"Esperamos trabajar con todos los que ganaron para que logremos un destino de ciudad bien pensado"
Gonzalo Ilabaca
Miembro del Pacto Urbano La Matriz
"Se cometieron errores que hay que esclarecer"
Hernán Larraín
Senador UDI, por magros resultados del partido en la Región de Valparaíso
Por reclamo del empresario de la pila de San Francisco, don Jonatas Frederick y de los religiosos de ese convento, que han cedido al empresario turnos del agua que viene por la quebrada, el señor Intendente ordenó el cierre de 14 o más pozos que aguadores abrieron en la misma quebrada, a 1,5 y a 2 metros del lecho de la corriente.
Hace días, a bordo del "Imperial", en la rada de Coquimbo, sustrajeron 400 pesos a un pasajero llamado Eustaquio Vega, y luego 300 pesos a otro, que además es ciego; la policía y la Gobernación Marítima, dice un diario serenense, deberían tomar enérgicas medidas contra numerosos rateros que existen en el gremio de los fleteros.
Una gran erupción volcánica que provocó una lluvia de piedras que cayó a más de 6 millas de distancia y que ha puesto en peligro a 3 bases de soberanía en la Antártida, ocurrió en la tarde de ayer en la isla Decepción, en la que está instalada la base nacional, "Pedro Aguirre Cerda" de la Fuerza Aérea de Chile, FACH.
Pocas iniciativas han movilizado más el debate por sus costos y beneficios que el proyecto hidroeléctrico Hidroaysén. Los argumentos de la necesidad de energía eléctrica para suplir demandas crecientes en el corto plazo se enfrentaron con el alto impacto que generaba el proyecto en uno de los territorios ambientalmente más valiosos del país.
Luego de tres gobiernos y altísimas inversiones por parte de la empresa promotora, el proyecto fue desechado por esta administración. Poco después, Chile terminó revolucionando su matriz energética, siendo aplaudido internacionalmente por crear un modelo de licitación innovador que incentiva las energías renovables y cuyos resultados favorecerán económicamente a todos los chilenos. Como dijo el exministro de Energía que lideró este proceso, esto no habría sido posible si Hidroaysén se hubiese construido.
¿Qué lecciones podemos sacar como país de esta experiencia?
La primera, es la necesidad del país de planificar estratégicamente su desarrollo energético. El mercado no puede responder por sí mismo a necesidades y estrategias que son responsabilidad del Estado, ya que requieren abordarse con miradas de largo plazo, respondiendo eficientemente a las necesidades y riquezas del país en su conjunto. Sólo así se pueden entregar mayores niveles de certidumbre a la inversión privada y asegurar un mayor beneficio para la sociedad en su conjunto.
La segunda lección va más allá del campo energético. Los chilenos han salido en su gran mayoría de la pobreza y esperan del Estado el resguardo de ciertos valores que hasta hace algunos años preocupaban mayoritariamente a los grupos más informados. Al tema ambiental se suman la protección del patrimonio y la calidad de vida en las ciudades, por ejemplo. En este sentido, los proyectos de infraestructura, sean éstos energéticos, urbanos o portuarios, ya no se entienden sólo por el fin mismo para los que son concebidos, sino también por los atributos que traen consigo, sean estos sociales o ambientales. Es decir, hoy se les exige más que la mitigación de los daños causados. No integrar oportunamente estas variables generará luego altos costos para el Estado e incertidumbre al sector privado. Casos como la bahía de Quintero, el proyecto Dominga o la ampliación del puerto de Valparaíso son ejemplos de aquello.
En consecuencia, la infraestructura hoy requiere diseños más complejos y, en algunos casos, inversiones más altas. Sin embargo, sus resultados no sólo generarán mayores beneficios sociales y económicos, sino también menores incertidumbres a quienes las promueven, generando un mayor y mejor desarrollo. Habrá que evaluar entonces cuánto vale la pena seguir insistiendo en proyectos que no sean capaces de integrar estas variables.
Juan Carlos García Pérez de Arce
Arquitecto
Para decirlo en palabras simples, es mucha plata la que se ha entregado en subsidios desde 2010 a la fecha al polémico Transantiago, que atiende el transporte público de superficie de la capital. En cifras redondas, son US$ 2.331 millones. Las cantidades van en aumento y para este año ese aporte se estima en US$ 364 millones.
