Tres partidos de la Nueva Mayoría realizaron el domingo elecciones primarias internas en 43 comunas para designar precandidatos a alcaldes y concejales. En esas votaciones se definían nombres para competir en las primarias legales del próximo 12 de junio, de las cuales deben surgir los postulantes definitivos de esas colectividades para la elección municipal del 30 de octubre. Realizaron este ejercicio la DC, el PS y el PPD.
En la zona el interés se centraba en los resultados de la Democracia Cristiana, tanto por los elegidos como por las cifras de participación que inevitablemente serán analizadas buscando el peso de la colectividad dentro del conglomerado de Gobierno y en el electorado en general.
En total, la DC registró 8.931 electores. En Villa Alemana, con 1.504 participantes, logró el triunfo con un 61% de los sufragios el exgobernador de Marga Marga, Gianni Rivera. En Llay Llay triunfó Edgardo González, quien captó el 75,1% de los 2.724 votantes.
En aquellas comunas donde la DC debía elegir a sus postulantes a concejales, la participación fue muy baja. Notorio fue el caso de Viña del Mar, donde llegaron a las urnas de la flecha roja sólo 907 personas.
Salvo decisiones internas de la colectividad, los vencedores del domingo participarán en las mencionadas primarias legales de junio, cuyos ganadores serán quienes finalmente figuren en la cédula única de la votación municipal de octubre por la Nueva Mayoría.
De cualquier modo, el ejercicio electoral del domingo debe ser examinado no sólo en cuanto a vencedores y derrotados y sus tendencias, sino que mirando con atención las cifras.
Se trataba de una jornada abierta a un gran universo ciudadano y una primera mirada lleva a la conclusión que no despertó mayor interés, lo que se podría deber a dos situaciones: la más obvia dice relación con la baja calificación -justa o injusta, según se mire- de la actividad política, de los partidos y, lo que es peor, de las instituciones representativas debido a los últimos acontecimientos que han tenido como principal actor al poder Judicial.
Otro elemento, quizás no menor, es que las primarias aún no son consideradas por los chilenos como un proceso eleccionario más dentro de los que tradicionalmente se realizan en el país. Aquí, quizás, debería llamar a la preocupación, y ocupación, para potenciar estas elecciones a través de una mayor promoción e incentivo por el voto voluntario.
Así, con los números sobre la mesa, la tarea no es ganar votos, sino que ganar la confianza de la ciudadanía.