Los 40 años de SOCIBER y su dique flotante, patrimonio de Valparaíso
Los diques flotantes son parte del patrimonio marítimo de la bahía desde 1857. Tras Valparaíso I y II, en 1980 se decide construir el actual Valparaíso III, a cargo de la Sociedad Iberoamericana de Reparaciones Navales (SOCIBER), constituida por ASMAR y Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares S.A., hoy en día Navantia S.A.
Desde 1985, la Sociedad Iberoamericana de Reparaciones Navales (SOCIBER) opera en Valparaíso brindando servicios de reparación de naves nacionales y extranjeras, con metas exigentes que se han logrado superar en los últimos años. La empresa se encuentra adscrita a la trinorma ISO 9001, ISO 14001 e ISO 45001, además de la norma de eficiencia energética. Este conjunto de normativas permite llevar adelante la compleja tarea que realizan a diario los profesionales y técnicos que participan en las reparaciones.
Nuestro dique, al estar en medio de la bahía, implica "un desafío mayor, porque tenemos que hacer complejas maniobras para que entren las naves a reparaciones. Además se requiere una logística de precisión por todo lo que hay que transportar de ida de vuelta desde el muelle por medio de barcazas", explica el gerente general de la empresa, Sidney Chellew Daydi. "Todo lo anterior representa un desafío mayor de productividad para poder equipararse en competitividad con los otros diques, los diques secos", detalla.
- ¿Cuál es el balance que hacen en este 40° aniversario?
- Estamos con un alto grado de operatividad. Sentimos que estamos en muy buen pie. De hecho, las ventas han crecido, la producción también y nos hemos asentado como organización. Estamos al día en el manejo de personas y en el control de gestión. Recientemente, en enero, tuvimos una nave proveniente de Tahiti. Los armadores nos prefirieron respecto a su anterior lugar de reparación en Australia porque vieron en nosotros una oportunidad, sobre todo en el plazo y en la agilidad. Quedaron contentos y esperan ser clientes frecuentes de nosotros. La aparición de varios clientes nuevos es la mejor demostración del ciclo positivo por el cual estamos pasando.
- ¿Qué los caracteriza como servicio de reparación de naves?
- Somos fuertes respecto a la competencia en plazo, precio y calidad. Tenemos muy bajos costos de garantía, que es cuando tú tienes que usar tus propios recursos para rehacer un trabajo. El tema del plazo es fundamental para esta industria. O sea, le comunicas al cliente cuándo va a entrar la nave a dique y a lo más esa fecha se moverá como máximo tres días, generalmente como consecuencia de factores climáticos; pero cuando das una fecha, ésta se cumple. De igual forma la duración de la reparación: tenemos muy buena asertividad en eso, lo cual se valora mucho.
- ¿Cómo es el trabajo cotidiano?
- Los armadores indican qué trabajos necesitan y con los ingenieros y los jefes de proyectos lo analizamos, elaboramos un plan de trabajo, sacamos una línea de tiempo, sabemos que la nave tiene que salir en una cierta cantidad de días. Estamos preparados para los imponderables, los tomamos como desafíos y les damos prioridad para no afectar la programación. Nos hemos preocupado de cumplir con toda la normativa que se requiere para estas labores y la cumplimos de principio a fin porque está hecha para proteger a las personas, para evitar accidentes, para ser más justos en la distribución de carga, entre otras cosas. Si bien se podría interpretar en algunas empresas como pérdida de productividad, para nosotros es lo contrario, ganamos productividad cuando las personas se sienten bien cuidadas, están descansadas, tienen sus elementos de seguridad y capacitaciones al día. Es una inversión y lo hacemos por convencimiento.
- ¿Cuáles son sus principales clientes?
- La mayoría de los clientes son nacionales y normalmente se distribuyen por temporada. Tenemos un periodo, por ejemplo, de mitad de junio hasta la primera quincena de noviembre, con pesqueros y naves que trabajan en la industria del salmón. Después de esa fecha, llegan los pesqueros atuneros de Ecuador. Ese mes, el espacio es disputado también por los wellboats, que son los buques que transportan salmones vivos, de distintas empresas. Sociber también presta apoyo a ASMAR en Talcahuano, en funciones como subcontratista. Del extranjero tenemos los atuneros que vienen de Ecuador, naves de pasajeros y unos barcos de carga general que operan entre Estados Unidos y Latinoamérica, que son de armadores japoneses y son clientes muy fieles a nuestro dique.
- ¿Cuántas personas trabajan en la reparación de un barco?
- Tenemos una relación uno a cuatro, es decir, el 25% de los colaboradores está en la logística, las compras, las bodegas, los transportes, apoyando a la producción. Hoy somos cerca de 25 personas en estos roles. Luego, trabajan entre 80 y 100 personas en el dique y están divididos por sus áreas de especialidad, a cargo de un jefe de proyecto. El proyecto puede ser, por ejemplo, intensivo en la renovación de pintura del barco o intensivo en reparaciones de la estructura. Las otras áreas que integramos son mecánica, la que mantiene las líneas de propulsión, válvulas y circuitos; servicios generales, que mantiene bodegas y apoya en la preparación de trabajos; y maniobras, donde son expertos en izajes de grandes pesos y el armado de andamios en apoyo a todas las otras áreas. Según la demanda que se genere vamos agregando colaboradores. Esos trabajadores son contratados por obra o faena. A veces hemos llegado a ser 250 personas en el dique trabajando, durante dos o tres semanas.
- ¿Cuáles son los objetivos para 2025?
- Hemos duplicado las ventas que registrábamos hace cinco años. El desafío es sostenerlo. Por eso hacemos trabajos en otros barcos que no necesariamente ingresan al dique, los hacemos a flote. Hemos ido a hacer trabajos a Mejillones, a Iquique, a Coronel, a San Vicente, entre otros puertos. Debemos ser ágiles para reaccionar cuando hay barcos que requieren trabajos urgentes.
El 22 de abril SOCIBER conmemorará su 40° aniversario con una celebración que promete verse desde toda la ciudad de Valparaíso. "Mucha gente mira hacia la bahía y no sabe lo que es ese cajón misterioso que está en medio del mar. No se imaginan que adentro de esas paredes que forman parte del artefacto naval hay oficinas, comedores, baños, talleres. Y, por el otro lado, hay compresores, tableros eléctricos, tornos. Hay un mundo ahí adentro", detalla Sidney Chellew.
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"Hemos duplicado las ventas que registrábamos hace 5 años atrás. El desafío es sostenerlo. Por eso hacemos trabajos en otros barcos que no necesariamente ingresan al dique".
Sidney Chellew
Gerente general SOCIBER