Correo
Recta final del Gobierno
Las renuncias de la ministra Maya Fernández y el jefe de asesores de La Moneda, Miguel Crispi, reflejan la fragilidad del gobierno de Gabriel Boric en su último año. El caso de Fernández, vinculado a la compra fallida de la casa de Salvador Allende, evidencia una falta de previsión política. A pesar de las advertencias sobre la inconstitucionalidad del acto, el Ejecutivo torpemente insistió en la compraventa hasta que la presión política obligó a frenarlo. Su salida busca evitar una acusación constitucional, pero confirma la tendencia del gobierno a reaccionar sólo cuando el daño es irremediable.
Por otro lado, la renuncia de Crispi golpea el núcleo político y personal de Boric. Su implicación en el caso Convenios y su negativa a responder preguntas en el Congreso sobre el caso Monsalve profundizaron la crisis de confianza en el oficialismo. Su salida, aunque inevitable, refuerza la percepción de un Ejecutivo debilitado e incapaz de sostener figuras clave.
Estas renuncias llegan tarde. La ciudadanía esperaba un gobierno proactivo, pero la demora en tomar decisiones fortalece la imagen de una administración reactiva y sin control. Con la oposición capitalizando estos episodios, la gran incógnita es si el oficialismo podrá recomponer su imagen o si este último año confirmará el análisis de su proyecto político. La inexperiencia y falta de capacidad del gobierno se vuelven cada vez más evidentes, dejando en entredicho su habilidad para conducir el país.
Jorge Astudillo Académico Facultad de Derecho, U. Andrés Bello, sede Viña del Mar
Candidatos
Frente a los actuales precandidatos para las próximas elecciones presidenciales, ¿quién podría lograr que nuestro país recupere la agenda de seguridad perdida (tal vez el pilar fundamental), el crecimiento y desarrollo que necesitamos? Por cierto, todo en condiciones de respeto, paz y armonía. El amable lector tiene la palabra y el voto.
José Manuel Caerols Silva
Carrera presidencial
La carrera presidencial es un camino lleno de sorpresas, y una de ellas es Carolina Tohá. Frente a un aumento de 7 puntos en la encuesta Cadem, alcanzando 10 puntos y posicionándose en cuarto lugar, resulta difícil aceptar este drástico ascenso, especialmente considerando la pésima gestión demostrada durante su período al mando del Ministerio del Interior, donde sus aciertos se cuentan con los dedos de una mano.
Me pregunto: ¿continuará Tohá con la misma línea del gobierno de Gabriel Boric? ¿Considerará que realizó un trabajo decente? ¿Se producirán cambios en su hipotético gobierno?
Queda entonces la pregunta más importante para el final, y es que si su gestión al frente del Ministerio del Interior fue un fracaso, ¿por qué deberíamos confiarle ahora el país entero?
Rodrigo Salinas Rojas
Talento femenino
La innovación en Chile está viviendo una era de crecimiento acelerado, con start-ups que están quebrando moldes y que han alcanzado en corto tiempo una valoración de mil millones de dólares o más. Las denominadas empresas "unicornio" ganan terreno como un impulso de la economía global. ¿Y si el verdadero unicornio para el futuro del país no fuera una compañía, sino el enorme potencial del talento femenino en este campo?
Actualmente, sólo el 9% de estas compañías cuentan con liderazgo femenino, una cifra baja en comparación con el 20% registrado en ecosistemas más avanzados. Esta brecha representa una gran oportunidad; si aprovechamos todo el talento disponible en la innovación, podríamos posicionarnos como líderes en la creación de empresas globales.
Según la "Radiografía de la Industria TI en Chile", de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información A.G. (ACTI), las mujeres representan el 55% de los profesionales encuestados en el rubro, pero sólo un 6,5% ocupa cargos de alta dirección, en comparación con el 14,9% de sus homólogos masculinos, incluso cuando el 73% de ellas cuenta con un posgrado.
Aprovechar el potencial de las mujeres no sólo es una cuestión de justicia, sino que también representa una ventaja estratégica para el desarrollo del sector.
María Fernanda Caicedo Presidenta de la mesa de Equidad de Género de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información A.G. (ACTI)
Imputabilidad penal
Si alguien piensa que la mano dura contra niños o adolescentes comprometidos con la delincuencia soluciona su hábito criminal, seguramente estará aplaudiendo a Milei, que desea rebajar la edad de imputabilidad penal hasta los 10 años y aplicar el sistema penal de adultos a menores de edad ("Delito de adulto, pena de adulto", afirma Milei).
La base general de datos de la Corte Suprema argentina al 2024, informa que entre los delitos graves en el universo de delincuencia juvenil, un 38% de los acusados tenía entre 13 y 15 años y sólo un 1,9% 12 años o menos. Esa información estadística debiera bastar para suponer que la idea de Milei es descabellada y sólo busca el aplauso fácil.
En Chile, está vigente desde el 2005 la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, que se propuso corregir un régimen de tratamiento penal de menores que vulneraba sus derechos fundamentales, pues los trataba como adultos. El núcleo del esfuerzo estatal chileno ya no es la mera represión del menor infractor y su neutralización -a lo que pareciera que apunta el discurso del líder argentino-, sino su rehabilitación.
El Estado chileno insta por la responsabilización -inculcar la norma y su respeto- y por la rehabilitación social del infractor juvenil. A través de las normas penales se busca la reeducación del menor con compromiso delictual, para que contribuya útilmente a la sociedad y su vida no implique un desperdicio. Se anteponen al mero castigo los intereses superiores del niño, algo que, probablemente, no le interesa al presidente argentino.
Dr. Javier Castro Jofré Abogado penalista y académico, Universidad Autónoma de Chile