LOS MARTES DE DON DEMETRIO Los aranceles llegaron ya (I)
POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO
Al parecer, Estados Unidos ha abandonado absolutamente su prédica de años en el sentido que la libertad de comercio es el mejor sistema que los países tienen para alcanzar su desarrollo y, a su vez, el mundo para encontrar el más eficiente camino para conseguir que el libre intercambio de productos ayude al mejor vivir de los seres humanos. Los anuncios del actual residente de la Casa Blanca respecto a la imposición de aranceles es la mejor demostración de ese abandono. El tradicional líder del amplio y abierto intercambio de mercaderías a nivel global se ha pasado al lado de los proteccionistas, sin considerar la sustantiva trascendencia que su economía tiene a nivel global y las tristes consecuencias que lo decretado puede acarrear al mundo, especialmente para los más pobres. Es posible visualizar la posibilidad más o menos cierta que entremos en una especie de recesión como la que sufrimos hace algunos años. Esta última alternativa no está lejos de presentarse ya que la disminución del comercio internacional y el alza de los precios de los diferentes productos -fruto de los nuevos aranceles- es casi un hecho. He ahí la amplia responsabilidad que va a tener Trump, pues lo ha hecho sin preguntar a las contrapartes, sin negociar y sin tener un cálculo exacto de los efectos globales que puede causar. Piensa que con esto hará "America Great Again", pero la alternativa que le salga el tiro por la culata no es sólo teórica.
Como lo sostuve antes, el usuario de la Oficina Oval llegó a ocupar ésta ordenado la instalación de un botón que al ser activado significaba que debía servírsele una Coca-Cola. Adicionalmente, al parecer, pidió para tener a mano en uno de los cajones de su escritorio una especie de ametralladora AK 47, la que en vez de estar cargadas con balas, contuviera una variada munición de aranceles, los que él dispararía cuando lo estimara conveniente. Pues bien, ahora ha disparado la totalidad de esas "balas" que contenía el cargador, haciéndolo en forma de "ráfagas" que alcanzan en la práctica al mundo entero. Fueron pocos los países que se escaparon de ser alcanzados. Trump, mostrando una especie de lista que parecía más bien las que se escriben para ir el supermercado, mostró - en lo que él llamó el "Día de la Liberación"- el nivel que tendría cada "disparo". Nosotros no nos escapamos, pero aclaro que en este artículo no me referiré a Chile. Espero hacerlo, si Dios quiere, el próximo martes.
El millonario de Nueva York olvidó absolutamente capítulos sustantivos de la historia de su país. Veamos algunos. Entre 1950 y 1953 se desarrolló la llamada guerra de Corea. Ante la invasión provocada por Corea del Norte a su vecino del Sur, Estados Unidos -aprovechándose de una ausencia temporal de la URSS del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas- consiguió el acuerdo de la Organización para responder a esa acción bélica del norte, la que lógicamente en silencio estaba respaldada por Beijing. Más allá de la participación bastante excepcional de algunas tropas de otros países, quien llevó el peso absoluto de esa guerra fue Estados Unidos aportando soldados y medios. Esa confrontación era sustantiva para Washington desde el punto de vista geopolítico. No podía entregar toda la península de Corea a las huestes comunistas, que además recibían el apoyo de Moscú. Era abandonar el sudeste asiático.
Como resultado de esa conflagración perdieron la vida 138.000 surcoreanos y 36.000 norteamericanos. Luego de finalizado el conflicto, Estados Unidos ayudó a que Corea del Sur se levantara y lo impulsó a que se desarrollara como país, pese a la poca claridad política interna que existe hasta hoy día allí. Seúl -a sugerencia de Washington- empezó a aplicar una economía abierta bajo las normas del libre comercio. Esa asistencia no obedecía sólo a su preocupación geopolítica, sino que era la mejor forma de honrar la memoria de los miles de soldados estadounidenses que habían perdido la vida allí. Corea del Sur poco a poco fue adquiriendo un importante y progresivo desarrollo y hoy es un jugador sustantivo en el comercio internacional. Prueba local de ello es que muchos chilenos tenemos un automóvil coreano. Pues bien, Trump se ha olvidado de lo que su país predicó allí y del significado que hasta el día de hoy tiene el que en un número importante de los suyos perdiera la vida para defender la libertad política, económica y comercial en esa península. Debe pensar que con el monumento que se levantó en honor a ellos en el precioso parque que está cerca de memorial de Lincoln, ya están pagados. No se le pasó ni un minuto por la mente lo que los suyos predicaron e hicieron al participar en esa conflagración. Hoy al parecer honra a los caídos en Corea aplicando a esa nación un 25% derecho de importación, lo que la deja en una posición muy complicada en el mercado estadounidense. ¿Qué dirían los 36.000 americanos que por defender la amplia libertad perdieron su vida en las tierras coreanas?
Caso similar es el acaecido en Vietnam. Claro que en este caso los muertos norteamericanos fueron 58.000. Ese país, una vez terminada la guerra de la cual Estados Unidos salió con la cola entre las piernas, al comenzar su nueva vida tuvo una orientación cerrada y centralista siguiendo los pasos de China. Pues bien, poco a poco viró aquello y empezó a desarrollar una política abierta al mundo con el objeto de alcanzar un mejor standard de vida. Hoy, ese país no tiene nada que ver con lo fue ni con lo que resultó después de la guerra. Adicionalmente, es hoy importante desde el punto de vista estratégico, pues es una piedra en el zapato para Beijing, cosa que a Washington le resulta conveniente. Otra vez Trump debe pensar que con el precioso monumento que se construyó no lejos del levantado a las víctimas de Corea, los 58.000 muertos y los miles de heridos que sobreviven hasta el día de hoy, están pagados. No le interesa para nada la lenta, pero firme apertura hacia lo que Washington predicó por tanto tiempo. Lo ha "homenajeado" con una tasa de derechos de importación a sus productos de 46%.
Pero más allá del significado económico que tienen las medidas impuestas a una cantidad importante de países, hay un elemento sustantivo desde el punto de vista político que es realmente preocupante. La alianza existente entre Estados Unidos y Europa es una columna básica para el mundo occidental. Trump ya la había dañado seriamente con la famosa entrevista que tuvo en la Oficina Oval con el presidente de Zelenski. Ello constituyó un hito político de desavenencia no antes visto. Pues bien, ahora ha rematado ese deterioro imponiéndoles a quienes fueron sus aliados desde 1914 aranceles variados. A la Unión Europea en general le impuso un 20%, a Noruega un 15%, al Reino Unido 10% y a Suiza un 31%. Este alejamiento entre Washington y las capitales de Europa Occidental es preocupante bajo todo punto de vista. Pero Trump juega tranquilamente golf y repite cada vez que puede que es el mejor presidente que Estados Unidos ha tenido en su historia.
Qué complicado es para el mundo en general que el país más poderoso de la tierra tenga como cabeza a un hombre ególatra e impredecible como este. Su acción en comento ya produjo efectos negativos. China implantó un arancel de 34% a los productos provenientes de Estados Unidos, creándose una guerra comercial entre los dos grandes del mundo, el presidente del FED (Banco Central de Estados Unidos) ha declarado que la resolución de la Casa Blanca tendrá malos efectos en la economía del país y la Bolsas de Comercio de todo el orbe han reaccionado en forma negativa. Caben pocas dudas de que el futuro comercial mundial sufrirá un temblor de alto grado, donde -como siempre- los países chicos serán más dañados que los grandes.