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Los titubeos de la alcaldesa Nieto

Su gestión está recién comenzando, es cierto. Pero ya tienden a repetirse ciertas acciones que en nada contribuyen a recuperar la comuna. Mientras la alcaldesa se entrega al mes de la mujer, a enlodar a su antecesor y a campañas parlamentarias, Valparaíso sigue siendo una cloaca, los asaltos se repiten a día claro y no se ven avances en la inversión ni en el desarrollo portuario.
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Al poco andar, la alcaldesa de Valparaíso, Camila Nieto, parece haber equivocado el tenor de su mandato, que prometía renovación y corrección del errado rumbo tomado por la Municipalidad porteña durante la segunda administración de su antecesor, Jorge Sharp.

En menos de diez días llevó a cabo dos acciones que no pueden precisamente ser calificadas como políticamente exitosas y menos como socialmente útiles: 1) su denuncia ante la Fiscalía junto al diputado Jorge Brito -junto a ella y de forma demasiado protagónica en la puesta en escena- sobre eventuales vicios e inconsistencias en una licitación por $ 1.700 millones de pesos por recambio de luminarias hecha en la administración de Sharp. 2) apurar, más por presión de los concejales que por convencimiento propio, la auditoría forense a la gestión de Sharp, la cual incluía en el comité evaluador de la licitación por $100 millones a un exabogado del alcalde de Algarrobo, hoy tras las rejas y formalizado por cohecho y malversación de caudales públicos.

En ambas, Sharp salió jugando. En la primera, la propia Nieto validó el contrato como concejala y luego como alcaldesa, a una semana de asumir. En la segunda, sólo bastaba poner el apellido del abogado en Google para desarmar una poco estudiada artimaña para intentar apear a Sharp de las senatoriales en beneficio de los candidatos del Frente Amplio.

En el intertanto, mientras la alcaldesa se entrega al mes de la mujer, a enlodar a su antecesor y a campañas parlamentarias, Valparaíso sigue siendo una cloaca, los asaltos se repiten a día claro (ayer fue el turno del Banco Estado) y no se ven avances en la atracción de inversionistas ni tampoco en el desarrollo portuario. No estaría de más recordar que su colega Macarena Ripamonti ya recorrió ese camino de las auditorías forenses y de gastarse la mitad del día hablando de quien la antecedió. Sólo cuando se abocó a su trabajo, Viña del Mar comenzó a mostrar avances. Otro, como Freddy Ramírez en el pequeño Concón, jamás se ha referido al exalcalde Sumonte y debe ser, por lejos, el jefe comunal más consolidado del Gran Valparaíso.

¿Qué es la moderación política?

Claudio Oliva Ekelund , Profesor de Derecho, Universidad de Valparaíso
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Con alguna frecuencia, calificamos a políticos y partidos como moderados por oposición a los que situamos en los extremos. Pero la expresión puede resultar imprecisa. Recientemente ha habido quienes han intentado clarificarla, relacionándola con el equilibrio, el autocontrol y la aceptación de los límites que impone la democracia liberal al poder. Se puede avanzar más en ese empeño reparando en las objeciones que los extremistas dirigen a los moderados.

Un primer cargo es que los moderados no tendrían ideas claras. Eso supone que las únicas ideas claras serían las extremas, lo que es obviamente falso. Lo que sí ocurre es que, en tanto los extremos se mueven entre la pirotecnia demagógica y la ensoñación utópica, sus propuestas suelen ser simplistas, lo que las hace inviables, inútiles o perjudiciales. Los moderados, en cambio, formulan políticas que se hacen cargo de la complejidad de los problemas. Así, ninguna de las supuestas soluciones mágicas que ofrece la derecha extrema para resolver la inseguridad ciudadana produciría los resultados prometidos. Para ello se requiere un plan amplio y riguroso que, junto con mejorar las herramientas para combatir al crimen organizado, incluya cosas como la reducción de la deserción escolar y una seria consideración de la legalización de algunas drogas (mirando las experiencias en que ella ha logrado privar de negocios al crimen organizado sin dañar la salud pública o incluso mejorándola).

Un segundo ataque es que los moderados estarían dispuestos a transarlo todo. No es así tampoco. Los moderados entienden la importancia que los acuerdos amplios y transversales tienen en una democracia. Nunca debería intentar establecerse una nueva Constitución sin consenso. Y muchas reformas importantes sólo lograrán ser significativas y estables con él. Así, la centroderecha acertó al concurrir a un acuerdo previsional que fortalece el sistema de capitalización individual, mientras la intransigencia de la derecha dura fue estéril y de haber triunfado habría perjudicado a millones de personas.