Y sobre los resultados del sistema las observaciones son múltiples, como la mala calidad del servicio y la elevada evasión, entre otras. A este gasto en el transporte público de la gran capital se deben sumar la permanente inversión en el Metro, cuyas vías suman más de 100 kilómetros de extensión, y el continuo mejoramiento de las calles por las cuales circulan los cuestionados buses.
Es cierto que en busca de cierta equidad, palabra de moda en tiempos electorales, se han establecido los "fondos espejo", es decir, que el gasto público en el Transantiago sería replicado enviando recursos a regiones, donde la movilización colectiva acusa insuficiencia y deficiencia.
¿Hay un efectivo impacto y oportunidad en la llegada de esos recursos a las regiones?
La respuesta, al menos en la Región de Valparaíso, pareciera ser negativa. Una reciente encuesta de la Fundación Piensa pone muy mala nota al transporte público regional en cuanto a frecuencia y servicios nocturnos, por ejemplo. Y hasta ahora un efectivo mejoramiento de los servicios locales e interurbanos aparece muy lejano, lo cual, como reiteradamente se ha dicho, afecta la calidad de vida de las personas.
Sin embargo, la misma encuesta pone buena nota al servicio de Merval. Pero esa buena calificación no se ha reflejado en insistente demanda de extender el sistema que, pese a calidad, sigue como "pariente pobre" del siempre creciente Metro de Santiago, estancado en su recorrido Puerto-Limache.
La buena noticia es que hoy martes se inicia la venta, en Santiago por cierto, de las bases de la licitación pública para elaborar la ingeniería básica avanzada de las obras civiles y sistemas ferroviarios para la extensión de Metro Valparaíso a Quillota y La Calera. Ese trabajo es fundamental, pero ese llamado significa que las obras, si es que se acometen y pasan del tablero de los ingenieros a la realidad, tardarán años en iniciarse.
Con una mirada desde la región es difícil explicarse tanta tardanza si considera el permanente flujo de recursos que se destina al transporte público de la gran capital, ya sea en subsidios -los señalados US$ 2.331 millones- o en nuevas inversiones en el Metro, que suman mucho más.
Esta mirada desde Valparaíso se puede repetir desde muchas regiones, que exigen equidad en algo tan básico como es el transporte público, cuestión que, seamos majaderos y repetidos, toca la calidad de vida, el día a día de toda la población.
"Esperamos trabajar con todos los que ganaron para que logremos un destino de ciudad bien pensado"
Gonzalo Ilabaca
Miembro del Pacto Urbano La Matriz
"Se cometieron errores que hay que esclarecer"
Hernán Larraín
Senador UDI, por magros resultados del partido en la Región de Valparaíso
Por reclamo del empresario de la pila de San Francisco, don Jonatas Frederick y de los religiosos de ese convento, que han cedido al empresario turnos del agua que viene por la quebrada, el señor Intendente ordenó el cierre de 14 o más pozos que aguadores abrieron en la misma quebrada, a 1,5 y a 2 metros del lecho de la corriente.
Hace días, a bordo del "Imperial", en la rada de Coquimbo, sustrajeron 400 pesos a un pasajero llamado Eustaquio Vega, y luego 300 pesos a otro, que además es ciego; la policía y la Gobernación Marítima, dice un diario serenense, deberían tomar enérgicas medidas contra numerosos rateros que existen en el gremio de los fleteros.
Una gran erupción volcánica que provocó una lluvia de piedras que cayó a más de 6 millas de distancia y que ha puesto en peligro a 3 bases de soberanía en la Antártida, ocurrió en la tarde de ayer en la isla Decepción, en la que está instalada la base nacional, "Pedro Aguirre Cerda" de la Fuerza Aérea de Chile, FACH.
Pocas iniciativas han movilizado más el debate por sus costos y beneficios que el proyecto hidroeléctrico Hidroaysén. Los argumentos de la necesidad de energía eléctrica para suplir demandas crecientes en el corto plazo se enfrentaron con el alto impacto que generaba el proyecto en uno de los territorios ambientalmente más valiosos del país.
Luego de tres gobiernos y altísimas inversiones por parte de la empresa promotora, el proyecto fue desechado por esta administración. Poco después, Chile terminó revolucionando su matriz energética, siendo aplaudido internacionalmente por crear un modelo de licitación innovador que incentiva las energías renovables y cuyos resultados favorecerán económicamente a todos los chilenos. Como dijo el exministro de Energía que lideró este proceso, esto no habría sido posible si Hidroaysén se hubiese construido.
¿Qué lecciones podemos sacar como país de esta experiencia?
