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POR SEGISMUNDO

RELOJ DE ARENA En la huella de las victorias

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"Los Cocheros", un popular restorán viñamarino, la última huella de los coches victoria que por más un siglo y medio recorrieron las calles viñamarinas.

Los clásico vehículos, muchos de ellos fabricados en Europa, fueron erradicados de la ciudad tras un decreto publicado en el Diario Oficial, resultado de una consulta ciudadana realizada en diciembre de 2019, en la cual un 65 por ciento de los participantes se pronunció por la pena de muerte para el tradicional sistema.

Buenas personas, animalistas preocupados por el maltrato que sufrirían los caballos que arrastraban los coches impusieron su visión. Se argumentaba, además, con razón, que los coches entorpecían el creciente tránsito de las congestionadas arterias de la comuna. Lo cierto es que el problema se podía abordar. En total, sólo 45 coches que eran parte del patrimonio de la ciudad.

En su momento se argumentó como defensa de las victorias viñamarinas que el mismo tipo de coches con caballos circulan dignamente en ciudades como Sevilla, Viena e incluso Nueva York. Por algún tiempo los prohibidos coches se mantuvieron como muda protesta estacionados en el extremo poniente de la calle Uno Norte, junto al estero enfrentando el Casino, pero el viento costero se llevó esa postal en vivo y las victorias se fueron para siempre.

Platos reponedores

Así, el popular restorán situado frente al Mercado Municipal lleva el nombre de "Los Cocheros", los evoca en terreno. Abierto hace décadas, era una suerte de sede social de los aurigas, ofreciendo contundentes y reponedores platos al término de una larga jornada de trabajo, que cesaba muchas veces de madrugada, ya sea a la salida del Casino, a la llegada de los últimos trenes o al término de alguna copiosa o regada cena en el Club de Viña del Mar.

El historiador viñamarino Jorge Salomó, en su documentado y bien ilustrado libro "La belle époque viñamarina", cita al escritor Eduardo Balmaceda Valdés, cuñado de la infortunada Teresa Willms Montt, que "rememoraba algunos excesos juveniles, tras una prolongada noche de juerga, que culminaba en el Club de los Cocheros". Y cita textualmente a Balmaceda:

- "En los años veinteañeros no hace huella el no dormir. Los muchachos, cerrado el Club, salíamos en excursiones non sanctas a Valparaíso y al amanecer, de vuelta en Viña, nos reuníamos en una casa de cena de cocheros y choferes en la calle Arlegui que habíamos bautizado con el nombre de meter the hunter, donde nos servían unos magníficos huevos revueltos con jamón. Me parece estar viendo, en una mesa que estaba siempre a nuestra disposición, a Felipe Cortés, a Willy Errázuriz, a Perico Vergara, a Peluche Vial, a Domingo Peña, a Emilio Carrasco, a Jorge Scroggie y a tantos otros que formábamos un grupo de alegre y confiada juventud".

Edmundo Searle, el destacado ilustrador conocido como Mundo, nos muestra una imagen de ese alegre grupo en una acuarela a color propiedad de la colección del Club de Viña del Mar.

Y sobre el mismo Club Balmaceda recuerda:

- "En su cantina presenciamos una noche la cachetina más feroz que en mi vida he visto entre gente decente y en que uno de los actores hubo de guardar cama casi 20 días".

En fin, una nota del autor en "Un mundo que se fue…", entretenido libro que nos remonta a las primeras décadas del siglo pasado.

"Los Cocheros" sigue vigente con su dueño alerta en el local y con una oferta popular donde destaca la merluza frita, $6.000, con acompañamientos. Así, lo que era una institución gremial se mantiene con rastros del pasado hasta en su exterior, con un mural pintado sobre calaminas, sobrevivientes de 1925, que muestran una victoria y su sufrido caballo.

El mutualismo

Los recuerdos no se agotan. Metros más allá, en la misma calle Arlegui, sobrevive la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos con su local y hasta una plancha de bronce donde se indica que fue creada el 18 de noviembre de 1906. El casino social tiene una buena oferta que llega hasta los chunchules pasando por el infaltable pescado frito.

Para los aficionados a las competencias hay una rana.

El mutualismo, movimiento que nació a mediados del siglo antepasado en Valparaíso, canalizaba las inquietudes de los trabajadores y, a la vez, ayudaba a quienes integraban diversas organizaciones hasta el momento del viaje final, entregando mausoleos con dignas sepulturas.

Entre muchas figuras destacadas del movimiento aparece una, sin decirlo, precursora y olvidada luchadora feminista, Micaela Cáceres viuda de Gamboa, fundadora en 1887 de la Sociedad de Obreras N° 1 de Valparaíso. Un maltratado monumento en avenida Argentina del puerto, intenta mantener su recuerdo y ánimo solidario más allá de formalismos legales.

En fin, con el pretexto de las victorias, evocaciones de instituciones, actividades y personas que estructuraron el tejido social de nuestras ciudades.