Frases
"El Congreso tiene que entender que tiene una deuda histórica con Valparaíso"
Gabriel Boric
Diputado
"Hay que tratar de llegar a una directiva de consenso"
Osvaldo Urrutia
Diputado UDI, por división en el gremialismo regional
"El Congreso tiene que entender que tiene una deuda histórica con Valparaíso"
Gabriel Boric
Diputado
"Hay que tratar de llegar a una directiva de consenso"
Osvaldo Urrutia
Diputado UDI, por división en el gremialismo regional
Se nos informa que una mina de carbón de piedra descubierta recientemente en la zona del Totoral, a poca distancia de Algarrobo, en un terreno magnífico para su explotación, está dando muestras muy lisonjeras a medida que se va a explorando mejor y se extraen cargas de este combustible tan usado en la industria y el transporte.
En opinión de vecinos y de la prensa, el centro de Viña del Mar, cortado en dos por la línea del ferrocarril requiere con urgencia un paso bajo dicha vía, que permita un tránsito seguro para transeúntes y vehículos. Los pasos frente a la parroquia de Viña y de Simón Bolívar, son dos puntos inseguros en que pueden ocurrir tragedias.
El presidente de la Cámara de Comercio Minorista de Valparaíso, Fernando Manresa, dijo que la entidad, iniciará gestiones del caso, para que se erradique, en forma definitiva, la idea de implantar en nuestra provincia un sistema de jornada continua para el comercio establecido. Aseguró que comerciantes, empleados y público, se oponen a ello.
Hace 35 años, en 1982, Naciones Unidas oficializó el Día Internacional de la Mujer. Es 8 de marzo y la conmemoración ya parece formar parte de nuestra tradición, un rito propio del calendario anual. El problema con los ritos, sin embargo, es que pasan a constituirse en costumbres que se repiten invariablemente, corriendo el riesgo de caer en la automatización. Así, aunque este día se celebre cada vez con más fuerza y visibilidad -porque las demandas que carga han logrado hacerse parte de un debate público casi permanente- es posible que, al mismo tiempo su valor e impacto vayan relegándose al nivel de la inconsciencia y al plano de lo simbólico. A ese plano que declara, que conmemora, pero que no siente verdaderamente lo que dice, escindiendo el nivel del discurso y de la política frente al de la práctica y de la sociedad.
El Día de la Mujer parece relevar la defensa de una cierta definición de mujer: un autoconcepto idealizado, una representación esencializada de lo femenino que la estereotipa en oposición al hombre y a lo masculino. Una imagen que bien representaba el ícono de #niunamenos, con el fondo del color rosado de lo mujeril, que paradójicamente lucha contra el sexismo, la diferencia y la estigmatización. Si lo que buscamos, en el fondo, es equidad, ¿cómo podemos conseguirla entonces por medio del establecimiento y la celebración de la diferencia?
Es difícil, si no imposible, hablar de la Mujer. Y en un día que, más bien, debe ser el de las mujeres, la atención debería orientarse a rescatar el lugar que cada una ocupa a diario en sus múltiples roles, más allá del rito de la conmemoración y de las horas específicas durante las cuales recordamos exigir igualdad, ahora y para siempre. Es necesario pasar del plano del discurso y de los macro problemas ideológicos, al de la realidad cotidiana, al de la vida privada, profesional, social.
Toda gestión a nivel político o legislativo, al igual que la celebración de este día, pueden tener sólo un efecto placebo si no se acompañan de un cambio cultural y educacional, que naturalice la consideración de la mujer, no necesariamente en cuanto tal, sino por el valor que tiene como individuo y como persona.
A propósito de la fundación que había creado para dar alimento a personas sin hogar, el francés Coluche decía: "Si en diez años más aún existimos, es que definitivamente hemos fracasado". Toda iniciativa que surge para luchar contra una injusticia, debería aspirar a lo mismo: a desaparecer, una vez que haya logrado su cometido. Su reflexión bien podría extrapolarse para los esfuerzos que inspiran a esta conmemoración por las mujeres. No se trata de una jornada. Al menos, no podemos pretender eternizarlo en el rito de un solo día.
María Gabriela Huidobro
Decana Facultad de Educación, UNAB
El domingo pasado comenzó con un abrupto despertar para Amador Bahamondes Martínez. El vecino de la Villa Portuaria de Valparaíso sintió un gran estruendo en la puerta de su casa cerca de las 8 de la mañana. La culpa era de un camión cargado con fierros que no pudo seguir subiendo por la empinada avenida Primavera y se fue hacia atrás, impactando un poste de alumbrado público y la entrada de su domicilio.
Testigos del accidente señalaron que no era la primera vez que una situación como ésta ocurría en el sector y que hace unas semanas otro camión con carga pesada que circulaba por la misma arteria tuvo problemas para avanzar y estuvo a punto de impactar una vivienda.
Este tipo de situaciones obligan a poner atención en las normas y reglamentaciones que se le exigen a las empresas que edifican viviendas o departamentos en los cerros de Valparaíso.
La particular geografía de la Ciudad Puerto exige un mayor cuidado cuando vehículos pesados transiten por sus vías. Muchas de estas arterias, de hecho, no están preparadas para la circulación de camiones con pesadas cargas. A esto se suma que los conductores muchas veces no son de Valparaíso o, simplemente, desconocen las rutas y quedan virtualmente atrapados en calles que tampoco tienen una señalización clara que les indique que no deben circular por ellas.
La nueva postura del municipio porteño respecto a la edificación en altura en los cerros de la ciudad, que implica una mayor fiscalización a las empresas constructoras y sus proyectos, debiera incluir un control en la circulación de los proveedores de estas inmobiliarias, que utilizan vehículos que no solamente generan accidentes como el de la Villa Portuaria, sino que también destruyen los pavimentos y las veredas, además de utilizar espacios públicos generalmente sin autorización.
A veces cuesta poner en la balanza el real beneficio que reciben los barrios donde se emplazan estas torres de departamentos, que por un lado renuevan y valorizan sectores deprimidos, pero por otro generan molestias en los vecinos debido a problemas urbanos antes, durante y después de la construcción.
Por lo visto en Valparaíso, donde se han creado agrupaciones para oponerse a proyectos inmobiliarios en numerosos cerros, queda mucho trabajo por hacer para llegar a consensos.