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Detienen a hombre por homicidio de mujer en el "Infinity"

VALPARAÍSO. Todo habría comenzado por un robo. Realizó un disparo mortal.
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En la tarde del domingo 14 de enero, Javiera Paz Cofré Venegas, de 22 años, falleció en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso, tras recibir un impacto de bala en su cabeza en las afueras del pub "Infinity".

Ante esto, la Brigada de Homicidios (BH) de Valparaíso inició una investigación que permitió aclarar qué habría pasado y que ayer logró la detención de un hombre de 30 años, identificado por las iniciales O.A.C.G, quien habría realizado el disparo que dio muerte a la joven.

El subcomisario de la BH, Gabriel Alarcón, explicó que Javiera y sus amigos, quienes estaban de vacaciones en Algarrobo y se trasladaron a Valparaíso para "carretear", establecen una discusión con un sujeto que estaba en un auto, quien quiso arrebatarles un bolso.

El imputado, explicó Alarcón, "se suma a esta discusión y con la finalidad de defender a los sujetos que se encontraban al interior de este vehículo, comienza a amenazar al grupo de jóvenes. De acuerdo a las declaraciones de las víctimas, este sujeto los amenaza con que les va a disparar, lo que genera que estos 4 jóvenes junto a esta mujer se trasladen al vehículo en el cual habían llegado a la región, lo abordan mientras paralelamente este sujeto, el imputado, se devuelve al vehículo, saca un arma de fuego y se dirige rápidamente al vehículo donde están estos muchachos. Efectúa un disparo que, lamentablemente, ingresa por la parte posterior de este vehículo" e impacta a la mujer".

Los peritajes balísticos, según la BH, concuerdan con la bala que dañó a la joven. El hombre fue puesto a disposición del Juzgado de Garantía de Valparaíso por homicidio y quedó en prisión.

"Mi niña sólo escuchó un ruido"

La madre Javiera, María Cecilia Venegas, relató de la misma forma lo ocurrido con su hija. Dijo que los muchachos sólo querían disfrutar y se encontraron con estos sujetos que querían robar. "Se pusieron a forcejear, aparece una camioneta, de ésta le pasan una pistola, él se coloca detrás del auto, escuchan algo de pistola, los niños que iban atrás se alcanzaron a agachar, pero mi niña que iba de copiloto sólo escuchó un ruido", afirmó.

Un no tan lejano 20 de enero de 1838

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Hace exactamente 180 años, el país vivía la incertidumbre de una guerra. A fines de 1836, la vehemencia del Ministro Diego Portales involucró a Chile en el primer conflicto de carácter internacional, después de las guerras de independencia. La unión de Bolivia y Perú en una Confederación era una amenaza para nuestros intereses, aseguraba Portales.

Su empecinamiento le costó la vida un año después. A inicios de junio de 1837, un grupo de oficiales se rebeló contra el Ministro en una sublevación que acabo con su existencia en las alturas del cerro Barón. Su horrible crimen, lejos de disuadir a la población, sirvió de impulso para llevar a cabo la primera expedición, que estuvo bajo el mando del almirante Manuel Blanco Encalada. Sin embargo, su resultado fue desilusionante.

Blanco Encalada partió hacia Arequipa con un ejército, bajo la premisa de que en esa zona existía oposición a la Confederación que dirigía el general boliviano Andrés de Santa Cruz, pero, de la misma forma como se negaban a someterse a un extranjero, se opusieron a ser "liberados" por una fuerza igual de extraña. A esta oposición se sumó la mala suerte: el transporte que se llevaba el material de guerra se hundió en las costas peruanas. A esto hay que agregar que los soldados, la mayoría veteranos de la guerra en el sur, no tenían experiencia en el desierto y varios murieron de sed en la campaña. Antes de que terminara 1837, a Blanco Encalada no le quedó más remedio que firmar un acuerdo con Santa Cruz, el tratado de Paucarpata que, en resumidas cuentas, no era más que una rendición.

Así llegamos a inicios de 1838, hace 180 años. Mientras Blanco Encalada se jactaba del acuerdo, en nuestro país se dividían los bandos en torno al tratado.

Una de las voces más críticas fue, justamente, la de El Mercurio de Valparaíso, en especial, luego de considerar que el gobierno no estaba tomando las medidas suficientes para continuar esta guerra. El 12 de febrero de 1838, en un tono bastante crítico, señalaba el diario: "La ineficiencia, flojedad o ambigüedad de que se califican las medidas tomadas por el actual ministerio para llevar adelante la guerra contra el general Santa Cruz, en los 44 días que han transcurrido desde que fue anulado el tratado de Paucarpata, se interpreta por muchos individuos como un designio deliberado para dar tregua a la exaltación pública, y proponer después medidas pacíficas que fuera de tiempo y ocasión serían probablemente tardías y de paupérrimos resultados".

La respuesta no se hizo esperar. A través de las páginas del diario oficialista, El Araucano: "No tenemos embarazo para asegurar a El Mercurio que sus temores son vagos: que el ejército que volvió del Perú se halla completamente reemplazado". Luego, a través de las autoridades. Un año antes, y frente a un hecho similar, el Gobernador recibió instrucciones de recordar a los editores el importante aporte que hacían a través de las suscripciones y materiales para las columnas. A El Mercurio de Valparaíso no le quedó otra opción que disculparse y justificar sus dichos señalando que no habían sido bien comprendidos.

Una vez que las autoridades lograron alinear a la prensa, se organizó una nueva expedición al mando del general Manuel Bulnes. La zona central fue la preferida para efectuar la recluta. Hombres solteros, entre 18 y 35 años, huían a la cordillera para no ir a pelear al norte. A pesar de la resistencia, se armó una fuerza suficientemente poderosa como para derrotar a la Confederación.

Cerca de cinco mil soldados por parte del "Ejército Restaurador" y seis mil por el de la Confederación se enfrentaron en Yungay un año más tarde, el 20 de enero de 1839. Después de cinco horas de una encarnizada lucha, Chile obtuvo su primera victoria republicana. Valparaíso celebró orgulloso lo que consideraba como un triunfo propio. Unos años más tarde, la plaza Orrego fue bautizada como plaza Victoria con la ingenua ilusión de que gracias a este cambio, nadie se olvidaría de esta gesta.

"La zona central fue la preferida para efectuar la recluta. Hombres solteros, entre 18 y 35 años, huían a la cordillera para no ir a pelear al norte. A pesar de la resistencia, se armó una fuerza suficientemente poderosa como para derrotar a la Confederación."

Doctor en Historia

Facultad de Artes Liberales UAI

Gonzalo Serrano