El resguardo de los casinos de juegos
Es importante adoptar las medidas necesarias para evitar que los lamentables hechos del domingo en Rancagua se vuelvan a repetir. Urge tomar decisiones rápido. La seguridad y la ludopatía deberían ser temas de constante análisis entre autoridades y concesionarios, de manera que las salas de juego sigan siendo un foco de atracción turística en el país.
Lo ocurrido el fin de semana en el casino Monticello es lamentable. La muerte de dos personas, colaboradores, a manos de un apostador debe llamar la atención de los organismos fiscalizadores, policías y de los concesionarios de estos recintos que se distribuyen en las distintas regiones del país. Esta penosa y dura lección debe ser la base para reflexionar sobre el funcionamiento de estas salas de juego, no por sus permisos, los que están debidamente regulados por ley, sino respecto a la seguridad en su interior y el control a los ludópatas.
En este sentido, es un positivo avance las declaraciones de las empresas controladoras que funcionan en la Región de Valparaíso, Enjoy y Latin Gaming, que han asegurado estar disponibles para aplicar medidas para evitar la repetición de estas situaciones. "Se han implementado desde hace un tiempo varias políticas orientadas al respeto mutuo entre jugadores y colaboradores que nos permite evitar que los insultos y faltas de respeto se transformen a la larga en agresiones más graves", aseguró el gerente del Casino de San Antonio, Christian Jiménez.
Eso por el lado de la seguridad, aplicar todas las acciones necesarias (y exageradas) de manera de velar por el buen funcionamiento de todas las salas. Sin embargo, otro tema no menor es el caso de la ludopatía, que se entiende como una inclinación enfermiza hacia todo tipo de juego de azar.
Aquí deberían existir políticas más claras y facultades precisas de manera de poder evitar el ingreso de estas personas a los recintos de juego. Y quizás no sólo esta restricción, sino también la posibilidad de que los mismos concesionarios las denuncien. Existen perfiles claros sobre estas personas, retratados por extensos estudios de expertos, por lo que la atención debe fijarse en resguardar también la salud de quienes encuentran en el azar un rato de diversión.
Considerando el valor turístico que han adquirido las salas de juego, reguladas por la Superintendencia respectiva, y la importancia que tienen en la entrega de tributos a las ciudades y regiones, urge adoptar todas las medidas necesarias con el fin de mantener el buen nivel y funcionamiento de estos recintos, y que los tristes hechos vividos hace sólo algunos días no se vuelvan a repetir. Acá deben intervenir todos los organismos competentes y que el tema no sólo sea tratado como una complejidad de seguridad, sino que también en el ámbito de la salud.