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En todo el mundo brindaron un último adiós al científico stephen hawking

DESPEDIDA. Políticos, artistas, científicos y religiosos, de manera transversal, ensalzaron al astrofísico británico, quien falleció en la madrugada de ayer. Además de hacer accesible la ciencia a la población general, sentó las bases de la cosmología moderna.
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El mundo, principalmente el de la ciencia, despidió ayer a una de sus figuras más carismáticas de las últimas décadas, el físico británico Stephen Hawking, quien contribuyó a establecer las bases de la cosmología moderna y se convirtió en un ícono de la cultura popular.

Hawking murió en la madrugada de ayer, en su residencia de Cambridge, en Inglaterra, con 76 años, a pesar de que en 1963 le diagnosticaron una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) por la que los médicos no pensaban que viviera más allá de dos años.

La Primera Ministra británica, Theresa May, lamentó la pérdida de una "mente extraordinaria" y algunos de los investigadores más relevantes del Reino Unido, como el astrofísico Martin Rees -su antiguo compañero de universidad-, elogiaron su talento científico y la fuerza de voluntad que dominó su vida.

La Premier aún no ha anunciado homenajes póstumos, mientras que la familia de Hawking, según medios británicos, sigue decidiendo dónde sepultar al genio.

La voz robótica del sintetizador con el que Hawking se vio obligado a comunicarse a partir de 1985 y su figura inmóvil en una silla de ruedas aparecieron en multitud de programas y series de televisión, como "Los Simpson", "Star Trek" y "The Big Bang Theory". Su salto a la fama lo había propiciado el libro "A Brief History of Time", en el que, en 1988, explicó en un lenguaje accesible los últimos descubrimientos sobre la naturaleza de los agujeros negros y el origen del Universo, campos de los que él mismo había sentado las bases matemáticas.

Su faceta mediática eclipsó en ocasiones su trabajo científico de primer orden, que entre otros logros llevó a demostrar que el Universo entero procede de un punto infinitamente pequeño, una singularidad, lo que dio un nuevo respaldo a la teoría del Big Bang, formulada décadas antes.

Hawking descubrió que los agujeros negros no son objetos completamente inaccesibles de los que nada puede escapar, como pensaban los físicos hasta entonces, sino que irradian calor y, con suficiente tiempo, acabarían evaporándose y desapareciendo.

La existencia de esas emisiones, bautizadas como radiación de Hawking, dio un vuelco al campo de la cosmología, al que el científico contribuyó a lo largo de su vida con más de 150 trabajos académicos.

El físico británico, nacido el 8 de enero de 1942 en Oxford, publicó sus descubrimientos tras doctorarse en la Universidad de Cambridge, en la que llegó a ocupar durante tres décadas la codiciada cátedra Lucasiana de Matemáticas, la misma que Isaac Newton.

El joven Hawking no sobresalió en el colegio ni tampoco en sus primeros años de universidad, en los que demostró una inteligencia excepcional para las matemáticas, pero no se preocupó por cosechar un currículum brillante.

Cuando los médicos le dieron dos años de vida, a los 21, pasó varias semanas encerrado en su habitación escuchando música de Wagner y bebiendo alcohol, hasta que tomó la determinación de continuar con sus investigaciones hasta que la salud se lo permitiera.