Bajo el título "Investigando lo invisible: infancia, género y pobreza", fueron casi un centenar los estudiantes y académicos congregados en la sede viñamarina de la Universidad Andrés Bello (UNAB), para revisar los resultados del trabajo de Corporación Galerna y la Fundación para la Superación de la Pobreza, invitados por la carrera de trabajo social, en instancias que sus estudiantes próximos al egreso comienzan a escribir sus investigaciones de campo.
De esta forma, la UNAB buscó mostrar a sus alumnos que el trabajo académico no es sólo un paso para el egreso, sino que es la base "para retroalimentar las políticas públicas", dijo el director de trabajo social, Rodrigo Cortés.
Los profesionales Claudio Montero y Nadia Poblete, de Fundación Galerna, expusieron la investigación "Mujeres y trayectorias laborales en el contexto de familias con integrantes privados de libertad en la Región de Valparaíso", que trata sobre las integrantes del grupo que asumen el cuidado de los niños cuando los padres están privados de libertad, para lo cual, en alianza con el Programa Abriendo Caminos, se entrevistó a 101 mujeres durante diez meses.
Allí, se encontró que el rol de cuidadoras es asignado naturalmente al género femenino, encontrándose incluso ancianas mayores de 60 años que cuidan niños sin siquiera ser hijos, dada la reubicación que muchas veces sufren los menores cuando uno o ambos los padres son privados de libertad, lo que impacta directamente en su economía. "Este cuidado doméstico es parte de las labores privadas y no valorizadas por el mercado", afirmó la investigadora de Galerna.
De ellas, el 67,3% no logra completar los doce años de escolaridad; el 42% forma parte de grupos familiares de cinco o más personas; mientras que el 52,5% declara tener una enfermedad crónica; y el 98% expresa ser la responsable principal de los cuidados y crianza de los niños. De estas últimas, el 57,4% dedica más de ocho horas al día a la crianza, percibiendo en el 39,6% de los casos un ingreso promedio tramo $225 mil a $370 mil por familia.
Por ello, en las mujeres estudiadas "se observa el deseo de insertarse laboralmente, pero hay una fuerte dicotomía con la crianza de los niños, quienes a pesar de tener la posibilidad de asistir a un jardín infantil, permanecen en sus casas por la idea de malos cuidados y la asociación casi irreducible de la mujer es quien cuida". Asimismo, "una escolaridad más completa no ha significado una mejora en la situación de estas mujeres, (…) falta una política estatal de cuidado que supere el ámbito de lo privado".