Pasaron la temida barrera de los 60 y ya están jubilados de sus respectivas actividades profesionales. Sin embargo, se mueven como peces en el agua en las redes sociales, usan Whatsapp, compran por internet, practican deportes, van al cine y tienen una intensa vida social. Es decir, viven los llamados años dorados a plenitud. Reconocen que son una excepción en el panorama nacional y regional, por lo que un grupo de profesionales jubilados decidió poner en marcha la Fundación Reencanto, centrada en el bienestar del adulto mayor, que según la encuesta CASEN 2013 corresponde al 16,7 de la población chilena.

Erika Rezzio Nocetti, Edita Olivares Swett, Zunilda Silva Astorga y Rudolf Glanzmann son los socios fundadores de Reencanto, cuyas actividades serán presentadas oficialmente en una ceremonia programada este jueves 28 de mayo, a las 15.30 horas, en el anfiteatro de la caja de compensación Los Andes.

"El proyecto -explica Erika Rezzio, presidenta de Reencanto- nace de un conjunto de profesionales jubilados que en vez de quedarse en su casa quiere dar su aporte a todas las personas que lo quieran recibir. Quienes conforman esta fundación son personas enamoradas del aprendizaje y que transitan por los lugares en donde se imparte el conocimiento, pertenecen a la sociedad digital, el internet es su mundo selectivo y con sus herramientas tratan de ayudar con distintos talleres y dinámicas. La fundación se compone principalmente por asistentes sociales y profesores que por su vocación son los que sienten más sensibilidad por el tema".

El primer taller de la fundación se llama "Rencuentro con el poder de nuestra fortaleza", pues como comenta la directora de esta organización, "durante toda la vida se tienen pérdidas y ganancias y justamente a los 60 años las personas se replantean su existencia, ya que aparece el síndrome del nido vacío, la pérdida de las obligaciones laborales y ahí uno se reencuentra consigo mismo".

Reencanto quiere crear conciencia para que existan familias amigables con el medio ambiente a través de los llamados diplomados de competencia generativa para vidas sustentables, y que tienen también como fin capacitar monitores que reproduzcan su conocimiento a sectores más vulnerables.

"A los 60 años las personas se replantean su vida, aparece el síndrome del nido vacío, la pérdida de las obligaciones laborales y ahí uno se reencuentra consigo mismo"