El financiamiento y asegurar igualdad de condiciones entre las universidades estatales y no estatales son los principales puntos donde los rectores del G9 creen que puede haber dificultades para lograr un acuerdo con el Mineduc, ad portas de la reunión que sostendrán mañana con la ministra Adriana Delpiano, quien les presentará el proyecto de reforma a la educación superior que el Gobierno enviará este mes al Congreso.
La agrupación, que reúne a las nueve universidades tradicionales no estatales al interior del CRUCh, es presidida por el rector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Claudio Elórtegui, quien sostuvo que "nosotros, como universidades públicas no estatales, estamos preocupados por el contenido del proyecto de reforma a la educación superior en lo que dice relación con nuestras instituciones, por todo lo que se ha venido anunciando por prácticamente dos años, en relación a cuál va a ser el trato desde la política pública con los distintos tipos de universidades que existen en el país, por una eventual discriminación que podría existir entre las instituciones del Consejo de Rectores, entre estatales y no estatales".
Esta postura es compartida por el vicepresidente del G9, Darcy Fuenzalida, rector de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), quien señaló que esperan que el proyecto "considere no sólo el rol de las universidades estatales, sino que también destaque el rol que junto a ellas, y de la misma forma, han jugado las universidades públicas no estatales del CRUCh, entre las cuales está la nuestra. Es muy importante asegurar el trato no discriminatorio a las universidades que lo componemos, independiente de si son estatales o no estatales, reconociendo el aporte que todas hacemos a la educación pública".
Financiamiento
Asimismo, Fuenzalida avizora que un potencial foco de conflicto puede ser el "financiamiento, porque sin duda los recursos no son suficientes para abarcar los requerimientos de las universidades, tanto en la cobertura de la gratuidad como en las necesidades de las instituciones regionales, por ejemplo, para asegurar en regiones una calidad de educación superior equivalente a la que se encuentra en Santiago".
En tal sentido, enfatizó que la reforma deberá contemplar "financiamiento suficiente para asegurar la calidad en el contexto de la educación gratuita. Se debe tener presente que varias de las universidades del CRUCh están recibiendo por la gratuidad menos recursos que antes; además, hay que destacar la necesidad de mantener los recursos basales, para asegurar los roles en extensión e investigación, sumado todo ello a la docencia. Para mantener la calidad que hemos alcanzado se requiere de un financiamiento adecuado y la reforma lo debe considerar".
Por otra parte, Elórtegui puso de relieve que "entendemos que por el lado estudiantil se va a avanzar en la medida de los recursos existentes en los próximos años, para ir ampliando la gratuidad en lo que se ha anunciado, primero, que cubra a otras instituciones, especialmente a los estudiantes de los centros de formación técnica e institutos profesionales que cumplan con ciertas condiciones. Nos parece que eso puede ser un avance muy importante, porque allí hay una alta concentración de estudiantes vulnerables".
Otro punto que podría ser complejo dentro de la discusión del proyecto dice relación con el rol que tendrá el Consejo de Rectores de la Universidades de Chile (CRUCh), pues según advirtió Fuenzalida, "de no ser reconocido en su justa dimensión, podría poner en riesgo el desarrollo futuro de la educación superior".
En esa línea, el rector de la UTFSM subrayó que el CRUCh "ha sido el motor de desarrollo de las universidades que más han aportado y aportan al país. La investigación en Chile está centrada en las universidades del CRUCh y las instituciones con vocación y servicio público se encuentran dentro de él. Para asegurar políticas adecuadas en educación superior se requiere de la continuidad de este Consejo, el que sin duda debe modernizarse y fortalecerse, haciendo que también se abra a la incorporación de otras instituciones que cumplan con los criterios de institución pública, calidad y participación".
Para lograr acuerdo
Teniendo en cuenta estos puntos, la propia ministra de Educación, Adriana Delpiano, reconoció que será difícil lograr un acuerdo con los rectores, y en este sentido, el vicepresidente del G9 cree que para conseguirlo "no podemos poner en riesgo lo que hemos logrado en las buenas universidades chilenas, las cuales no solamente son reconocidas en nuestro país, sino que también se encuentran dentro de las mejores a nivel internacional. Este patrimonio es de todos los chilenos, por lo que cualquier cambio debe estar orientado a mejorar aquellas universidades deficitarias y en ningún caso a debilitar las que se han destacado".
A su vez, el rector de la PUCV cree que el acuerdo debiera pasar por "un fortalecimiento del conjunto de la educación superior de carácter pública y de las universidades que reconocidamente tienen ese carácter, estatales y no estatales. En esa línea, creemos que podríamos encontrarnos, porque nosotros como universidades no estatales no estamos en contra del desarrollo de las estatales, por el contrario".
En cuanto a los puntos que generan consenso, Elórtegui detalló que "hay bastante acuerdo con respecto la conveniencia de perfeccionar el sistema de aseguramiento de la calidad y en la necesidad de fortalecer a las universidades regionales", punto en el que coincidió Fuenzalida, haciendo notar que estas casas de estudios "han estado castigadas por mucho tiempo en la distribución del presupuesto nacional. El país se merece una educación de calidad independiente del lugar geográfico donde esta se entregue".
" Nos parece que hay diferencias, incluso al interior del CRUCh, sobre la política hacia los distintos planteles, y eso preocupa a los no estatales"
Claudio Elórtegui, Rector PUCV y presidente del G9
" Para mantener la calidad que hemos alcanzado se requiere de un financiamiento adecuado y la reforma lo debe considerar"
Darcy Fuenzalida, Rector UTFSM y vicepresidente del G9