En manos del Consejo Regional de Valparaíso se encuentra la palabra final para destrabar el interesante proyecto de la Universidad de Valparaíso de instalar el Centro Interdisciplinario de Neurociencia en un terreno baldío, en calle Severín detrás de la iglesia La Matriz, y que sólo conserva algunos mutros perimetrales.
Desde hace años que el Instituto de Neurociencia viene bregando para instalar allí su instituto, lo que le aportará al barrio un necesario dinamismo, ante el creciente e incontrarrestable deterioro que registra el sector Echaurren, que es el punto fundacional de la ciudad y parte del sitio de Patrimonio de la Humanidad consagrado por la Unesco.
Los trámites para iniciar esta obra estuvieron bastante avanzados, reuniendo recursos por casi cinco mil millones de pesos, aportados en un 50% por la Subsecretaría de Desarrollo Regional, un 30% por la Universidad y un 20% por el Ministerio de Obras Públicas. Pero en el llamado a licitación, se presentó sólo una empresa, que planteó un proyecto por unos 7 mil millones de pesos, lo que derivó, en que los esfuerzos quedaran frenados, aunque se espera que el Consejo Regional pueda aportar los recursos faltantes para una nueva licitación.
El presidente de la Comisión de Inversiones del Core, Cristian Urrea, ha explicado que de acuerdo a instrucciones de la Subdere, estos recursos deben salir de los fondos generales del Consejo, por lo que no son aportes extras y podría perjudicar a otros proyectos de la región. Es eso lo que hay solucionar.
El lugar elegido para el Instituto fue primitivamente un templo de los jesuitas, y pasó a manos de los Padres Domínicos luego de la expulsión de aquellos. Fue en esta iglesia, forma circular, donde sesionó el Congreso Constituyente de 1828 y al año siguiente, las primeras sesiones del nuevo congreso bicameral. El templo fue reemplazado por un edificio para las Guardias Cívicas, que se cayó con el terremoto de 1906 y luego se levantó otro para Carabineros, que luego de su abandono fue arrasado por el fuego.
Se ha dicho que esta obra revitalizará el barrio, lo que es innegable, y sería el segundo aporte de esta universidad, con una de sus dependencias en calle Serano.
De las otras promesas, como construir en el palacio Subercaseaux una para el Ministerio de la Vivienda; la recuperación del Mercado Puerto, el proyecto de una naviera, parado por trabas burocráticas, de todo ello, nada.