"Que Felipe (Kast) pueda venir a nuestra región, por supuesto que es un aporte"
Francisco Chahuán
Senador RN
"El tener un muelle exclusivo para cruceros le daría otro carácter a Valparaíso"
Sebastián Montero
Expresidente de la Corporación de Puertos del Cono Sur
Aunque se ha dicho mucho, reitero lo que ya se ha dicho tanto: Chile cambió y debemos saber adaptarnos a un nuevo escenario y estar a la altura de exigencias superiores, con una ciudadanía más informada, activa y crítica que demanda a sus autoridades, tal como a la mujer del César, no sólo ser, sino parecer.
Por eso se han elevado los estándares éticos y eso es bueno. No sólo porque las personas andan con lupa y las redes sociales escrutan, sino porque es lo que corresponde cuando el parámetro de comparación son países del primer mundo y la OCDE. En este contexto es cuando los códigos de ética emergen como luces que debieran guiar el actuar individual, colectivo e institucional.
Ese prefacio basta para entender por qué hace algunas semanas la Presidenta Michelle Bachelet encabezó la ceremonia de presentación de los Códigos de Ética de las Instituciones Públicas de la Administración Central del Estado. Era una de las una de las medidas administrativas contempladas en la Agenda de Probidad y Transparencia, a través de la cual se pretendía generar textos consolidados para prevenir conductas que pudieran estar fuera del marco ético y legal. Lo cierto es que aquello ha supuesto una nueva discusión, que no ha sido resuelta y debiera motivar reflexión y más altas aspiraciones, porque el hecho de que una acción sea legal no garantiza que sea ética.
Los nueve tomos que reúnen los códigos de más de 250 servicios públicos del país pretenden orientar a las instituciones de la administración central del Estado, porque el techo hoy es más alto y los ciudadanos no sólo esperan que se haga el trabajo, sino que éste se haga de manera honesta, transparente, de cara a las personas y que la rendición de cuentas sea parte del ciclo con que se cierra el círculo.
La Agenda de Probidad y Transparencia impulsada por la Presidenta Bachelet tiene fines bien concretos, justos y necesarios. Además de erradicar el poder decisivo del dinero de la política y terminar con malas prácticas develadas por los casos de colusión en industrias, que han dañado seriamente la fe pública, se pretende fortalecer el correcto ejercicio de la función pública.
Es así como se han endurecido normas sobre probidad en el Estatuto Administrativo y la Ley de Bases; elevado las exigencias en las declaraciones de patrimonio e intereses; profesionalizado las plantas municipales y fortalecido la autonomía del Servicio Civil. A todo eso se suma que las instituciones dispongan de un Código de Ética ajustado a sus respectivas realidades organizacionales, con miras a construir un Sistema de Integridad Pública en Chile.
Se trata de un trabajo que apunta a que hechos aislados no enturbien lo que en general es un tremendo compromiso de los funcionarios con su vocación pública, que robustezca el marco de acción y las exigencias de una administración pública que ha sabido honrar su tradición, pero que siempre debe ir un paso más allá.
Juan Carlos Tapia
Director regional del Instituto de Previsión Social
Se corre la voz que el comercio tiene la idea de construir grandes galpones en Viña del Mar para depositar sus mercaderías, en caso que las noticias "nuevas" así lo aconsejen. Tal vez esta medida sería mucho más acertada que transportar los efectos a Santiago, porque se puede hacer el despacho con más facilidades en Viña del Mar.
La disminución de nuestros elementos marítimos asume cada día proporciones más graves. En 1911 la marina mercante llegaba a 95.602 toneladas y hoy suma sólo 60.000. La proyección del tema debe ser afrontado por el gobierno, ya que surge la necesidad de atender las necesidades del país en el norte, centro y sur y el ferrocarril no cubre todo.
Medidas calificadas por entendidos como auspiciosas para Valparaíso está dando la descentralización hacia este puerto de varias empresas marítimas. Por razones del centralismo y que fueron resistidas fuertemente en su momento, departamentos de operaciones de varias firmas navieras se llevaron a Santiago. Eso, se está revirtiendo.
Desde el prejuicio, se podría afirmar livianamente que el individualismo que hoy tiñe la sociedad también permea las creencias de los jóvenes a la hora de proyectar sus familias. Sin embargo, una encuesta realizada por el Programa de Estudios Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), arroja luces respecto a las verdaderas creencias del segmento de la población de entre 18 y 24 años.
Ante preguntas relativas a la conformación de sus familias a futuro, las respuestas denotan, según quienes realizaron el estudio, una generosidad inédita.
Un 72,9% de los consultados respondió positivamente cuando se les preguntó respecto a si les gustaría tener hijos. El mismo porcentaje contestó de forma afirmativa cuando la pregunta fue "Si no pudieras tener hijos, ¿adoptarías un hijo?". Mientras, un 54,7% dijo que sí adoptaría un niño aunque ya tuviera hijos con su pareja. En este caso, las mujeres (61,8%) estuvieron más dispuestas que los hombres (44,7%).
Respecto a las preferencias referidas a la formalización de las relaciones a través del matrimonio, un 36,3% respondió que lo haría "a través del matrimonio civil y religioso" y un 34,3% "no formalizarla". Cuando se toma como punto de comparación la postura religiosa, los creyentes en un 52,5% prefieren la unión civil y religiosa, mientras que el 53,3% de los no creyentes prefieren "no formalizarla".
Ante la pregunta "en cuanto a las relaciones sexuales, con cuál de las alternativas siguientes te identificas más", el 58,2% dijo que se deben concretar "sólo si ambos lo desean".
En la muestra, un 62,6% de los jóvenes entrevistados se declaró creyente, mientras que el 37,1% dijo ser no creyente.
Según Fernando Alvarado, director del Programa de Estudios Sociales de la PUCV, las respuestas respecto a la adopción -aún en caso de ya tener hijos- lo sorprendieron positivamente, pues muestran una generosidad insospechada.
Las posturas de los jóvenes sobre la planificación de sus familias dejan en claro que hay una conciencia respecto a la libertad para tomar sus propias determinaciones. Más allá de la apertura hacia varios tipos de construcción de vida en pareja, con hijos adoptados y propios, con matrimonio tradicional o uniones no formalizadas, se puede inferir que lo principal en los encuestados es que desean tener todas las opciones a la mano para elegir, sin necesidad de imposiciones.