Llamado a unidad con memoria
Gabriel Gaspar destaca el 21 de mayo como una fecha clave para recuperar la unidad nacional y reflexionar sobre nuestra historia. Vivimos en una sociedad donde las zapatillas -y para qué decir los teléfonos celulares- son más importantes que los libros, el conocimiento y el estudio de la Historia de Chile.
En tiempos de fragmentación social, la entrevista al exsubsecretario de Defensa y exembajador Gabriel Gaspar ofrece algo cada vez más escaso en el debate público: una mirada de largo plazo anclada en la historia. En sus palabras, el 21 de mayo no es solo una efeméride naval, sino una oportunidad para proyectar un país más unido, consciente de su pasado y ambicioso respecto de su futuro marítimo y geopolítico.
Gaspar destaca el Combate Naval de Iquique como el punto de inflexión simbólico de la Guerra del Pacífico, pero también como una lección viva de organización, doctrina y sacrificio. Lo esencial, sugiere, no es solo recordar los hechos, sino interiorizar sus principios: cohesión, responsabilidad y visión de nación. En un país donde prima el cortoplacismo y el afán personal por sobre el bien común, rescatar esos valores no es un gesto nostálgico, sino profundamente actual.
Vivimos en una sociedad donde las zapatillas -y para qué decir los teléfonos celulares- son más importantes que los libros. En ese contexto, su propuesta de restituir la Historia como eje curricular obligatorio debería encender alertas. Una sociedad que relega la formación crítica y cívica en favor del consumo instantáneo se aleja peligrosamente de sus raíces. La desmemoria nos empobrece culturalmente, pero también políticamente. Como él advierte, sin historia no hay agenda posible.
También es valioso su llamado a fortalecer la condición oceánica de Chile. La creación de un Ministerio del Mar puede debatirse, pero no su fondo: el mar es hoy una de nuestras mayores plataformas estratégicas. La postulación de Valparaíso como sede de la secretaría del acuerdo BBNJ, la proyección hacia Asia y el cuidado del patrimonio marino son parte de una misma visión: mirar hacia el mundo sin perder el anclaje territorial.
Tampoco evade temas complejos: aborda las tensiones con vecinos, el reordenamiento mundial y la amenaza del crimen organizado. Su diagnóstico es claro: la solución no está en el retrovisor, sino en una mirada de conjunto, una nación cohesionada que sepa articular su diversidad. En sus palabras, el mejor homenaje a Prat es recuperar la idea de país como proyecto común.