Putin advierte que nuevos ataques en Siria generarían un "caos" internacional
CRISIS. La Casa Blanca informó que no retirará sus tropas del país hasta que cumpla sus objetivos y dio a conocer que anunciará nuevas sanciones contra Rusia por su apoyo al régimen de Bashar al Assad.
Un "caos" internacional advirtió ayer el Presidente ruso Vladimir Putin, que originaría el lanzamiento de nuevos ataques por parte de Estados Unidos y sus aliados contra Siria.
Según informó el Kremlin, durante una conversación telefónica con el Presidente iraní, Hassan Rohani, Putin le dijo que nuevas acciones militares en Siria, que para Rusia violan la Carta de las Naciones Unidas continúan, harían peligrar gravemente las relaciones internacionales.
La conversación entre los principales aliados del Gobierno sirio se produjo por iniciativa de Teherán, que el sábado condenó el ataque conjunto de Estados Unidos, Francia y Reino Unido en respuesta al presunto uso de armas químicas en Duma por parte del régimen de Al Asad el pasado 7 de abril.
Algo que los tres países aliados aseguran que sí ocurrió y que ha sido negado por el Gobierno sirio y por Rusia.
El comunicado del Kremlin, señala que los mandatarios consideran que los ataques dañaron gravemente la evolución política en Siria.
Por otro lado, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, adelantó que Washington impondrá nuevas sanciones económicas a Rusia, que serán anunciadas hoy por el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.
Según detalló la diplomática en una entrevista con el canal estadounidense CBS, serán sanciones contra empresas que fabriquen productos relacionados con Al Assad o con el uso de armas químicas.
En otra entrevista con Fox News, Haley dijo que es un problema que Rusia siga apostando por los aliados equivocados y criticó el papel de ese país en el conflicto de Ucrania y por su colaboración con Irán.
En la misma entrevista, la embajadora ante la ONU afirmó que EE.UU. no sacará sus tropas de Siria hasta que hayan cumplido sus objetivos y enumeró tres: garantizar que no se usen armas químicas de cualquier forma que represente un riesgo para los intereses de los EE.UU, que el Estado Islámico sea derrotado y que haya se vigilen los movimientos de Irán.
Haley sostuvo que el objetivo de su país es "ver a las tropas estadounidenses regresar a casa, pero no vamos a irnos hasta que sepamos que lo hemos logrado",
Francia, en tanto, quiere intentar desactivar el conflicto sirio con una nueva resolución ante la ONU, según informaron ayer fuentes diplomáticas en Nueva York. El Gobierno de Emmanuel Macron quiere que la resolución incluya el fin demostrable del programa de armas químicas sirio y que se aclare quién fue responsable de los ataques químicos en el país.
La resolución también contemplará un alto al fuego y el acceso de ayuda humanitaria, para allanar el camino a una solución política del conflicto. El otro punto fundamental es la derrota del Estado Islámico (EI) en Siria.
Las conversaciones al respecto comenzarán hoy, aunque no está claro cuándo se votará la resolución en la ONU. Tras el fracaso de las votaciones de varios borradores de resolución sobre Siria en los últimos días, los miembros del Consejo de Seguridad podrían tomarse esta vez más tiempo para tener más probabilidades de éxito.
El Gobierno galo quiere impulsar su iniciativa diplomática también entre los ministros de Exteriores de la Unión Europea, para lo que aprovechará la reunión de que se celebrará hoy en Luxemburgo.
El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, en tanto, explicó que el Gobierno germano utilizará sus canales con Rusia para intentar que Moscú tenga una postura constructiva.
Siria: El seguimiento será clave
Los ataques a objetivos sirios no están dirigidos a terminar con el régimen de Bashar al-Assad, aunque hace casi siete años que Estados Unidos le pidió a ese régimen y a su líder que se apartaran. Para derribar a esa familia asesina y a su entorno se requeriría una campaña militar mucho más sostenida y que incluyera un robusto componente de combate terrestre. Ese no es el objetivo estadounidense.
