Lo han entendido perfectamente las autoridades locales: el encuentro de APEC 2019 que tendrá como sede Santiago, necesariamente se proyectará a nuestra Región de Valparaíso, pues una reunión internacional de esta jerarquía tiene externalidades que van desde el trabajo de comisiones especializadas hasta actividades culturales y turísticas.
Y el ambiente y las facilidades para esa actividad se dan en nuestras ciudades, pero, por cierto, para acogerlas se requiere avanzar en diversos aspectos como conectividad, seguridad, hotelería y oferta variada en esparcimiento, cultura, comercio y servicios.
Dentro de esta gran oportunidad que significa la reunión la XXVI versión del Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico, hay un hecho positivo, si se quiere un golpe de suerte: el secretario ejecutivo a cargo de la organización del próximo encuentro, Mario Artaza, es un porteño de corazón, que incluso trabajó como periodista en este Diario.
En esa condición, más allá del afecto, conoce las fortalezas y debilidades de la región y sus observaciones sobre los requerimientos del encuentro que reúne a los más importantes líderes mundiales deben ser atendidas y consideradas como un aporte.
Por su parte, evaluando la importancia de la reunión, el intendente Gabriel Adoney plantea ante esta oportunidad que es necesario "aunar muchas voluntades y trabajo para un evento de esta magnitud".
Y eso es lo fundamental, sumar voluntades y recursos, romper las barreras que separan lo público de lo privado para lograr resultados que se traduzcan en una buena imagen del país y de la región para los visitantes.
Hay que tener presente que en este tipo de encuentros, fuera de delegaciones oficiales, hay una intensa presencia mediática que entrega al mundo una visión de la jornada misma y del entorno en que este se desarrolla. También se cuenta con la presencia de empresarios tras contactos y experiencias económicas que derivan de los acuerdos que se adoptan en una cita de este tipo, que reúne a colosos del intercambio global.
Hay que destacar, como lo señala Artaza, que si bien la APEC realizada en Chile en 2004 reunió a 5.500 visitantes, la próxima convocará a 19 mil. La cifra es un desafío de magnitud, tanto por el número como por la importancia de esos visitantes y la diversidad de sus requerimientos.
La reunión supone inversión pública y también privada, inversión que debe ser rentable para la imagen y economía de la región y del país, proyectándose en el tiempo con un sello, un nombre que se traduzca en nuevas reuniones internacionales a partir de la buena experiencia de un encuentro de la magnitud global como son las periódicas citas del Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico. El desafío está presente desde ya.