Crecer no es opción, sino una urgencia
Bettina Horst propone varias reformas profundas para reactivar el crecimiento económico y evitar una crisis estructural. El punto más provocador de la directora ejecutiva de LyD, Bettina Horst, es también el más necesario: pasar del modelo de "permiso para invertir" al de "vengan a invertir".
En su intervención en Conecta Región, organizado por Duoc UC y El Mercurio de Valparaíso, la economista Bettina Horst, directora ejecutiva de Libertad y Desarrollo, presentó un diagnóstico tan certero como inquietante: Chile no sólo ha desacelerado su crecimiento económico, sino que ha comenzado a desmantelar silenciosamente las bases que alguna vez sustentaron su progreso.
Horst fue clara: el 92% de la reducción de la pobreza entre 1990 y 2017 se debió al crecimiento económico, no a la redistribución. Sin embargo, la narrativa dominante ha desplazado el crecimiento del centro del debate. El resultado es evidente: pérdida de competitividad tributaria, caída en los índices de libertad económica y percepción creciente de corrupción institucional.
Su propuesta no se queda en la denuncia: exige una cirugía mayor al Estado. Reformar su estructura para evitar la fragmentación administrativa, fusionar carteras ministeriales, modernizar el aparato fiscal y reducir drásticamente el gasto improductivo. El objetivo no es achicar por achicar, sino volver a poner al Estado al servicio del desarrollo, no del entrampamiento.
En lo laboral, llama a sincerar el debate: aumentar artificialmente los costos del empleo formal no genera mejores condiciones, sino más informalidad. La apuesta debe estar en alinear incentivos, reformar la indemnización por años de servicio y repensar el seguro de cesantía. Sólo así es posible crear empleo genuino y estable.
El punto más provocador de Horst es también el más necesario: pasar del modelo de "permiso para invertir" al de "vengan a invertir". Eso implica romper con una burocracia asfixiante, confiar en el sector privado y eliminar los cuellos de botella que hoy desalientan la inversión.
Sin crecimiento, no hay mejora social posible. Chile necesita recuperar la convicción de que sólo creando riqueza se puede distribuir de forma sostenible. El país enfrenta una decisión crucial: persistir en una ruta que ya mostró sus límites o retomar el camino del desarrollo con reformas valientes y visión de largo plazo.