La primera, es la necesidad del país de planificar estratégicamente su desarrollo energético. El mercado no puede responder por sí mismo a necesidades y estrategias que son responsabilidad del Estado, ya que requieren abordarse con miradas de largo plazo, respondiendo eficientemente a las necesidades y riquezas del país en su conjunto. Sólo así se pueden entregar mayores niveles de certidumbre a la inversión privada y asegurar un mayor beneficio para la sociedad en su conjunto.
La segunda lección va más allá del campo energético. Los chilenos han salido en su gran mayoría de la pobreza y esperan del Estado el resguardo de ciertos valores que hasta hace algunos años preocupaban mayoritariamente a los grupos más informados. Al tema ambiental se suman la protección del patrimonio y la calidad de vida en las ciudades, por ejemplo. En este sentido, los proyectos de infraestructura, sean éstos energéticos, urbanos o portuarios, ya no se entienden sólo por el fin mismo para los que son concebidos, sino también por los atributos que traen consigo, sean estos sociales o ambientales. Es decir, hoy se les exige más que la mitigación de los daños causados. No integrar oportunamente estas variables generará luego altos costos para el Estado e incertidumbre al sector privado. Casos como la bahía de Quintero, el proyecto Dominga o la ampliación del puerto de Valparaíso son ejemplos de aquello.
En consecuencia, la infraestructura hoy requiere diseños más complejos y, en algunos casos, inversiones más altas. Sin embargo, sus resultados no sólo generarán mayores beneficios sociales y económicos, sino también menores incertidumbres a quienes las promueven, generando un mayor y mejor desarrollo. Habrá que evaluar entonces cuánto vale la pena seguir insistiendo en proyectos que no sean capaces de integrar estas variables.
Juan Carlos García Pérez de Arce
Arquitecto
Para decirlo en palabras simples, es mucha plata la que se ha entregado en subsidios desde 2010 a la fecha al polémico Transantiago, que atiende el transporte público de superficie de la capital. En cifras redondas, son US$ 2.331 millones. Las cantidades van en aumento y para este año ese aporte se estima en US$ 364 millones.
Y sobre los resultados del sistema las observaciones son múltiples, como la mala calidad del servicio y la elevada evasión, entre otras. A este gasto en el transporte público de la gran capital se deben sumar la permanente inversión en el Metro, cuyas vías suman más de 100 kilómetros de extensión, y el continuo mejoramiento de las calles por las cuales circulan los cuestionados buses.
Es cierto que en busca de cierta equidad, palabra de moda en tiempos electorales, se han establecido los "fondos espejo", es decir, que el gasto público en el Transantiago sería replicado enviando recursos a regiones, donde la movilización colectiva acusa insuficiencia y deficiencia.
¿Hay un efectivo impacto y oportunidad en la llegada de esos recursos a las regiones?
La respuesta, al menos en la Región de Valparaíso, pareciera ser negativa. Una reciente encuesta de la Fundación Piensa pone muy mala nota al transporte público regional en cuanto a frecuencia y servicios nocturnos, por ejemplo. Y hasta ahora un efectivo mejoramiento de los servicios locales e interurbanos aparece muy lejano, lo cual, como reiteradamente se ha dicho, afecta la calidad de vida de las personas.
Sin embargo, la misma encuesta pone buena nota al servicio de Merval. Pero esa buena calificación no se ha reflejado en insistente demanda de extender el sistema que, pese a calidad, sigue como "pariente pobre" del siempre creciente Metro de Santiago, estancado en su recorrido Puerto-Limache.
La buena noticia es que hoy martes se inicia la venta, en Santiago por cierto, de las bases de la licitación pública para elaborar la ingeniería básica avanzada de las obras civiles y sistemas ferroviarios para la extensión de Metro Valparaíso a Quillota y La Calera. Ese trabajo es fundamental, pero ese llamado significa que las obras, si es que se acometen y pasan del tablero de los ingenieros a la realidad, tardarán años en iniciarse.
Con una mirada desde la región es difícil explicarse tanta tardanza si considera el permanente flujo de recursos que se destina al transporte público de la gran capital, ya sea en subsidios -los señalados US$ 2.331 millones- o en nuevas inversiones en el Metro, que suman mucho más.
Esta mirada desde Valparaíso se puede repetir desde muchas regiones, que exigen equidad en algo tan básico como es el transporte público, cuestión que, seamos majaderos y repetidos, toca la calidad de vida, el día a día de toda la población.