30 años sin Lukas
Cada primer domingo de febrero, el Valparaíso Sporting Club celebra su tradicional Derby Day, que concita a miles de personas, muchas interesadas en las carreras de caballos, las más, y otras tantas interesadas en pasar un agradable día de fiesta campestre y costumbrista. El domingo 7 de febrero de 1988, por los parlantes del centro hípico Viñamarino, se anunciaba con verdadera congoja, que hacía unos momentos había fallecido el gran dibujante, caricaturista y también entusiasta de la hípica, Renzo Pecchenino, el inolvidable Lukas. En esos momentos estuvo acompañado de su mujer María Teresa Lobos, sus cinco hijos y el apoyo espiritual de monseñor Emilio Tagle. Esa jornada constituiría un momento de inflexión en nuestra alma porteña, partía uno de los hijos más ilustre de Valparaíso, que en una de esas particularidades propia de la ciudad, había nacido en el extranjero.
Parece que fuera ayer cuando veíamos su delgada y alta figura, caminando algo meditabundo por la calle Esmeralda, siempre con cigarro encendido, iba observando el acontecer de "la calle", cómo se dice hoy día, que más tarde estaría impreso en alguno de los tres diarios de la empresa El Mercurio, en los que colaboraba con sus característicos "chistes", que en honor a la verdad, eran más una verdadera reflexión y crítica social, que simple distracción humorística.
Muy joven había comenzado en el arte del dibujo y la caricatura, primeramente en el ya desaparecido diario La Unión, para luego sumarse a esta casa periodística, dónde estaría hasta el final de sus días, para el cual dejó una emocionante viñeta de despedida, que aun estremece a muchos al verla en el museo que hoy guarda su obra y legado.
Poco tiempo más tarde de su partida, un grupo de personas crea la Fundación Lukas, para albergar su obra, ponerla en valor y mantenerla vigente. Este último objetivo no ha sido muy difícil, por cuanto la obra de Pecchenino, por alguna razón no pierde vigencia, es más, a veces parece que fuera hoy el momento captado hace décadas por el ojo agudo e irónico de Lukas.
La historiadora Eugenia Garrido ha dicho de su partida: "nos hemos acostumbrado a su muerte, pero no a su ausencia", lo que es claramente cierto, cuanta falta nos hace Lukas para alegrarnos el alma, para agudizar la mirada y querer más y mejor a nuestra ciudad. Él habría tenido una palabra y una opinión, para cada momento en que parece se nos olvidara que Valparaíso lo merece todo y siempre está primero. Con su fino sello nos haría reflexionar en el valor de este puerto que él amó con profundidad.
De seguro el amable don Memorario y su fiel amigo Florencio Aldunate, hoy caminan al panteón del cerro Cárcel a rendirle un sentido homenaje, el mismo al cual queremos sumarnos desde esta ciudad que fuera su pasión.
Rafael Torres
Presidente Red de Museos