"Nos transformamos en fiscales incómodos a quienes se les marginó progresivamente de las causas que llevábamos"
Carlos Gajardo y Pablo Norambuena
Fiscales del caso Penta argumentaron en una carta su renuncia
"Ha puesto en duda y cuestionado facultades que actualmente tiene el servicio"
— Ernesto Muñoz — Director del Sernac, por fallo del TCNo es el fin del mundo, pero sí es un oportuno y contundente "téngase presente" para todos los sectores de Valparaíso, incluyendo aquellos para quienes el anuncio del Puerto de Gran Escala (PGE) en San Antonio es una lápida sobre esta patrimonial ciudad. Es un llamado a pensar sobre el destino de Valparaíso sin arrogancia ni resignación, pero sí con creatividad y mirada de innovación.
El desánimo es lógico y la búsqueda de culpables es parte del ritual. Se preguntó a los lectores de este Diario si las trabas a proyectos en Valparaíso habrían incidido en la decisión de emplazar ese megapuerto en San Antonio. Un 75% opinó sí.
Es un sentimiento derivado del colapso del mall Barón, de la pérdida de los cruceros, de los avances y retrocesos en permisos de construcción previamente aprobados… En fin, variadas situaciones, casos muy diversos, pero que en resumen terminan en un resultado de "suma cero" en una ciudad que acusa despoblamiento, pobreza, comercio ambulante que oculta desempleo, diversión nocturna amagada por la delincuencia…
También en la línea de las derrotas aparece en peligro el torpedeado Terminal Dos y perdería sentido el nuevo ferrocarril, si bien necesario para el transporte de pasajeros, tiene como principal justificación el transporte de carga para servir al puerto.
(Valparaíso con toda su modernización y eficiencia portuaria olvidó el ferrocarril, error de bulto para un terminal marítimo cuya esencia es la conectividad más allá del borde costero)
Sobre el PGE hay variadas opiniones. Para TPS, principal protagonista de la actividad portuaria de Valparaíso, un megaterminal no es necesario antes del 2030, posición compartida por la Cámara Marítima de Chile y la Asociación Nacional de Agentes de Naves. "Representamos el 100% de las recaladas en el país", afirma Carlos Manterola vicepresidente ejecutivo de los agentes navieros.
Algunos sectores plantean la necesidad de definir una "visión de ciudad", lo cual no significa necesariamente dejar de lado la actividad más fuerte y tradicional de la ciudad, la portuaria. Claro, están como fortalezas el turismo, las universidades, la cultura, materias en las cuales hay que insistir, pero con una visión general dentro del conjunto, cuyo centro sigue siendo en inversión, movimiento y fuente de trabajo el puerto.
Por otro lado, el Puerto de Gran Escala supone también inversión en gran escala. Es bastante más que pavimentar una calle y las decisiones de hoy pueden revertirse mañana. Lo mejor es tomar el anuncio como un desafío, una luz roja, sin pedir ni aceptar caramelitos, pero sí con unidad en busca de oportunidades que, a lo mejor, están al alcance de la mano.
La policía ha aplicado 69 multas por infracción al artículo 68 de su ordenanza, ante acciones de insalubridad, durante todo el día de ayer y una parte del sábado. Por el otro artículo, el 103, que ordena cerrar a una hora competente, a las chinganas y otras casas de diversión se han aplicado también sanciones, en este caso, 25 multas.
El estado de guerra que vive Estados Unidos por la guerra europea implica entre otros la restricción al uso del carbón. Ello afecta al transporte "Angamos", que no cuenta con combustible para integrarse al viaje de retorno con los 6 submarinos que se traerán a Chile. El gobierno ha recurrido a gestiones diplomáticos para conseguirlo.
Sólo a las 14 horas de ayer fue reinaugurada la piscina municipal de 8 Norte en Viña del Mar, luego que estuvo paralizada por dos años. Sin embargo, será entregada al uso del público posteriormente mientras se lleva a cabo el proceso del llenado de agua. Las instalaciones y equipamiento han sido renovados.
Parece ajeno al mundo actual hablar de silencio y reflexión. Como si estuviera impedido por la velocidad del acontecer, por la vorágine que nos envuelve y que cada uno contribuye a expandir, el silencio se nos escapa. Mucho han pensado los sabios, explorado los estudiosos, ejercitado los místicos, para saber sobre el crucial significado que tiene para la persona.
Así, tal vez, estamos cada uno invitados a reflexionar sobre cómo puede alimentar nuestra vida para hacerla más humana; ayudarnos en la comprensión de nuestros ámbitos y circunstancias y apreciar a los otros en las suyas. Si siempre el ser humano se ha hecho la pregunta o ha sufrido la carencia, puede hoy ser más necesario y urgente. El alud que cae de las montañas de la información a través de las plataformas tecnológicas que apenas insinúan su futuro, la pequeña mentira que se hace verdad -pensada o impensadamente- y que sale a borbotones de las bocas ansiosas de contar lo último, el odio y la irresponsabilidad anónima, ahogan el silencio.
Imagino que la pérdida de la posibilidad o la disciplina de cultivarlo nos impide comprendernos mejor mirando nuestra interioridad, perjudica la pacificación del espíritu, no da espacio al soliloquio que nos permite explorar la belleza, nos priva del desarrollo de la empatía para la relación con nuestro prójimo. Probablemente, en el silencio personal descubrimos la prudencia y cómo practicarla en la cotidianeidad. ¿No será el silencio la casa en que se amparan también las mejores y más humanas ideas para la construcción de la sociedad? ¿No será el momento vital para salir dialogando de buena fe? ¿No será para el creyente la llave para abrir la puerta de la conversación con Dios? ¿No será la escuela que da templanza y fortaleza para caminar en medio de los sonidos naturales y en medio de los ruidos de la Torre de Babel? ¿No brotarán en el corazón la fe, la esperanza y la caridad? ¿No verán mejor los ojos y escucharan mejor los oídos pacificados? ¿No se afinarán mejor las notas de la sinfonía de la justicia?
Esta semana hemos tenido una visita especial, cuyos mensajes entregan elementos para la reflexión, cualesquiera sea el grado en que se comparta lo dicho. Podemos comenzar primero desde la interioridad personal que no obliga a posar o estar a la defensiva, sino que ser libre plenamente, domesticando el resentimiento, la resignación o el odio. Relevar los valores más bellos que se anidan en nosotros y que parecen a veces estar dormidos. Así podemos imaginar de qué manera podemos ser parte en la construcción de una nación pacífica, justa, comprensiva, fraternal. Una nación en que compartamos un sentido de lo posible con una mirada larga y no riesgosamente estrecha. Un lugar en que el bien también lo tienen los que son distintos a uno.
Bernardo Donoso
Profesor PUCV