Flexibilidad en el sistema de matrículas
La restricción de matrículas de 2,7% anual es una limitación compleja porque hace olvidar el factor humano.
Recientemente el Consorcio de Universidades Estatales de Chile (CUECh) realizó un estudio respecto de la evolución de las matrículas en las universidades estatales, el cual, a la vez que interesantes resultados, dejó en evidencia una situación preocupante. Solo este año, del universo de postulantes a instituciones de estudios superiores del Estado, el 48 por ciento no pudo ingresar a una de estas entidades. O si lo prefieren en cifras, de los 60.247 jóvenes que rindieron la PSU y postularon a ellas, solo 31.455 pudieron matricularse.
Parte importante de esta situación se explica por la capacidad limitada que tenemos en nuestras universidades del Consorcio; sin embargo, otro tanto se debe al rígido sistema a partir del límite impuesto al aumento de matrículas para los planteles adscritos a la gratuidad que, recordemos, obedece a una tasa máxima de 2,7%. Es decir, las universidades que decidieron abrazar la gratuidad no deben, por norma, aumentar anualmente sus matrículas más de lo señalado precedentemente.
Es por tal motivo que desde el CUECh hemos pedido al gobierno aumentar un poco más esta variación, a objeto de permitir que un mayor número de jóvenes pueda ingresar a la educación superior pública. Pero en el fondo, más que abogar por un punto porcentual más o menos, lo que estamos haciendo es solicitar una mayor apertura respecto de los criterios que rigen este sistema en particular.
En definitiva, estamos pidiendo desde la tribuna de la administración universitaria, flexibilizar el sistema para hacerlo más eficiente aún y, por cierto, más humanizado.
La inquietud por los rectores planteada ya ha sido acogida por la División de Educación Superior del Ministerio de Educación, al punto que podría sorprendernos gratamente, consignándolo en la ley de fortalecimiento de universidades estatales, en actual trámite legislativo. Aumentar la matrícula no es una tarea fácil. Las universidades públicas tienen una infraestructura y equipamiento con capacidad limitada, por lo que aumentar matrícula requiere, por añadidura, realizar nuevas inversiones. Y ello, por cierto, nos lleva a otro cuestionamiento de fondo, a saber, si están los fondos para solventarlo.
La restricción de matrículas de 2,7% anual, incorporada en las glosas presupuestarias anteriores, casi como una institución en sí misma, es una limitación compleja porque las más de las veces hace olvidar el factor humano, al dejar fuera del sistema a jóvenes que sí cualifican por sus méritos para ingresar a la universidad. Y más aún, aquello redunda, sí o sí, en la derivación de matrícula a otras instituciones.
Para algunos se trata de un problema de fácil resolución, para otros, de un pendiente de compleja salida. Desde la Universidad de Playa Ancha entendemos que la solución es en sí misma un proceso. Hemos dicho que en algunas carreras probablemente no se pueda aumentar matrícula de inmediato y que en otras carreras sí se puede, pero siempre y cuando se hagan las inversiones para no perder la calidad de las mismas.
Y no importa de la ciudad o región en la que se dé este dilema, porque estamos ciertos que esta restricción al aumento de matrículas afecta más a los grandes centros poblados como Santiago, Valparaíso o Concepción. La solución pasa, entonces, por establecer flexibilidad al sistema. Seguimos expectantes y haciendo votos para que aquello quede consagrado en el nuevo cuerpo legal.
Patricio Sanhueza Vivanco
Rector de la Universidad de Playa Ancha