros colegios para señoritas de Chile, quien dejó este mundo el 17 de marzo de 1861, o Candelaria Pérez, la célebre sargento que defendió a Chile durante la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, que murió el 28 de marzo de 1870.

Marzo nos ofrece así un mes para la memoria, alejada de los estereotipos, consignas superficiales o discursos altisonantes que suelen circular para cada día 8. El ejemplo de estas mujeres nos recuerda que la sociedad se transforma con acciones diarias, muchas veces desde el anonimato y que son esos los hechos que merecen un lugar en nuestro relato histórico. 2

Doctora en Historia

Decana Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Universidad Andrés Bello

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