No se olviden de la bahía de Quintero
Pasado un mes después de los tristes episodios de contaminación en el cordón industrial, no es hora de bajar la guardia respecto de las soluciones. ¿Están las empresas capacitadas para responder a las nuevas normas estandarizadas por la Organización Mundial de la Salud? ¿Cuánto hay de voluntarismo y cuánto de realidad en este "nuevo trato"? La ciudad tendrá que hacer más esfuerzos para que se den las condiciones para que el concepto "ciudad universitaria" se concrete efectivamente En el caso de Viña del Mar los pasivos ambientales son herencia de la ciudad
Tras las cinco medidas ordenadas por el Presidente, Sebastián Piñera, y anunciadas por la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, para la compleja crisis de contaminación que viven las comunas de Quintero y Puchuncaví, se dejaron caer las Fiestas Patrias, las cuales, con sus largos feriados, amenazan con dejar en un segundo plano el drama social y humano que viven los habitantes de las zonas mencionadas desde hace más de medio siglo.
Una de ellas fue el traspaso de la red de las nueve estaciones de monitoreo desde las empresas (siete de ellas eran administradas por las empresas AES Gener y Codelco Ventanas, mientras que las otras dos eran propiedad de GNL Quintero y Enel) a la supervisión directa, independiente y transparente del Estado.
La segunda es que partir del segundo semestre del 2019 esta red será perfeccionada de acuerdo a los resultados que arroje una auditoría internacional que el Ministerio del Medio Ambiente realizará junto al gobierno de Finlandia.
El punto tercero, acaso el más importante, es el pronto establecimiento de una normativa más exigente en calidad del aire para el dióxido de azufre con normas horarias (actualmente son diarias), a implementarse a partir del primer semestre de 2019, bajo estándares internacionales.
El cuarto acápite apunta a la actualización, a partir del 1 de octubre, de los planes operacionales de AES Gener y Codelco, ajustando su funcionamiento a las condiciones atmosféricas de ventilación diarias de la zona.
Finalmente, en diciembre de este año deberá ingresar para toma de razón en Contraloría el Plan de Descontaminación para la zona de Quintero y Puchuncaví, que establecerá mayores exigencias a todas las empresas que funcionan en el cordón industrial de esta zona.
Las preguntas hoy son varias: ¿están las empresas capacitadas para responder a las nuevas normas estandarizadas por la Organización Mundial de la Salud? De no ser así, y de no ser posible la inversión en términos de rentabilidad, ¿tendrá el Estado la capacidad legal y política para determinar su cese de funciones? ¿Cuánto habrá de voluntarismo y cuánto de realidad en este "nuevo trato" con Quintero y Puchuncaví? ¿Las intoxicaciones pueden ser probadas científica y legalmente o, como muchos dicen, puede ser que respondan a casos psicosomáticos o de histeria colectiva? Cincuenta años y más de castigo ambiental no es poco. Empero, Quintero, Puchuncaví y Concón- el tercer actor, que ha pasado colado en esta polémica- también necesitan de las industrias para mantener las plazas laborales que éstas entregan a la comunidad.
Quizás lo más importante sea ahora, como bien dice el intendente Jorge Martínez, no preocuparse del incendio -que ya está desatado- sino de la reconstrucción de Quintero y Puchuncaví. ¿Estaremos de acuerdo en eso?
Ciudad universitaria segura
Valparaíso tiene las mejores condiciones para transformarse en una auténtica ciudad universitaria, tanto por la calidad de las instituciones de educación superior como por la producción científica y tecnológica; la innovación y creación; cultura y patrimonio; la densidad de estudiantes en carreras de pregrado, postítulo, diplomados y postgrado; y el aumento progresivo de estudiantes y académicos extranjeros que vienen a nuestra ciudad a través de programas de movilidad académica y estudiantil.
El carácter de ciudad patrimonio de la humanidad, declarado por UNESCO en 2003, por su singular paisaje natural y riqueza cultural, hace de Valparaíso una ciudad única en el mundo y uno de los lugares más atractivos de Chile para estudiar. Desde el Consejo de Rectores de Valparaíso, junto a otras instituciones y ProChile, hemos venido trabajando programas para que más personas estudien en Valparaíso.
Sin embargo, la ciudad tendrá que hacer más esfuerzos para que se den las condiciones para que el concepto "ciudad universitaria" se concrete efectivamente. Uno de los más importantes factores para dicha concreción se refiere a las garantías de seguridad que se ofrezca a los ciudadanos y sin duda, también, a los estudiantes nacionales y extranjeros.
