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ENTREVISTA. Edmundo Paz Soldán, escritor boliviano e invitado a Puerto de Ideas:

"(Con Baradit) hemos llegado a ser una suerte de dúo dinámico"

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Flor Arbulú

Cochabamba es una ciudad que queda en pleno corazón de Bolivia. Fue allí donde en 1967 nació Edmundo Paz Soldán, considerado una de las voces más importantes de la literatura contemporánea del país altiplánico gracias a novelas como "Días de papel", "El delirio de Turing" e "Iris", en la que por primera vez incursiona en el mundo de la ciencia ficción.

Pero llegar a este momento de su vida no fue lo que siempre buscó. El autor, radicado hace más de 30 años en EE.UU., asegura en entrevista con este Diario que "hice de todo para no seguir el camino de la literatura". "Estudié ingeniería en petróleos un año, relaciones internacionales tres, ciencias políticas tres. La literatura la veía como un pasatiempo", asegura.

Y acota: "Venía de una ciudad en Bolivia en la que era muy difícil pensar seriamente en que uno se dedicara seriamente a una vocación artística". Y a pesar que "hacía de todo", siempre "volvía a lo mismo: la literatura era lo que verdaderamente me gustaba. Así que aquí estoy".

Revisión literaria

La semana pasada el escritor, quien además se desempeña como profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Cornell, estuvo en Miami presentando su más reciente trabajo, "Los días de la peste", una novela coral ambientada en un espacio cerrado como La Casona, un centro penitenciario ubicado en un lugar ficticio.

- ¿Qué lo motivó a escribir "Los días de la peste"?

- Hace diez años pasé un verano en un pueblito norteamericano de ocho mil habitantes, donde había una cárcel de máxima seguridad en las afueras, a unos diez minutos de donde me estaba quedando. Un día vi a mi hijo mayor y a sus amigos jugando en un descampado y me pregunté cómo sería pasar tu infancia con una cárcel al lado. Con los años, la idea se fue depurando y me di cuenta que me interesaba más lo que pasaba en la cárcel que lo que les pasaba a los niños. Y luego, al enterarme de que en la cárcel de San Pedro, en La Paz, los presos podían vivir con sus parejas y sus hijos, se cerró el círculo. Creo que fue la primera vez que tuve un escenario para una novela antes que una trama.

- También ha incursionado en el mundo de la ciencia ficción. ¿Cómo llegó ahí?

- Estaba escribiendo una novela ambientada en Afganistán, basada en una historia real acerca de un grupo de soldados psicópatas que se ponen a matar a civiles inocentes. Esa historia había ocurrido de verdad y pensé que podía hablar de la violencia imperial en este siglo. Esos días Afganistán estaba todo el tiempo en las noticias y terminé saturándome del tema. Pensaba abandonar el proyecto, pero la historia de los soldados me seguía llamando. Un amigo me sugirió en broma que la ambientara en Marte. La sugerencia era disparatada, pero se me quedó dando vueltas en la cabeza. Yo era un lector ocasional de ciencia ficción y me interesó el desafío. Pero Marte ya había sido colonizado literariamente, así que me puse a buscar nombres para la isla donde transcurriría la novela. Así llegué a "Iris".

- En su trayectoria ha escrito tanto cuentos como novelas. ¿Cuáles son las virtudes y desventajas de cada uno de los géneros?

- Con las novelas me puedo perder un par de años construyendo minuciosamente un mundo. El cuento es un relampagueo en la oscuridad. El relampagueo y la construcción de un mundo me atraen por igual. No les veo desventajas, todo depende de lo que estés buscando.

- Es una de las voces más importantes de Bolivia. ¿Qué significa esa afirmación para usted?

- Bolivia no ha tenido una caja de resonancia muy grande en el aspecto literario, hubo grandes escritores que pasaron desapercibidos. Ahora que la caja de resonancia se ha ampliado, quiero usar el espacio que tengo para, entre otras cosas, llamar la atención sobre ciertos autores que me parece que deben ser parte imprescindible de la historia de la literatura latinoamericana. Hay que rescatar a Augusto Céspedes (1904 - 1997), a Hilda Mundy (1912 - 1982), a Jaime Saenz (1921 - 1986), a tantos otros. Por suerte, ya en Chile, gracias a la editorial Los Libros de la Mujer Rota, hay una edición de "Pirotecnia" (1936), de Hilda Mundy, acaso el mejor libro que ha dado la vanguardia en Bolivia.

- ¿Cuál es su visión de la escena literaria latinoamericana actual?

