"Los gobiernos deben gobernar hasta el último día, con responsabilidad"
Marcelo Díaz
Diputado electo, a raíz de la polémica por los compromisos del FNDR
"La regla general en Chile es que tú no puedes cultivar cannabis"
Claudio Uribe — Fiscal se refiere a detención de mujer que ocupaba la droga como medicina
Es un hecho singular que tras los desfiles de los batallones cívicos en la esplanada de Playa Ancha, en la revista que se hizo a los militares, haya habido mucho entusiasmo en los espectadores. Sin embargo, la policía debió actuar ante desórdenes de ebrios y se detuvo nada menos que a 26 personas, entre damas y varones.
El vapor norteamericano "Kentra" de Estados Unidos, encalló ayer en el sur, en un punto denominado Coliumo, cercano de la costa a Coronel. Acudieron en ayuda de la nave, el crucero "Esmeralda" y el escampavía "Porvenir". La tripulación del vapor, de 43 personas, fue rescatada y se espera salvar la carga que llevaba.
Un decreto de expulsión para los cinco hombres, tres cubanos y dos bolivianos, que llegaron a Chile como el último resto de las guerrillas que en Bolivia encabezó Ernesto "Che" Guevara, fue dictado ayer por el Ministerio del Interior, horas después que el grupo fue traído en avión militar desde Iquique a Santiago.
En una demostración de sentido común, que como se sabe no es el más común de los sentidos, la mayoría de los estudiantes de la Región que este año se suman a la gratuidad ha preferido carreras técnicas. De 10.994 beneficiados que ingresan a la educación superior, 6.503 se han matriculado en institutos profesionales (IP) o centros de formación técnica (CFT). En el país, los jóvenes que este año se suman a la gratuidad son 99.473, y en ellos también se advierte una tendencia mayoritaria hacia esa línea docente.
Estas decisiones, positivas, tienen dos aspectos básicos. Por una parte, familias de bajos recursos logran que algunos de sus integrantes realicen estudios superiores y, por otra, es la sociedad en general la que se beneficia con la incorporación al mundo del trabajo de elementos con preparación técnico profesional de calidad.
Y en un mundo donde la tecnología es protagonista, esos nuevos contingentes sitúan al país en mejores condiciones de competitividad. Ello significa que nuestras producciones mineras, agrícolas o pesqueras y también nuestras ofertas de servicios, pueden subir de nivel con valores agregados para incorporarse en los mercados nacionales o internacionales.
Pero una cosa es la gratuidad y dentro de ellas el interés por los estudios técnicos y otra fundamental es la calidad de la docencia que entregan los centros de formación. Esa es una materia que siempre ha estado presente en todos los niveles del ámbito educacional, pero que debe mirarse con particular atención cuando se están inyectando elevadas cantidades de recursos públicos a la educación superior.
En el uso de esos recursos hay responsabilidades institucionales y también personales, pues la gratuidad, junto con entregar oportunidades, exige también esfuerzos de quienes reciben los beneficios y una tarea permanente de perfeccionamiento e innovación de quienes entregan docencia.
Otro aspecto de la formación técnica, con o sin gratuidad, es la necesidad de incluir en sus contenidos valores éticos y, además, motivar al estudiante para recorrer caminos propios con emprendimientos donde lo esencial no es el gran capital, sino que la creatividad y la asociatividad.
La formación técnica en nuestro país, a la inversa de lo que se advierte en otras latitudes y culturas, no siempre ha sido bien apreciada, pese a que existen iniciativas pioneras como la Escuela de Artes y Oficios, hoy Universidad Técnica del Estado, y en nuestra zona la Universidad Técnica Federico Santa María, de reconocido prestigio.
Sin embargo ahora, como se advierte en la señalada preferencia, aparece una nueva realidad en sintonía con los desafíos de este siglo XXI.
Ante la asunción de otras autoridades políticas es legítimo demandar de quienes dejan el gobierno no solo que respeten los procedimientos de instalación institucional. Lo más relevante para el fortalecimiento constante de la democracia es que a ello sumen un sentido cívico constructivo de compromiso con la mejor tradición republicana, pues al actuar de este modo enaltecerán la política y su propio desempeño público.
Esto debe traducirse en que más allá de la sujeción a las normas legales y formalidades propias de un sistema democrático, quienes se disponen a ser la futura oposición no interpreten de manera abusiva las atribuciones que detentan con el propósito de limitar el desempeño del futuro gobierno. Por el contrario, lo exigible conforme a la cultura democrática es que quienes ahora entregan sus cargos contribuyan para que los que asumen puedan continuar oportunamente con las funciones públicas que les corresponden. Este mismo deber se extiende para todos los ciudadanos, al margen de que simpaticemos o no con las opciones ideológicas que representan las nuevas autoridades.
Tales preceptos no son meras recomendaciones de buen vivir ni son comportamientos optativos en el juego limpio de la convivencia política, incluso en el caso que la contraparte no haya tenido la conducta recíproca. Son principios vinculantes para todo demócrata consecuente. Tales deberes serán siempre para él un componente sustantivo, ético y político a la vez, no solo porque su infracción equivale a la negación moral del otro, sino porque su mayor fuerza puede ser que estos principios se conviertan en la regla ética universal o de más legitimación social ante toda forma de poder. Pero, además, son genuinos deberes para quienes declaran convicciones republicanas porque la democracia no es solo un procedimiento jurídico y formal. Es también un ethos social y cultural, una idiosincrasia que se construye por largo tiempo, y que en el ámbito de la acción política supone renunciar a las ventajas y oportunismos de corto plazo, aun cuando respondan a propósitos colectivos y válidos desde una determinada coalición o ideales sociales.
La más sabia estrategia de todo demócrata, a mi juicio, debe consistir en lograr que avancen cada día ante toda la ciudadanía las razones de legitimidad de las formas y las virtudes cívicas necesarias para la democracia y el republicanismo. Un Ejemplo valioso de estas es ciertamente dar testimonio permanente de lealtad cívica con los adversarios. Nada de lo señalado es incompatible con la sagacidad política que en democracia deben desplegar los partidos de la oposición, cualquiera sea el signo ideológico que tengan. No se trata de ingenuidad ni candidez, cada vez que hacemos pedagogía social y damos testimonio público ante la ciudadanía de auténtica fidelidad con tales virtudes, en esa misma medida pierden terreno los políticos aviesos y las componendas espurias. Junto con ello también pierden fuerzas las diferencias de poder y la mendacidad que tanto les sirve.
Aldo Valle
Rector Universidad de Valparaíso