Detalles de la exposición
Grabados en blanco y negro, de trazo violento y triste, y litografías coloridas y alegres con líneas redondas y cariñosas, forman la colección "De Orbo Novo Decades" del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.
La colección fue presentada ayer en la Sala Viña del Mar por la Fundación que lleva su nombre, y retrata la llegada de los españoles al continente, basándose en el libro homónimo escrito en latín por el intelectual español Pedro Mártir de Anglería (1457-1526).
En este sentido, muestra la visión indigenista del artista, dividiendo la muestra en dos: los colores para la América previa a la invasión española, y el blanquinegro para después de la Conquista.
Democratizar el arte
Berenice Guayasamín, hija del pintor, es quien hace de embajadora de la Fundación para esta ocasión. Su hablar pausado es herencia de su padre, de quien se siente orgullosa y lo recuerda como "sencillo y cercano".
Para ella, el legado de su progenitor está plasmado en todos lados y de todas las formas, lo que considera una forma de arte democrático. Y asegura que el pintor tenía una estrecha relación con Chile, Salvador Allende y Pablo Neruda.
-¿Cuál cree que es el legado que dejó Guayasamín en América?
-Creo que son los artistas que logran decir lo que desean con una forma propia y única. El pintor, escritor o músico que logra tener su propia manera de expresarse deja un legado, y ese es el caso de mi padre. En Ecuador, sobre todo, hay copias de las obras de Guayasamín en todas partes, no sólo copias ilegales o réplicas, si no también en poleras, gorros, cuadernos, etc. y eso es su mejor legado. Es una forma de democratizar el arte. También hay que sumar a los artistas que se han influenciado por Guayasamín, y que han sido capaces de tener su propio lenguaje.
-En nuestro país también dejó parte de su legado. Su visita durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva y el retrato que pintó son parte de la historia. ¿Había un cariño especial por Chile?
-Lo recuerdo bien. Ésa fue una exposición en la que gran parte de lo que vino era de la colección de "La edad de la ira", que era una fuerte, de óleos de gran tamaño. Mi padre tenía una relación muy especial con Chile, tal vez más que con otros países de América. Primero conoció al Presidente Eduardo Frei Montalva y luego a su hijo, que también fue Presidente. Pero creo que la amistad con Pablo Neruda y con el Presidente Salvador Allende marcó una conexión única con este país.
-Por otra parte, ¿qué se siente ser representante del arte de Oswaldo Guayasamín por el mundo?
-Junto a mi padre y mis hermanos fundamos la Fundación Guayasamín para preservar el arte de mi padre y difundirlo. Por eso para nosotros es natural, pues es parte de nuestro trabajo. Llevamos más de 40 años en esto y ya se nos ha hecho normal llevar sus obras por el mundo. Sin embargo, en el plano emocional es diferente. Para mí mi padre es un padre, aparte del gran artista que sabemos que fue. Es un padre con el que comíamos, salíamos de paseo, jugaba con sus nietos y bisnietos. Teníamos una familia normal, como todas. Me emociona cuando hay estos eventos en los que presentamos sus obras, porque nos sentimos orgullosos de ser parte de su familia.
La visión de américa
-¿Considera que esta colección refleja la visión de América que tenía su padre?
-Sin duda. En esta colección mi padre muestra dos Américas, pero con una visión diferente. Por un lado, lo que era América antes de la llegada de los españoles, donde la muestra con abundancia de colores, plantas, frutos, pájaros y mucha mística, y por otro lado nos muestra lo que trajeron los españoles: las danzas, la ropa, el caballo, el toro, la religión, etc. Guayasamín recoge estos elementos y los termina convirtiendo para la segunda parte del libro, mostrando una América en blanco y negro, haciéndola contrastar con la América colorida anterior a la llegada de los españoles, y dejando entrever un continente dolido, incómodo y ajeno.
-¿Cuál cree usted que era el deseo de su padre para América?
-Como latinoamericano, obviamente él quería un mundo mejor y seguía las teorías de Bolívar. Pero creo que su pensamiento era mucho más amplio que las fronteras de América Latina. El deseaba un mundo mejor, en paz e igualdad. De hecho cuando pinta su colección de "La edad de la ira"-que demoró 30 años- no expresa sólo una visión de América, sino el lamento de un mundo entero que él deseaba que estuviera en paz. Él siempre nos contaba una historia: en los '40 hubo un la guerra civil en Ecuador llamada "la guerra de los cuatro días". Mi padre tenía un mejor amigo, que era indígena e hijo de la empleada de una familia de mucho dinero. Un día los dueños mandaron al niño a comprar y una bala lo alcanzó. Dos días después de intensa búsqueda, mi padre lo encontró en una montaña de cadáveres. Ahí pinta Los niños Muertos" (1941), cuando aún era muy joven. Creo que eso lo marcó mucho.
" Para mí mi padre es un padre, aparte del gran artista que sabemos que fue. Es un padre con el que comíamos, salíamos de paseo, jugaba con sus nietos y bisnietos. Teníamos una familia normal, como todas" "Creo que su pensamiento era mucho más amplio que las fronteras de América Latina. El deseaba un mundo mejor, en paz e igualdad""
La muestra "De Orbo Novo Decades" contiene 40 grabados y 17 litografías, y corresponde a la edición facsimilar de la obra en latín realizada por el intelectual y humanista italiano Pedro Mártir de Anglería (1457-1526) avecindado en la Corte española de Granada, en tiempos de la expulsión de los últimos moros radicados en la península ibérica. La edición impresa en 410 ejemplares, con depósito legal fechado en 1984 por Galería y Ediciones Rembrandt S. A., Alicante, España, permite en esta ocasión ver el ejemplar nº 277. La muestra estará abierta en el segundo piso de la Sala Viña del Mar (Arlegui 683) hasta el 18 de marzo, de lunes a sábado de 10 a 20 horas. .