Por último, se asimila la moderación a la falta de audacia y la mantención del statu quo. Pero los moderados no sólo son frecuentemente reformistas, sino que promueven las innovaciones más efectivas. Ningún gobierno europeo ha sido tan reformista como los del presidente liberal francés Emmanuel Macron. Y yo mismo favorezco medidas que podrían ser vistas como radicales, como la legalización del aborto conforme a plazos, de la eutanasia y de la comercialización de algunas drogas, la privatización de algunas empresas estatales y una drástica redirección de los recursos públicos hacia la educación escolar y prescolar.

A fin de cuentas, la moderación supone la valentía de tratar a los ciudadanos como adultos. Las dos candidatas presidenciales que pueden representar eso son Evelyn Matthei y Carolina Tohá. La primera debe desmarcarse de las barbaridades que la derecha dura plantea en seguridad. Y Tohá debe favorecer fuertemente el crecimiento económico y reformas sociales que abandonen el funesto efecto regresivo que han tenido las que su sector ha solido impulsar en la última década, como los desastrosos retiros de fondos previsionales.

¿Por qué apoyar a Evelyn Matthei?

Francisco Undurraga , Diputado de la República, militante de Evópoli
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Este sábado, el Consejo General de Evópoli proclamó a Evelyn Matthei -por mayoría abrumadora- para ser nuestra candidata presidencial, lo que la convierte ya formalmente en la abanderada de todo Chile Vamos para las elecciones de este año. No lo hicimos por tener que conformarnos ni la proclamamos por descarte, como les sucede a otros candidatos presidenciales dentro del oficialismo. Lo hicimos con entusiasmo, y elegimos no sólo a una candidata presidencial, elegimos a quien será la jefa de nuestra coalición y a quien creemos será la futura jefa de gobierno en marzo del próximo año.

En tiempos donde parece que está de moda desde el oficialismo y la derecha más dura salir a interpelar a nuestra candidata, me parece importante explicar por qué estamos convencidos que es la mejor candidata y por qué estamos seguros que será una gran Presidenta de Chile. Evelyn Matthei tiene una reconocida y probada trayectoria. Es una persona con arrojo y con coraje que se la ha jugado por las ideas de la centroderecha. Como es de público conocimiento, ha sido diputada por la Región de Valparaíso, senadora por la Región de Coquimbo, ministra del Trabajo y alcaldesa de Providencia, y ha destacado siempre por su capacidad de liderazgo y por su inigualable ética de trabajo.

En tiempos donde falta experiencia y habilidad en el gobierno, Evelyn conoce el Estado desde adentro. Conoce las diferentes zonas y las realidades del país. Ha estado y está siempre donde las papas queman. Ha ido a competir donde la izquierda gana y ha ganado de manera contundente.

Evelyn Matthei entiende también que la mejor forma de gobernar Chile es construyendo mayorías que den gobernabilidad, para así salir de la crisis en la que nos encontramos. Entiende, al igual que lo entendemos en Evópoli, que los gustitos identitarios, o la política desde los extremos, no aportan y no construyen, y menos en tiempos de tanta fragmentación en nuestra política. Por eso la acompañamos con firmeza en su llamado a la unidad y a la primaria amplia, porque no le tenemos miedo al debate de ideas dentro de las distintas oposiciones. En tiempos donde resulta tan fácil repetir la cantinela de la "derechita cobarde", decimos con orgullo que Evópoli no le tiene miedo a defender nuestras banderas con convicción, y Evelyn tampoco.

Sabemos que nos toca una tarea titánica de hoy hasta noviembre, de noviembre hasta marzo del próximo año, y de ahí en adelante por cuatro años de gobierno. Nos toca la tarea de interpretar los sueños, temores y alegrías de la gente, y darle respuesta a sus legítimas y urgentes demandas ante la inoperancia y la desidia del gobierno del Presidente Boric. Sobran ejemplos a lo largo de la Región de Valparaíso, partiendo por el desprecio con que se ha tratado a los damnificados de los incendios, para demostrar por qué Chile necesita este cambio.

Terminamos nuestro Consejo General con un profundo sentido de la responsabilidad, nuestra y de todos quienes nos siguen o comparten nuestras ideas. Tenemos que ser capaces de recoger las banderas del Presidente Piñera, pero también tenemos la obligación de construir una nueva identidad para el Chile de hoy y del mañana. Se lo debemos a Sebastián Piñera y se lo debemos a Evelyn Matthei, quien va a llevar nuestras banderas en noviembre y quien será -estoy convencido- la próxima Presidenta de Chile.