Tras la tempestad viene la calma. Una calma creativa que, es de esperar, se mantenga en el tiempo. Es el tema de los cruceros y su acogida en Valparaíso. Las partes involucradas en la atención de las naves con pasajeros en plan de turismo han logrado acuerdos para mantener una adecuada atención a las recaladas y en ese propósito aparecen propuestas para un terminal exclusivo para la recalada de esos grandes barcos.
Una de ella es la planteada VTP, que trabaja, según declaraciones de su gerente general, Juan E. Bilbao, en un proyecto que "conviva con Valparaíso". Es un buen concepto en medio de múltiples posiciones sobre el uso del borde costero porteño y de los proyectos generales para ampliación del actual terminal destinado al servicio de naves de carga.
Da cuenta Bilbao de los alcances del reciente acuerdo que firmaron los trabajadores con la Empresa Portuaria que ha sido publicado por Seatrade como una noticia destacada. Expresa que "lo relevante es que acá hay un compromiso no sólo de los trabajadores y de la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV), sino de la comunidad portuaria como un todo, que es lo que faltaba en Valparaíso".
VTP (Valparaíso Terminal de Pasajeros), parte del grupo naviero local Urenda, anunciará próximamente su proyecto de terminal, cercano a sus instalaciones actuales en las cuales se han invertido U$ 9 millones. Esa proximidad, afirma el ejecutivo, facilitaría la logística misma de los pasajeros y su relación con la ciudad.
En cuanto a la participación de la Municipalidad en la gestión misma de un nuevo terminal, como lo ha planteado el alcalde Jorge Sharp, reiterando una antigua aspiración de la comuna, Bilbao señala que los mecanismos del caso van a depender de lo que permita la normativa vigente e, indudablemente, "eso lo tiene que definir la empresa portuaria, que es la que administra el sector, pero estamos disponibles a participar en un proceso de esas características".
En este aspecto el punto clave es que la empresa portuaria, EPV, que entrega las concesiones para operar en el terminal, es un ente estatal y, por tanto, sus decisiones deben ajustarse a la ley, por lo que nuevas estructuras administrativas posiblemente exijan cambio legales.
Pero dentro de este cuadro el hecho positivo es que superado el conflicto que estalló el febrero pasado afectando la recalada de cruceros, hay un clima propositivo y de buena voluntad, con iniciativas que, de concretarse, afianzarían la condición de Valparaíso como puerto de recalada de grandes naves de turismo.
Y al asegurarse esa condición se fortalece el turismo regional y nacional, más allá del lógico y justo beneficio que las recaladas entregan a los operadores portuarios y a sus trabajadores.