Revelaciones sobre contactos polinésicos con Chile prehispánico causan asombro en Berlín
CONGRESO. Arqueólogo viñamarino que desarrolla esa línea de investigación expuso en reunión mundial sobre Rapa Nui.
Una destacada participación con aporte de antecedentes "estelares" tuvo el arqueólogo viñamarino especializado en Isla de Pascua y exconservador del Museo Fonck, José Miguel Ramírez, en el Noveno Congreso Internacional de Rapa Nui y el Pacífico, que se desarrolló hasta ayer en Berlín, como integrante de la embajada cultural del territorio insular que asistió con el patrocinio de la Dirección de Cultura del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Exadministrador del Parque Nacional Rapa Nui y cuyos estudios sobre el ya probado contacto entre polinesios y mapuches prehispánicos tuvieron repercusión mundial en 2007, en especial el hallazgo de ADN polinésico en los primeros restos de gallina prehispánica "araucana", José Miguel Ramírez presentó una ponencia que plantea una re-interpretación del mataa, artefacto característico pascuense que hasta ahora se creía exclusivo de ese territorio insular.
"Mi postura es que pudo ser una herramienta multifuncional, aunque básicamente era un arma, pero que vino con los primeros inmigrantes polinésicos", señala el arqueólogo, ya que encontró evidencias de su existencia en las Chatham Islands (Nueva Zelanda); en Pitcairn, a 2.000 km de distancia de Rapa Nui, y ahora se halló en las Islas Marquesas.
No obstante, el dato más interesante surgió de su trabajo en un proyecto de arqueología de la Universidad de California (UCLA) el año pasado, "cuando encontramos mataa de basalto en un contexto más antiguo de lo que se conocía, asociado al tallado de los moai", información que publicará junto al equipo de esa universidad estadounidense encabezado por la doctora Jo Anne Van Tilburg.
EVIDENCIAS EN TUNQUÉN
También el arqueólogo está presentando nueva evidencia de la llegada de polinésicos a las costas del centro sur de Chile en tiempos prehispánicos, hace unos mil años, a partir de un rescate que dirigió en 2011 en Tunquén, lo que junto a los antecedentes ya citados potencia una línea de investigación de alcances insospechados.
Lo de Tunquén fue un salvataje encargado por el Consejo de Monumentos. Durante una excavación, un bulldozer destruyó un par de tumbas prehispánicas. "Resultó ser un cementerio del Periodo Alfarero Temprano (fases Bato o Llolleo, entre 200 aC y 1000 dC). Lo más impresionante es que varios de los cráneos tenían los típicos rasgos polinésicos: forma pentagonal y mandíbulas oscilantes, que son característicos de poblaciones polinésicas, los mismos que encontramos en la Isla Mocha".
Todavía, dice, están analizando los materiales, "pero es una evidencia muy importante para comenzar a rellenar el cuadro más desconocido de las poblaciones prehispánicas de Chile central. Ni siquiera sabemos cómo fue la transición entre el Periodo Alfarero Temprano y el Periodo Intermedio, y más encima coincide con la llegada de algunos visitantes exóticos del Pacífico, hace unos mil años".
INTERÉS ALEMÁN
Todos esos antecedentes fueron vastamente comentados en el congreso de Berlín por participantes alemanes, cuyo interés se relaciona con importantes trabajos desarrollados en Pascua por científicos de esa nacionalidad.
Entre ellos figuran Thomas Barthel, de quien se conserva abundante material inédito, y Walter Knooche, meteorólogo chileno alemán que participó en la primera expedición científica chilena a la Isla, en 1911, de cuya colección se conserva una copia de una pieza arqueológica única en el Museo Etnológico de Berlín.
"Lo más importante de este congreso internacional ha sido compartir estos datos con distintos especialistas, especialmente alemanes, interesados en desarrollar investigaciones conjuntas. Increíblemente, hay muchísimo por hacer desde Europa", resume el arqueólogo, que regresará a Berlín en noviembre, a un coloquio científico sobre Rapa Nui que prepara la representación diplomática de Chile en Alemania encabezada por el embajador Mariano Fernández.
"Lo más importante ha sido compartir estos datos con especialistas interesados en investigaciones conjuntas"
Las pruebas del contacto entre polinesios y mapuches prehispánicos fueron apareciendo de a poco. Primero, unos cráneos con rasgos polinésicos hallados a comienzos de los años 2000 en Isla Mocha. Luego, una serie de artefactos del mismo origen que fueron usados por los mapuches. Posteriormente, los restos arqueológicos de gallina desenterrados en Arauco que databan de entre 1.300 y 1.400 dC. Esas muestras volaron a Nueva Zelanda y en 2007 llegó la confirmación desde Auckland: tenían un ADN idéntico al de las gallinas de Tonga y Samoa, y muy similar al de otras muestras de Polinesia, incluida Rapa Nui. Unas plumas de gallina araucana moderna también revelaron ADN polinésico. El tema fue profusamente comentado en el mundo antropológico y la Academia de Ciencias de Estados Unidos publicó el estudio "Evidencia de Radiocoarbono y ADN en la introducción prehispánica de gallinas polinésicas a Chile", preparado por un equipo de doce profesionales de universidades de Chile, Nueva Zelanda, Canadá, Australia y Estados Unidos que integró José Miguel Ramírez junto a otro chileno, Daniel Quiroz, de la Dibam.
Rosa Zamora