Los hechos ocurridos en la Plaza Aníbal Pinto el viernes 7 de septiembre, lugar en que fue cruelmente asesinado Javier Fernando Olmos Chávez, joven estudiante que estaba a punto de entregar su tesis para obtener el título de Ingeniero Civil Ambiental, nos han llenado de inquietud. Este hecho horrible dejó una huella de dolor e impotencia en su familia, académicos, funcionarios y estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Playa Ancha, como también en miles de personas que han solidarizado y que ven con temor el simple hecho de circular por la ciudad.
Lo anterior motivó a que el Consejo de Rectores de Valparaíso solicitara reuniones con las instancias que tienen a su cargo el orden público, para manifestar preocupación y para lograr mejores coordinaciones y estrategias que permitan acabar con estos actos y disminuir la sensación de inseguridad que se vive en la ciudad. En este sentido, destacamos la voluntad y el interés demostrados por la gobernación provincial, la Municipalidad de Valparaíso y las policías, para que -con el apoyo de nuestras instituciones, en especial en las tareas preventivas- se pueda abordar este tema con el máximo rigor y profesionalismo.
Es preciso también expresar nuestro reconocimiento al trabajo especializado y profesional de la Policía de Investigaciones, que en tiempos breves logró la detención del principal sospechoso en estos hechos, poniéndolo a disposición de los tribunales para que determinen las responsabilidades correspondientes y las sanciones a que haya lugar.
Uno de los principales destinos de nuestro puerto es la concreción del concepto "ciudad universitaria" y, para ello, se requieren variadas condiciones, siendo una de las más importantes que se reconozca a Valparaíso como una ciudad segura.
Las deudas del pasado industrial
Desde mediados del siglo XIX, el desarrollo industrial ha sido un factor inherente a las ciudades puerto, fenómeno del que la Región de Valparaíso no estuvo ajena. Sin embargo, cada uno de estos procesos acumuló contaminantes -muchos de ellos persistentes o recalcitrantes en sus sistemáticas manipulaciones y procesos- los que se fueron sumando, hasta que con el tiempo se transformaron en lo que hoy se conoce como "pasivos ambientales urbanos".
Con "pasivo ambiental" nos referimos a una deuda generada en otro tiempo, bajo circunstancias sociales, culturales y técnicas distintas, que en la actualidad constituye un residuo necesario de informar, focalizar y tratar.
En el caso de Viña del Mar los pasivos ambientales son herencia de la ciudad. Se trata de un problema que implica componentes peligrosos y que permanecen en el entorno. Muchas veces a este escenario se agrega un ambiente frágil que complejiza su situación y manejo.
Si revisamos la historia de la ciudad, veremos que el comienzo del despliegue industrial de Viña del Mar está íntimamente relacionado al desarrollo y extensión del ferrocarril, el que contempló una serie de etapas:
Primero, un "desarrollo industrial temprano" (1857 a 1874) en torno al eje ferroviario. Luego, un "desarrollo industrial liberal" (1874 y 1881) concentrado en las actividades vinculadas a la expansión del ferrocarril. Un "desarrollo liberal tardío" (1881 y 1920) donde las actividades industriales se diversificaron y se incorporaron contaminantes de metales pesados y elementos químicos básicos.
Ya iniciado el siglo XX, se produjo un "primer desarrollo nacional" (1921 y 1945), en el que se generó una gran promoción de la industria nacional, seguido por un "desarrollo nacional complejo" (1945 a 1983) en el que sistemáticamente la ciudad comenzó a incorporar servicios automotores. La crisis del proceso postfordista -en el caso de Chile con la crisis económica de 1983- cerró el ciclo industrial, siendo la quiebra de la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) el hito que cambió el paradigma.
La ciudad reconvertida hacia los servicios urbanos olvidó su pasado industrial y hoy sólo lo observamos como un "legado", vinculado a las comunidades que estos desarrollos generaron: sindicalismo, mutualismo, organizaciones de diversa índole, barrios, poblaciones, y un remanente patrimonial olvidado, junto al legado silencioso de los contaminantes que hoy llamamos pasivos ambientales urbanos.
Hoy, esta "herencia" puede ser vista como una oportunidad para proyectar la regeneración de las condiciones naturales urbanizables, y de esta manera, comenzar a hacer las cosas en forma diferente para proyectar la vida y dar sostenibilidad a la ciudad.
Es por esto que hoy en día es más importante que nunca hacernos cargo de un problema que es de toda la ciudad, impulsando proyectos de remediación de terrenos que tienen pasivos ambientales. Recién a partir de aquí será posible que hablemos, no de desarrollo inmobiliario, sino de desarrollo urbano, un proyecto de ciudad que aportará una visión de futuro, con sostenibilidad y adaptabilidad.
Patricio Sanhueza Vivanco
Rector Universidad de Playa Ancha
Mg. Luis Álvarez Aranguiz
Director Instituto de Geografía PUCV