Aproximación al nuevo intendente
La designación de Jorge Martínez para liderar la Región de Valparaíso debe ser leída con detenimiento y consideración. En términos político- partidistas, claro está que la imposición de Martínez es lo más lejano a una victoria para el senador Chahuán y que, pese a las simpatías que concita, hace tiempo que dejó de pertenecer al ADN del partido.
La designación del licenciado en Derecho Jorge Martínez Durán como nuevo intendente de la Región de Valparaíso por parte del Presidente electo Sebastián Piñera tiene -como casi todo en estas lides- varias lecturas posibles.
La primera, la más básica y equivocada, es que por haber liderado la Cámara Regional de Comercio y la Fundación P!ensa como director ejecutivo, Martínez forma parte de la claque del empresariado local. El hombre, por mucho, ha demostrado su más completa independencia y compromiso con la Región, además de una transversalidad pocas veces vista. Para pocos es un secreto que el principal fantasma del piñerismo, el alcalde Jorge Sharp y su ambicioso y desbordante Frente Amplio, ven con buenos ojos su nombramiento en el piso 19.
La segunda, quizás un tanto más cercana al espíritu de su designación, es su consabida chapa de "hacedor". Dueño de una potencia y motivación sin par, quien haya escuchado alguna vez de su boca cómo consiguió transformar ese antro de basura y drogas que era el Edificio Cousiño, conocido por motivos literales como "La Ratonera", en la actual sede del DUOC de Valparaíso, bien entenderá que para Martínez no hay pero que valga a la hora de trabajar y conseguir avances para la Región. Su propio involucramiento en la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización, como también su marcada buena relación con los jefes comunales (de hecho, tampoco es un misterio su cercanía al paladín de la centroizquierda regional, el alcalde de Quilpué, Mauricio Viñambres, con quien coincidió en el Congreso a contar del año 1990, uno como asesor de Jaime Guzmán; el otro, de José Antonio Viera-Gallo) dan pie para pensar en que conseguirá "domar el caballo" en el año y nueve meses que tendrá antes de que deba renunciar -en el caso que postule- para presentarse al nuevo cargo de gobernador regional.
En términos netamente político-partidistas, claro está que la imposición de Martínez es lo más lejano a una victoria para el senador Francisco Chahuán -primera mayoría nacional para la Cámara Alta- y que, pese a las simpatías que pueda concitar en la UDI (la diputada María José Hoffmann y el propio futuro ministro del Interior, Andrés Chadwick), hace tiempo que dejó de pertenecer al ADN del partido, más aún tras el grueso error gremialista de haber privilegiado la candidatura del exconcejal Jaime Barrientos por sobre la suya para las elecciones parlamentarias del año 2013. Por lo mismo, se entendía perfectamente e incluso se ha defendido en estas páginas su independencia.
¿Cómo se explica, entonces, su afiliación a RN veinte días antes de su nombramiento? Eso, claro está, deberá aclararlo él, aunque hasta el minuto suena más a negociación y exigencia del partido que a convergencia ideológica.