Tiene razón el alcalde de Valparaíso al insistir en que "la vivienda como derecho debe dejar de ser una consigna". Hay que pasar del discurso a la acción, reconociendo que todos los gobiernos desde hace décadas han tratado de acometer el tema, sin lograr soluciones integrales.
Pero las soluciones no pueden ser generales, sino que deben ser específicas de acuerdo a las características de los grupos que se quiere atender y también de los lugares en los cuales se intenta intervenir. Cada grupo y cada lugar tienen características propias.
Y es el caso de Valparaíso, con paulatina despoblación, con sectores de bajos ingresos, con daño masivo por incendios, terremotos o inundaciones y con una caprichosa topografía.
Por eso es oportuna la propuesta que Jorge Sharp presentará al Presidente de la República Sebastián Piñera. Tiene sentido, en primer lugar, la idea de un "banco de terrenos", inventario de los espacios disponibles para el desarrollo habitacional. A simple vista hay muchos, tanto en el plan como en los cerros. Es fundamental en ese trabajo identificar las características de cada lugar, sus ventajas y riesgos, desechando, derechamente, aquellos donde existen peligros que los hacen incompatibles con la vivienda.
Lugares con plena urbanización y con baja utilización, caso concreto El Almendral, encierran una oportunidad que debe ser aprovechada. Ya en los años 60 del siglo pasado en Viña del Mar, la Municipalidad, alcaldía de Juan Andueza, inició la tarea de aprovechar terrenos céntricos con bajo uso. Así se creó la Vicormu que desarrolló un importante proyecto habitacional en altura en pleno centro, en terrenos donde se ubicaba un viejo edificio consumido por un incendio.
En posible también reciclar antiguas edificaciones, muchas de calidad, que darían solución al problema habitacional de grupos de menores ingresos. Otra fórmula, espontánea, tan vieja como Valparaíso, es la autoconstrucción, que necesariamente exige asistencia profesional en cuanto ejecución y ubicación.
Lo anterior, como lo postula el jefe comunal, requiere subsidio estatal y créditos blancos, ello de acuerdo a los costos reales acordes con las dificultades propias de la ciudad.
Toda esta propuesta habitacional tiene el mérito de ser una iniciativa local basada en realidades de terreno y que busca prevenir masivos problemas recurrentes que no pueden ser pasados por alto, como los incendios que han dejado a cientos de familias sin casa.
Y se debe destacar, finalmente, el espíritu de colaboración con el Gobierno, más allá de diferencias ideológicas, que muestra el alcalde de Valparaíso para hacer realidad el tan proclamado derecho básico a una vivienda digna.