- Intensa y muy diversa. Tanto que se hace difícil trazar un mapa, sacar una foto que atrape sus principales tendencias. Este es un momento muy ecléctico, en el que, sin olvidarnos del legado de grandes escritores, se están buscando nuevos registros en el cuento, en la novela, en la poesía, en la no ficción. Se están hibridando géneros, hay mucha experimentación en la forma, en el lenguaje. Aparte, el campo se ha vuelto muy dinámico gracias a la presencia vital de las editoriales independientes, la reconstrucción de un tejido que estuvo muy golpeado durante un par de décadas.

Realidad País

- ¿Influyó en su escritura el vivir en Estados Unidos?

- Seguro que sí. Yo llegué a Estados Unidos con una idea purista del lenguaje. Quería escribir en un español que no se contaminara del inglés, tenía miedo a que me dijeran que me estaba agringando. En los Estados Unidos veía frases del español de allá, como "te llamo para atrás", y me parecían mal escritas. Con los años descubrí que mi lenguaje se potenciaba con la contaminación, que el lenguaje era contaminación, que mi español ya venía lleno de cicatrices y heridas a través de su imposición como lengua del poder en nuestro continente. Ese español que yo hablaba y escribía en los Estados Unidos, que allá es el lenguaje de una minoría, debía seguir evolucionando a través de la mezcla, del contacto.

- Hablando de Estados Unidos, ¿cómo analiza la llegada de Trump? ¿Existe la posibilidad de que escriba sobre ello?

- Creímos ingenuamente que con la llegada de Obama a la presidencia se inauguraba un periodo post racial en los Estados Unidos. En vez de eso, a partir de Trump ha habido una reacción furiosa de los grupos de poder tradicional. Este es un momento difícil para las minorías de todo tipo, que no se sienten respaldadas por el poder y deben más bien volver a luchar por derechos que creían conquistados. No escribiré algo directamente, pero sí se están colando en mi imaginación escenas emblemáticas. En una novela anterior, "Norte", escribí sobre el tema de la inmigración y quiero volver a ambientar algo en la frontera.

- Si bien lleva mucho tiempo viviendo fuera de Bolivia, ¿cómo ve al país?

- Ha sido un periodo estable, se han ampliado las bases de la participación social, la economía ha crecido a un buen ritmo. Evo ha sido un líder histórico para el país, habrá un antes y un después de él. A la vez, nuestras instituciones siguen siendo débiles, el Poder Judicial no tiene una verdadera independencia del Ejecutivo y los casos de corrupción suman y siguen. Aparte, está la tentación de Evo de creerse imprescindible y hacer que se cambie la constitución para satisfacer su capricho. Ese quizás será su peor legado: un líder que en muchos casos llevó a Bolivia al siglo XXI, en el tema del respeto a la ley y la Constitución sigue siendo un caudillo retrógrado.

En Puerto de ideas

Edmundo Paz Soldán es uno de los invitados que tendrá la versión 2017 del Festival Puerto de Ideas. En el evento participará en dos actividades: "Plumas fantásticas" (11 de noviembre, 12.30 horas en el Parque Cultural de Valparaíso) y "Genealogías literarias" (12 de noviembre, 12.30 horas en el Teatro Condell). En la primera compartirá con Jorge Baradit y Nona Fernández, y en la segunda dialogará con Mike Wilson.

-¿Qué le parece participar en Puerto de Ideas 2017?

- Un honor y un orgullo. Me fascina la mezcla que hacen en su programación de artistas con científicos y pensadores. Es un modelo a imitar, un modelo para aprender de él, debería haber más ferias y festivales dedicados a la reflexión, a juntar creadores de todo tipo.

- ¿Conoce el trabajo de Jorge Baradit y/o Nona Fernández?

- Bromeo con Jorge porque por el tema de la ciencia ficción nos hemos encontrado en distintas mesas y paneles a lo largo del continente y hemos llegado a ser una suerte de dúo dinámico. Ha hecho mucho por darle a la ciencia ficción un carácter más local, más propio. Todavía me tengo que poner al día con su faceta fascinante de divulgador de la historia secreta de Chile -una divulgación que no es pasiva, que se anima también a proponer una nueva forma de leer la historia de Chile- y noto ya su influencia en otros escritores que quieren seguir sus pasos y aplicar su receta para sus propios países. De Nona conozco sobre todo su trabajo rompedor en el teatro y la admiro mucho; ahora mismo estoy leyendo sus novelas.

"Con las novelas me puedo perder un par de años construyendo minuciosamente un mundo. El cuento es un relampagueo en la oscuridad""

"Bolivia no ha tenido una caja de resonancia muy grande en el aspecto literario, hubo grandes escritores que pasaron desapercibidos""