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APUNTES DESDE LA CABAÑA Las dos caras de La Moneda: Cuba

POR ROBERTO AMPUERO ESCRITOR, EX MINISTRO Y EMBAJADOR, ES ACADÉMICO DEL CENTRO PAÍS HUMANISTA DE LA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN Y DE LA UNIVERSIDAD FINIS TERRAE ESCRITOR, EX MINISTRO Y EMBAJADOR, ES ACADÉMICO DEL CENTRO PAÍS HUMANISTA DE LA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN Y DE LA UNIVERSIDAD FINIS TERRAE
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Esta semana escuché a nuestro ministro de relaciones exteriores plantear a la prensa algo que me dejó perplejo. Al ser consultado por la periodista Mónica Rincón, en CNN, sobre si en Cuba hay hoy una dictadura, el canciller eludió el concepto como si al emplearlo pudiera cometer una falta o una injusticia contra el régimen. Por experiencia sé que un canciller no habla de política internacional a título personal sino expresando la opinión del presidente, salvo que advierta claramente que no lo estará haciendo en ese sentido.

Como no aludió a esa excepción, manifiesto que me resulta decepcionante que el gobierno del presidente Boric ignore o -no sé qué es peor- no se atreva a reconocer lo obvio para cualquier demócrata. El régimen de 66 años de los hermanos Castro es una dictadura. Nunca ha permitido elección libre alguna, ni tolerado a partido ni medio de prensa opositor alguno, y viola sistemáticamente los derechos de los cubanos. Su jefe máximo hoy, el general Raúl Castro, nonagenario que heredó el poder de su hermano Fidel, tiene como presidente de la república y jefe del partido comunista a un burócrata que resultó una deslavada e impotente marioneta.

¿Qué más antecedentes necesita Boric para admitir lo que todo demócrata denuncia? ¿Tampoco sabe el mandatario que es la dictadura más longeva que ha existido en Occidente, una que ha condenado a millones al exilio forzoso y por cuyas cárceles han pasado millares de presos políticos, flujo que continúa? ¿Acaso La Moneda no está al tanto de que en paredones cubanos fueron fusilados cientos de hombres, y que centenares de personas -incluyendo mujeres, ancianos y niños- han muerto al naufragar las balsas en que intentan escapar a la libertad? ¿Ignora el prontuario intervencionista del castrismo, que adiestró y financió a guerrillas en la región, y que en nuestro país sostuvo al MIR, que conspiró contra la "vía pacífica" del presidente Allende?

¿Será desconocimiento de la realidad por falta de lecturas, indiferencia hacia el destino de otros o simple cálculo político? Es vox populi que Cuba articula muchos votos tercermundistas en las organizaciones internacionales, los que resultan claves en organizaciones internacionales. ¿O la desinformación presidencial se debe a que nuestra embajada en La Habana no reporta sobre la situación allí de los derechos humanos? ¿O la instrucción de no definir al régimen cubano como dictadura fue emitida de La Moneda a Cancillería, y de ésta a la embajada? ¿Cuál es la conducta de ésta ante intelectuales, defensores de derechos humanos, disidentes y organizaciones no gubernamentales en Cuba? Hay embajadas allí que, pese a la vigilancia sobre los diplomáticos y respetando el principio de no intervención en asuntos internos, invitan a sus recepciones a un variado arco de representantes de la sociedad civil de la misma forma en que la misión cubana lo hace en Santiago. Sea como sea, es imposible justificar esta insensibilidad ante la tragedia cubana en medio de la bancarrota de la economía estatizada y "planificada" isleña, sistema que no ha funcionado en ninguna parte y que contribuyó al desplome comunista en Europa oriental y la Unión Soviética en 1989. China y Vietnam se descolgaron hace más de cuatro decenios de ese modelo para permitir la empresa privada, la economía de mercado y la inversión extranjera, bases del imponente crecimiento y desarrollo que han registrado en el último tiempo.

En realidad, no hay país libre donde no hayan llegado emigrados de la isla que en los años cincuenta era -junto a Argentina y Uruguay- el país más desarrollado de la región, y que el castrismo convirtió en uno de los tres más pobres de esta. También me comunico con quienes siguen resistiendo estoicamente en Cuba, esperanzados en que pronto puedan decidir libremente si quieren o no otra eternidad socialista. Otros fallecieron allá sin haber disfrutado de libertad ni democracia. Recordemos que Castro intentó derrocar a Fulgencio Batista en 1953, cuando éste llevaba un año en el poder, y que el dictador -debido a vínculos familiares de por medio- lo amnistió 22 meses más tarde, lo que Castro aprovechó para organizar en México una guerrilla rebelde, con la cual derrocó a Batista en 1959. Lo logró gracias a que éste tenía un ejército de opereta y al cual Estados Unidos le aplicaba embargo de armas. Batista fue derrotado cuando llevaba seis años en el poder por un Castro que proclamaba el retorno a la democracia, pero el barbudo, entonces devoto de la Virgen del Cobre, demócrata y asiduo a brindar entrevistas a medios estadounidenses, instauró una dictadura totalitaria que ha durado once veces más que la de Batista. Al sumar los seis años de Batista con los 66 años del castrismo, lo que da 72, uno concluye algo esperpéntico: hoy ningún cubano menor de 78 años puede recordar haber visto a su patria en libertad y democracia.

El silencio de Boric ante el castrismo enlodará irremediablemente su imagen en la historia nacional porque el final del castrismo está cerca y dejará a un país pauperizado, reprimido y explotado por una casta privilegiada, y sobre todo extenuado por los escombros, las penurias, los exiliados, el odio, los abusos y el tiempo perdido. Sólo dolor y esperanza puede brotar de un pueblo que ha pasado más de la mitad de su historia independiente bajo la tiranía de dos hermanos. Me resulta imposible creer que Boric, que gustaba pasear con poemarios bajo el brazo, lo que sugiere sensibilidad, haga oídos sordos ante el clamor del pueblo del país donde comienza lo que José Martí llamó "Nuestra América".

Justificar el desastre económico cubano con el "bloqueo" estadounidense, que es un embargo parcial porque -basta con examinar las estadísticas de ambos países- Estados Unidos exporta a Cuba alimentos, medicinas y vehículos contra pago inmediato. Recordemos que la superpotencia adoptó la sanción comercial después que Castro expropió sin indemnización la totalidad de las inversiones estadounidenses y las viviendas de miles de jubilados de ese país. ¿Qué otra reacción esperaba Castro ante su medida? ¿Qué haría La Moneda si lo mismo sufrieran las inversiones chilenas en otro país? ¿Cómo reaccionarían la UE, China, India o Japón?

Boric debiera reconocer que en Cuba rige una dictadura más que longeva. No debiera sumarse, como lo hicieron líderes latinoamericanos en el siglo XIX, a la fila de quienes la dejaron sola cuando desplegó su larga lucha por la independencia, la que conquistó recién en 1898 bajo condiciones en extremo complejas. Éstas explican en gran medida su trágica excepcionalidad. Cuba bien vale una reflexión en conciencia en La Moneda para que no siga exhibiendo los dos rostros de Jano.