No hay publicidad mala, sólo peor
Zazza, uno de los youtubers más afamados de Europa le muestra el mundo el corazón de la delincuencia en los cerros porteños. La alcaldesa Camila Nieto reconoce haber heredado una situación de inseguridad grave, pero su respuesta es absolutamente insuficiente.
Un reportaje del youtuber italiano Zazza no solo retrata un Valparaíso golpeado por el narcotráfico, el abandono y el miedo. También desnuda la inacción crónica de un Estado que, pese a las alertas previas, ha dejado que la joya patrimonial de Chile se transforme en un botín en disputa del crimen organizado. No se trata de exageración mediática. Se trata de testimonios crudos, armas al cinto y redes de narcotráfico operando a plena luz del día en el corazón del plan porteño.
Que un extranjero haya tenido que mostrarle al país lo que muchas autoridades locales y nacionales han preferido minimizar, es señal de un colapso institucional en cámara lenta. No basta con diagnósticos ni con frases bien intencionadas. Valparaíso se cae a pedazos, no solo por falta de inversión, sino por el descontrol territorial que se vive en sectores como la Plaza Echaurren, el Muelle Prat o la población La Copa.
La alcaldesa Camila Nieto reconoce haber heredado una situación de inseguridad grave, pero su respuesta -ocupación cultural del espacio público y funcionarios municipales- es absolutamente insuficiente frente a bandas armadas, tráfico y amenazas. La coordinación con Carabineros es necesaria, pero no puede seguir siendo reactiva ni decorativa.
Tampoco basta con el despliegue intermitente de "rondas impacto" o promesas de "copamiento". Si el Estado no es capaz de garantizar el control soberano del territorio, lo ocupan otros. Y esos otros hoy operan con contactos en San Antonio, Bolivia y Colombia, como revela el reportaje. La criminalidad ya no se esconde en los cerros: bajó al plan, se instaló, y ahora impone sus reglas.
Valparaíso no necesita más diagnósticos ni mesas técnicas. Necesita una intervención integral, sostenida, sin complejos ni cálculos políticos. La ciudad no puede seguir siendo una postal para turistas y una trinchera para quienes viven en ella. Y si el Gobierno no actúa ahora con decisión, lo que fue patrimonio de la humanidad terminará siendo patrimonio exclusivo del crimen.