En Chile la participación electoral viene cayendo sistemáticamente desde fines de la década de los 90's. En la última elección municipal, cerca de nueve millones de personas decidieron no ejercer su derecho a votar y elegir representantes.
Preocupa sobre todo que la baja participación electoral no se distribuye de manera homogénea: quienes menos votan son las personas de barrios de menor nivel socioeconómico y los jóvenes. La baja y decreciente participación es un fenómeno particularmente agudo en las grandes ciudades del país: Santiago, Temuco, Concepción, Valparaíso, Coquimbo, Puerto Montt, Antofagasta, entre otras.
Ante esto, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, ha decidido pasar del diagnóstico a la acción. Para ello, hemos convocado a una serie de organizaciones de la sociedad civil a conformar un Consorcio por la participación electoral. A esta instancia se han sumado el Hogar de Cristo, la Fundación Superación de la Pobreza, Educación 2020, América Solidaria, ComunidadMujer, Techo Chile, Cáritas Chile, Fundación Iguales y Fundación Ciudadano Inteligente.
Con ellos estamos desarrollando un proyecto en cuatro líneas de trabajo: una campaña comunicacional -¡Ahora Vota!-; un trabajo de promoción electoral a nivel territorial en ocho comunas del país, en alianza con diversos actores locales; apoyo a partidos políticos para transferir buenas prácticas de promoción de la participación; y un trabajo de formación ciudadana en escuelas."
Junto a ellos y a otras ONGs y universidades regionales, buscamos poner la participación electoral en el centro de las preocupaciones durante este período eleccionario y más allá. Con ellas compartimos la certeza que en una democracia sólida se debe escuchar la opinión de los jóvenes, los más pobres, las mujeres y de todos y cada uno de los ciudadanos a la hora de elegir representantes.
Quienes menos votan tienen menor representación en los espacios donde se toman las decisiones: los candidatos tienden a enfocarse no tanto en los territorios donde hay más personas, sino en aquellos donde hay más votantes. Si, como en sucede en una de las comunas en que estamos trabajando, vota sólo el 7% de las personas de entre 18 y 19 años de edad y casi el 50% de aquellas entre 65 y 79, no es de extrañar que la atención de candidatos y autoridades se concentre más en los mayores.
Incrementar la participación electoral no es, entonces, sólo una preocupación por fortalecer nuestra democracia. Es también una preocupación por la igualdad política. Si grupos específicos se restan de votar, la idea de "1 persona=1voto" se diluye.
El llamado es, entonces, a participar: en las redes sociales, en la junta de vecinos, en marchas, en conversaciones y, sobre todo, en las urnas. Tu opinión es el comienzo. Ahora vota.
Marcela Ríos
Oficial de Gobernalidad de PNUD Chile.