Aunque estos asaltos dejen a Assad con el título de Presidente de la República Árabe de Siria, tienen potencial para hacer un bien significativo. Todo depende, sin embargo, de lo que venga después. Si el seguimiento se queda corto, como ocurrió hace un año, la actual ronda de ruido y furia no significará nada.
Hace un año, Estados Unidos reprendió fuertemente después de una atrocidad química del régimen de Assad. El objetivo, en ese entonces, fue castigar una forma de asesinato en masa particularmente atroz y disuadirlo de que ocurriera otra vez.
Independiente del castigo que se causó, con misiles cruceros que impactaron en una base aérea del régimen, la disuasión fue muy decepcionante desde el principio. De alguna forma Estados Unidos le había dado a Rusia y a su cliente la idea que el asalto había sido un gesto de una sola vez y vinculado con el uso, por parte de Assad, del agente nervioso sarín: el mismo componente tóxico y mortal utilizado contra niños y padres en agosto del 2013.
Poco después del ataque estadounidense de abril de 2017, Assad concluyó -parece que acuciosamente- que contaba con una luz verde brillante para hacer lo que deseara con civiles indefensos y, en la medida que no se trata de sarín, con cualquier cosa que deseara. Obviamente, esta no fue la intención de Washington. Pero puede también haber sido.
Con el tiempo, el gobierno de Trump vio con creciente horror cómo inadvertidamente había hecho pedazos su propia disuasión. Hace pocos meses, en la Conferencia de Seguridad de Munich, el entonces Asesor de Seguridad Nacional, el teniente general H.R. McMaster, reconoció que Estados Unidos buscó disuadir al régimen de Assad de usar químicos, pero que el uso por parte de Assad de cloro gaseoso como arma para aterrorizar e inhabilitar a civiles se había convertido en un lugar común.
En verdad parece que, en días recientes, Assad concluyó que podía aterrorizar Douma, un suburbio de Damasco, hasta la sumisión. Lo hizo con un obvio sentido de impunidad, al pensar que podía asumir el golpe si era necesario, hacer una levantina personificación de Churchill y retornar a su negocio habitual. Esto, mientras Washington se felicitaba por actuar.
No hay educación en la segunda patada de una mula. Esta vez Washington debe dejarle claro al Kremlin que el tema es el asesinato en masa a cargo de terroristas de Estado; que el arma asesina en sí no es el crimen. Si Rusia se convence de que el retorno de Assad al homicidio en masa causará que Estados Unidos retorne militarmente a Siria cuándo y dónde lo estime, entonces puede que esta última ronda de represalia persuada a algunos en el círculo de Assad de que un final negociado a la violencia y una transición política mutuamente acordada son los mejores caminos a seguir. A lo mínimo -siempre que no haya engaño- se puede establecer una disuasión creíble.
Cualquier cosa que se quede corta en materia de un seguimiento diplomático decisivo hará que este asalto sea el más vacío de sentido de los gestos. Si Assad permanece libre para permitirse el homicidio en masa, Washington estará otra vez inadvertidamente trazando una línea roja sobre el uso de gas sarín mientras hace destellar una luz verde para todo lo demás. La abominación humanitaria que resulte continuará hinchándose, con consecuencias demográficas para los aliados y amigos de Estados Unidos en la región y más allá.
El seguimiento es todo, a menos que sea nada.
Frederic C. Hof
Assad acusa campaña de mentiras
El Presidente sirio, Bashar al Asad, denunció ayer una "campaña de falacias y mentiras" contra su país por parte de EE.UU, Francia y el Reino Unido ante el Consejo de Seguridad de la ONU. "La agresión tripartita con cohetes contra Siria estuvo acompañada de una campaña de falacias y mentiras en el Consejo de Seguridad por parte de los mismos países agresores contra Siria y Rusia", dijo el Mandatario sirio durante una reunión en Damasco con diputados rusos.
La ofensiva siria tuvo tal precisión, que la única forma que tuvieron los medios falaces de menospreciarla fue mi uso de 'misión cumplida'".
Donald Trump, Presidente de Estados Unidos.
*Investigador senior del Centro para Medio Oriente Rafik Hariri, del Atlantic Council (EE.UU). Esta columna fue publicada originalmente en el blog New Atlanticist.