El paro de los funcionarios del Servicio Nacional de Menores (Sename) de Playa Ancha y el ataque de ayer contra un empleado del centro ex Lihuén son una faceta más de la crisis que vive esa entidad estatal. La movilización se suma a la grave denuncia del diputado René Saffirio, quien señaló que en el periodo 2005-2016 han fallecido 477 menores internados en las dependencias de ese servicio o de organismos colaboradores.
Dice el diputado que el informe sobre muertes proporcionado por la entidad sólo consigna 185 decesos y omite 292 casos de internos correspondientes a causas de responsabilidad penal juvenil. Y esto último refiere a un creciente ámbito delictual que afecta a todos los sectores de la sociedad donde la rehabilitación conductual es fundamental.
El caso de Playa Ancha se origina en discrepancias entre la asociación local de funcionarios del Sename y el director regional de la entidad, Esteban Elórtegui, quien es acusado por el personal de no cumplir diversas demandas, entre las cuales están la falta de educadores, mesas de trabajo suspendidas y la instrucción de sumarios contra algunos funcionarios.
De acuerdo a lo informado por el director regional, hay trabajadores del centro de Playa Ancha suspendidos por denuncias de maltrato contra los internos. Agrega en declaraciones a este Diario que "no nos vamos a dejar intimidar porque siempre va a estar primero el bienestar y el interés superior de los niños y niñas".
Y el punto es si ese "interés superior" es bien atendido, con recursos e instalaciones adecuadas, con suficiente número de funcionarios, con efectiva vocación y bien rentados, con una estructura institucional al margen de presiones y cuoteo políticos.
Interrogantes pertinentes, pues el Sename atiende a miles de niños afectados por graves problemas que van desde carencias familiares hasta delincuencia juvenil. Se trata de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad que requiere atención preferencial para lograr su recuperación y rehabilitación.
La paralización de Playa Ancha puede ser resuelta a través del diálogo, como también pueden ser resueltos los recurrentes problemas, agresiones incluidas, que ocurren en el centro de Limache, por señalar casos concretos.
Pero el gran desafío, desafío social, es diseñar una política consistente que logre una efectiva recuperación y rehabilitación esos niños, niñas y adolescentes que llegan hasta los centros del Sename o de entidades auxiliares de ese servicio.
Los paros, las fugas y, lo más dramático, las muertes, son una ineludible luz roja que llama a priorizar un tema que exige urgente solución y que toca, de un modo o de otro, a toda la comunidad.