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Una Presidencia bajo sospecha

La investigación del caso ProCultura golpea el corazón del gobierno y plantea serias dudas sobre el uso de fondos públicos.
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El caso ProCultura se ha convertido en una amenaza directa a la credibilidad institucional del gobierno del Presidente Gabriel Boric. Lo que partió como un nuevo episodio dentro de los polémicos convenios entre fundaciones y el Estado ha escalado hacia un posible escándalo de corrupción con repercusiones que hoy alcanzan al propio Jefe de Estado.

Según los antecedentes entregados por el fiscal regional de Coquimbo, Patricio Cooper, hay indicios de que dineros provenientes de convenios públicos adjudicados a la Fundación ProCultura fueron utilizados para financiar de forma irregular la campaña presidencial de Boric. Las cifras lo respaldan: mientras en 2020 y 2021 los convenios con ProCultura sumaban cerca de $500 millones, en 2022 y 2023 -ya con Boric en La Moneda- esa cifra se disparó a más de $5.000 millones.

La supuesta participación del Presidente no solo es sugerida por los montos involucrados, sino también por vínculos personales. Cooper cita testimonios y conversaciones entre imputadas donde se afirma que el cofundador de ProCultura, Alberto Larraín Salas, habría declarado que "gastó esa plata en la campaña del Boric y no la va a devolver nunca". Además, se agrega un elemento aún más delicado: el Mandatario habría actuado como intermediario para coordinar una estrategia de defensa entre su ex pareja, Irina Karamanos -quien trabajó para la fundación y estuvo imputada-, y otros investigados.

La justicia intentó avanzar: Cooper solicitó la interceptación telefónica del Presidente, argumentando que hay "fundadas sospechas" y que el propio Boric habría facilitado comunicaciones clave. Sin embargo, el tribunal lo rechazó por ahora, exigiendo pruebas más contundentes.

Estamos ante un momento definitorio. Si los hechos se confirman, el país enfrentaría un escenario de corrupción en la cúspide del poder político. Y si no, el gobierno tiene la obligación moral de permitir que la investigación siga su curso sin obstáculos. El poder no puede protegerse a sí mismo en la oscuridad.

En democracia, nadie está por encima de la ley.

Ni siquiera -y sobre todo- el mismísimo Presidente de la República.

León, el Papa de la paz para tiempos inciertos

"No es casualidad que el Papa pronunciara nueve veces la palabra "paz" en su primer discurso desde el balcón que da a la plaza de San Pedro". Jorge Patricio Vega Velasco, Obispo de Valparaíso
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Hace algunos días, la fumata blanca que vimos salir de la famosa chimenea vaticana nos anunciaba que el Papado, como institución, seguía vigente, y que el mundo contaría con un nuevo pastor. El cardenal Dominique Mamberti dijo su nombre: Robert Prevost, el cardenal, se convertía en León XIV Papa.

Robert Francis Prevost Martínez nació en Estados Unidos. Como muchos allí, proviene de una familia de migrantes europeos. Gracias al esfuerzo de sus padres, pudo estudiar matemáticas y en Chicago apreció los beneficios del desarrollo y las bondades del progreso material que dan las potencias del mundo.

Sin embargo, su experiencia vital no se agotó ahí. El Papa también sabe de las pobrezas y dolores de nuestro continente. Por su vida como religioso y misionero, llegó a Perú para insertarse en esa realidad por cerca de 30 años. En tierras hermanas palpó con sus propias manos las llagas del pueblo y las pobrezas de su gente. Rápidamente, las redes sociales y los medios de comunicación social han rescatado fotografías y videos que dan cuenta de su labor social y apostólica.

El año pasado se trasladó a vivir a Roma para colaborar con el Papa Francisco, que lo puso al frente del Dicasterio para los Obispos. Desde ese lugar, colaboró con la provisión de los obispos para las Iglesias particulares y asistió en el ejercicio del ministerio episcopal a quienes hemos recibido ese encargo.

Cuando era prefecto del Dicasterio, tuve la oportunidad de conocerlo. Compartí con él varias reuniones en la Santa Sede y percibí su profundo amor por la Iglesia y por América Latina. Chile no le era ajeno: conocía el caminar eclesial y las situaciones más apremiantes de nuestro país. Vi en él a un hombre que sabía conjugar la nobleza de su labor con la sencillez de quien sabe que es un servidor.

El nuevo Santo Padre inicia su servicio en tiempos inciertos. Las guerras no cesan, los conflictos sociales y económicos se agudizan y las divisiones entre los pueblos se acrecientan. Por eso no es casualidad que el Papa pronunciara nueve veces la palabra "paz" en su primer discurso desde el balcón que da a la plaza de San Pedro. León sabe que encarna la esperanza de millones de personas que sufren el azote de la guerra.

¿Cuál será la línea del Papa León? ¿Qué acentuaciones tendrá? ¿Es un continuador del Papa Francisco? Las lecturas de la política contingente no alcanzan a comprender su ministerio. Lo único cierto es que la misión del Papa debe ser, siempre y en primer lugar, el anuncio del Evangelio de Jesucristo.

El Papa ha puesto su confianza en el Señor, que cuida de la Iglesia como nadie más sabe hacer. El Papa será el primero en cumplir los mandatos del Señor y se abandonará, sin restricciones, a su santa voluntad.

El arte de no rendirse

Gabriel Contreras Hernández , Actor, director teatral y docente de Actuación de Duoc UC Sede Viña del Mar
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Cada 11 de mayo, el país se llena de actividades que conmemoran el Día Nacional del Teatro, jornada en la que recordamos a Andrés Pérez Araya, creador clave de un teatro popular y comprometido con lo social. En Valparaíso, este recuerdo nos conecta con una larga tradición de quienes han transformado la escena en nuestra región.

Durante años, múltiples compañías han contribuido a una cartelera local diversa y vibrante. El teatro, en este contexto, no se limita a una expresión artística: es una forma de estar, de convivir y de persistir. Atraviesa la rutina, a veces con recursos escasos, otras veces sostenido por fondos institucionales o sólo por la voluntad de quienes lo hacen posible. Pero siempre aparece, impulsado por una necesidad vital: decir, encontrarse, abrir espacio donde antes hubo silencio.

Desde mi rol como docente en actuación, he sido testigo de cómo los procesos creativos estudiantiles pueden generar conexiones reales con su entorno. El teatro tiene una dimensión pedagógica que no se restringe al aula. Aparece cuando alguien saca a la luz una inquietud profunda a través del escenario, cuando una obra en una escuela rural provoca reflexiones inesperadas, o cuando una escena en una plaza detiene la marcha apurada de quienes la cruzan sin saber que están por presenciar algo transformador. La escena no sólo enseña a actuar: enseña a mirar, a escuchar, a empatizar, a reconocernos en el otro.

Persistir en este oficio también implica afrontar desafíos: ampliar los públicos, convocar a nuevas generaciones y romper la percepción de que el teatro es inaccesible. La escena es un lugar donde podemos reunirnos, compartir y encontrar sentido común en medio del ruido. Porque lo escénico no vive únicamente en lo que ocurre sobre las tablas. Está en los gestos compartidos, en la emoción silenciosa, en esa conexión intangible que se genera entre quienes observan y quienes actúan. Ese momento fugaz y poderoso nos recuerda algo esencial: no estamos solos.

Este 11 de mayo es una oportunidad para más que un homenaje. Es una invitación a reencontrarnos, a habitar los teatros, las plazas, los centros culturales y todos los espacios posibles con sensibilidad y apertura. A escuchar al otro con lo que trae consigo: sus vivencias, emociones y contradicciones. A imaginar, aunque sea por un momento, una forma distinta de habitar el presente.

Mientras el teatro siga respirando en esta región, con sus diversas voces y su energía incombustible, seguiremos imaginando, creando y ensayando futuros posibles y quizás alcanzables. Porque allí donde se comparte una historia, también nace la esperanza de una comunidad que se piensa, se reconoce y se transforma.